Maradona se reencontró en Túnez con el árbitro que se «tragó» la mano más sagrada de la historia del fútbol, le pidió perdón y le regaló una camiseta dedicada especialmente para él
19 ago 2015 . Actualizado a las 09:25 h.El partido que enfrentó a Argentina e Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México 86 pasó a la historia como una de las mejores actuaciones de Diego Armando Maradona. Solo un personaje como El Pelusa podía transformar una trampa en elogios hacia su divinidad. Esa mano de Dios es se convirtió en la infracción más famosa de la historia del balompié y no solo sirvió para decantar la balanza en ese choque contra los ingleses, sino que fue el golpe de efecto que terminaría por hacer que la copa viajara a Argentina. Porque si Ben Nasser no fue capaz de ver esa mano, significaba que Dios jugaba con la albiceleste.
No obstante, 29 años después de ese partido que supuso la coronación del, para muchos, mejor futbolista de la historia, el crack argentino ha querido disculparse. Maradona ha aprovechado su viaje a Túnez para visitar a Ben Nasser, el otro protagonista de la mano divina. Ninguno de los ingleses presentes en el estadio azteca ese 22 de junio de 1986 podían creerse que el árbitro tunecino se hubiera tragado esa mano. Pero lo cierto es que Nasser aseguró no haber visto nada y, tras el fallo en el despeje de Steve Hodge, la mano de Diego, escondida tras su cabeza, apuntó al cielo de Ciudad de México para impulsar el balón hasta el fondo de las mallas. 51 minutos de juego, Argentina se adelantaba el marcador de un partido con sabor a revancha tras su derrota en la Guerra de las Malvinas.
«Este fin de semana estuve en Túnez y tuve un reencuentro muy emotivo con Alí Ben Nasser, el árbitro del partido contra Inglaterra, en México 1986. Yo le regalé una camiseta de Argentina y él me obsequió con una fotografía de aquel encuentro. Mi dedicatoria: 'Para Alí, mi amigo eterno'», así informó de su encuentro Maradona en su cuenta personal de Facebook. Diego también quiso pedirle perdón por lo ocurrido hace casi 30 años: «Te presento mis disculpas señor Ben Nasser. Ese gol lo marqué gracias a la mano de Dios», sentenció el astro.
Parece que la concesión de este perdón era el único elemento que faltaba para sellar uno de los capítulos clave de la historia del deporte rey. Pero ese episodio no solo estuvo marcado por la famosa infracción. De hecho, si un nuevo tanto del 10 no hubiese subido al marcador, la albiceleste no hubiera alcanzado las semifinales de ese campeonato. Minutos más tarde, era Diego el encargado de sentenciar el encuentro con un gol que pasó a los anales de la historia. Fue el conocido posteriormente como Gol del Siglo. El pelusa recibió el balón en su propio campo y comenzó a eludir jugadores ingleses, llegó a driblar hasta a seis, para plantarse frente al guardameta británico, Peter Shilton, y dejarlo también plantado en el suelo arrastrando el balón con su zurda lejos del alcance del inglés.
Maradona perforó por segunda vez la portería británica, no sin antes recibir una dura entrada de Terry Butcher en su intento desesperado de detener el esférico. «Su patada casi me rompe el tobillo, pero era tan grande la alegría de ese gol que ni siquiera me dolió», declaraba Diego recordando su hazaña para la ESPN. El dolor no significaba nada. Su malherido tobillo en esa noche de verano ya se había encargado de escribir la historia varias horas antes.