La Premier, diez jornadas después

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Jason Cairnduff | REUTERS

El Arsenal y el West Ham se salvan del ramplón arranque liguero en Inglaterra

26 oct 2015 . Actualizado a las 09:58 h.

Explotó Mourinho y marcó Andy Carroll. El derbi de Londres (uno de tantos) fue de lo cotidiano a lo extraordinario para aliviar el gatillazo de Manchester y salvar el fin de semana de Premier. Un día antes de que el United y el City montaran el peor partido de la temporada en Inglaterra, el West Ham y el Chelsea elevaron un poco la temperatura de una competición que ha arrancado con poco gas. Los grandes no han justificado todavía sus enormes inversiones veraniegas y son rebeldes como los hammers o el Leicester de Vardy quienes agitan un curso tan extraño que hasta el Arsenal ha llegado colíder a la jornada diez.

La imagen del despilfarro

Trescientos millones para no tirar a puerta. El City de Pellegrini se convirtió en el principal inversor del último mercado de fichajes. En la lista de las diez adquisiciones más caras en Inglaterra, De Bruyne y Sterling ocupan los dos primeros puestos mientras que Otamendi aparece quinto. Martial, Schneiderlin y Depay son tercero, séptimo y noveno, respectivamente. Los tres llegaron para apuntalar al United de Van Gaal. Entre todos no chutaron una sola vez a puerta en el gran derbi del noroeste (Depay ni siquiera saltó al campo). Un disparo al larguero de Lingard (canterano de los diablos rojos) en el minuto 84 fue el único chispazo del duelo en la cumbre de la Premier.

Al City le faltaban Silva y Agüero, y su técnico se escudó en las bajas para poblar de músculo una medular sin ningún talento. En los locales, ni Herrera ni Mata tuvieron trascendencia alguna. Abundaron las imprecisiones, y los bostezos, y los de Pellegrini se salieron con la suya: un triste empate para conservar el liderato.

Un impredecible arsenal

Cazorla y Alexis acompañan la resurrección de Özil. «Mejor que hablar de él, prefiero verlo jugar». A los 66, Wenger parece haber conseguido algo con pinta de imposible. Convertir a Özill en un líder, dotar de consistencia al genial futbolista alemán. En torno a él ha resurgido ese Arsenal de buen ver acostumbrado a funcionar a ratos, como su mediapunta. Para ello, los londinenses han debido superar un inicio calamitoso en su estadio (derrota y empate) y sacarle además todo el partido a Cazorla y Alexis Sánchez. El chileno marcha segundo en la tabla de goleadores con seis tantos.

La victoria del sábado frente al Everton y, especialmente, los recientes triunfos ante el United (3-0) y el Bayern (2-0, en Champions) hacen pensar en que los gunners puedan aspirar, esta vez sí, al título. Un trofeo que no levantan desde hace doce años y con el que Wenger coronaría su palmarés ahora que vuelve a barajarse su retirada. Curiosamente, los del Emirates, con tres españoles en su once tipo (Monreal, Bellerin y Cazorla), apenas han invertido en refuerzos. Cech, a altísimo nivel bajo palos, ha sido su principal contratación.

Mourinho, en su salsa

Inglaterra se cansa del jefe de un Chelsea a la deriva. El veterano portero checo prefirió cambiar de barrio a resignarse a vivir a la sombra de Courtois. Saltó a tiempo de un barco a la deriva. En la sexta jornada volvió a Stanford Bridge para sufrir una dolorosa derrota junto a su nuevo equipo. Aunque aquello quedó en un doble espejismo: tras el encuentro, el Arsenal recuperó el rumbo y el Chelsea prosiguió con su naufragio amenizado por el repertorio de desplantes y excusas de su técnico. Mourinho sigue fiel a su personaje y ya ha revisitado los clásicos de su carrera. Con los blues en el puesto 15 tras cinco encuentros perdidos por tres únicos triunfos, el entrenador ha señalado por turnos a la falta de fichajes (Pedro fue la adquisición más notable del último campeón), al pésimo rendimiento de varios jugadores, a la competición y, por supuesto, a los árbitros. El colegiado (que anuló un tanto legal a Fábregas y echó a Matic) fue el perfecto culpable para Mou -quien también fue expulsado, junto a Silvino Louro, y se negó a comparecer ante los medios en sala de prensa- en la derrota sabatina frente al West Ham.

Lo cierto es que el portugués dirige (porque se ha negado a irse, pese al descontento general con su gestión) un equipo tan plano como sobrado de recursos.

Alternativa «hammer»

Invictos frente a los grandes. Fue la última víctima de unos hammers aupados a la tercera plaza tras un formidable arranque liguero en el que también han derrotado al City, al Arsenal y a un Liverpool que optó por un relevo en el banquillo hace dos jornadas. De momento, el carismático Klopp solo ha sabido empatar al frente de unos reds que tienen pinta de haberse resignado a una campaña de transición. Todo lo contrario al grupo de Upton Park, decidido a estirar su condición de sorpresa, al igual que el Leicester de Jamie Vardy, que ha explotado como goleador a los 28 y lidera con diez dianas la tabla de cañoneros.