«El éxito sin honor es el mayor de los fracasos»

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

DEPORTES

13 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos frases de Vicente del Bosque bastan para definir el perfil de un entrenador que ha ganado mucho y presumido poco. «El éxito sin honor es el mayor de los fracasos» es una de sus máximas. Otra dice que «un buen jugador gana un partido, un buen equipo gana cinco». Y la firma quien ha dirigido a varios de los mejores futbolistas del mundo.

Si uno echa la vista atrás en el banquillo del Real Madrid, encuentra que Miguel Muñoz es el que enlazó más temporadas seguidas, catorce. Y a continuación aparece Del Bosque, con cuatro. Y no fueron más porque al club no le bastaba con un técnico ganador, no quería un «perfil bajo» al frente de un plantel «galáctico». Jorge Valdano, a quien le tocó hacer frente a la desagradable lidia de comunicarle el cambio, comentaba años más tarde: «A Del Bosque no le faltaban poderes de líder. El es uno, discreto. Pero en el 2003 se entendió que estaba desgastado en el tiempo, ya llevaba cuatro años, uno de los entrenadores que más ha durado en las últimas décadas, y decidimos el cambio, quizás con precipitación».

Sin duda, ha acreditado ser un tipo discreto, de los que siempre deja los focos para los futbolistas. Y ha demostrado que para llevar las riendas no hace falta dar voces ni vanagloriarse ni vestir corbata. Lo ganó todo con el Madrid. Después, con la selección, supo gestionar la herencia de Luis Aragonés sin romper nada. Conquistó el Mundial de Sudáfrica y otra Eurocopa, con un 4-0 ante Italia en una final extraordinaria. La decepción llegó en Brasil, porque no se puede ganar siempre. Y también ahí exhibió calma y saber estar. Supo ganar, supo perder y, tanto si repite triunfos como si no, en el tiempo que le quede en la selección, pasará a la historia como un entrenador reflexivo y flemático. Un ganador tan mesurado que perece que no hubiese ganado nada.