Quedó visto para sentencia el juicio por los estatutos a la carta que Florentino Pérez sacó adelante en el Real Madrid con la intención (él lo explica de otra forma) de blindarse en el puesto de presidente blanco e irse cuando le venga en gana.
En el mismo, a algunos les sorprendió la postura de la Fiscalía que viene a defender las tesis del presidente blanco, justo el mismo día en que Mariano Rajoy le echaba un capote desde su faceta de comentarista deportivo radiofónico del pasado miércoles. La opinión de la fiscal no es vinculante para la jueza del caso, si bien puede tener un peso importante. Sostiene la fiscal que los estatutos fueron modificados legalmente y que con la cláusula temporal de los veinte años son muchos miles los que se pueden presentar a la presidencia. Con respecto a la condición del aval bancario del 15 por ciento del presupuesto, la Fiscalía sostiene que sirve para «garantizar la solvencia exigida». El hecho de que la suma de las dos cláusulas signifique que de facto el Madrid queda en manos de Florentino Pérez, no le ha merecido opinión alguna a Carmen Marticorena, la fiscal.
Lo de los estatutos, nos es más que un eslabón de una cadena de disparates, chapuzas, nefastas gestiones y una continua degradación de la imagen del Madrid, por gentileza de su presidente, «a quien dios guarde muchos años en el cargo», dicen en Barcelona.
Pero si finalmente la jueza estima que los estatutos se han modificado legalmente y que ahí deben quedar, se habrá consumado que el Real Madrid pasará a ser la república bananera de Florentino Pérez. Una pena, porque este club no se merece un secuestro semejante.