El baile en el Real Madrid continúa al son de Zinedine Zidane, el marsellés

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

GERARD JULIEN | AFP

Zidane aterriza en un banquillo desquiciado con un currículo tan brillante de jugador como vacuo de técnico

05 ene 2016 . Actualizado a las 15:00 h.

Zizou arriesga el mito. Otra vez. Si para muchos, el epílogo a su carrera futbolística fue un feo cabezazo que arrojó por los suelos una trayectoria impecable con el balón en los pies, Zinedine Zidane (Marsella, 1972) apostó ayer contra el diablo. A cambio de poner sobre la mesa su trabajado asiento en el Olimpo madridista, Florentino Pérez le brindó la oportunidad de quemarse en la eléctrica silla del primer equipo del Real Madrid. La figura de Zidane, con raíces bereberes en la Cabilia (como Benzemá) y la de su esposa Verónica Fernández (de origen andaluz) siempre ha trascendido el aspecto deportivo.

Ya la había experimentado en cierto modo, como ayudante de Carlo Ancelotti en la temporada 2013-2014, al término de la cual ganó la Copa y la Champions y se hizo cargo del Castilla. Este año y medio en el filial completa su currículo como entrenador profesional.

Al timón del equipo de Segunda División B, Zidane ha vivido tantas sombras como luces desde el mismo comienzo. Su desembarco en el Castilla causó gran revuelo extradeportivo, ya que su entorno se ha encargado en todo momento de situarlo entre los principales candidatos al puesto que ahora ocupa; y porque comenzó a ejercer como preparador sin tener el título exigido en España para entrenar a una categoría como la Segunda División B. Zidane poseía el permiso de grado 2, expedido en Francia. Se exige el de nivel 3, que acabó de obtener el pasado verano. Fue inhabilitado por ello durante tres meses. El equipo había arrancado mal y aunque sufrió altibajos durante la temporada, terminó fuera de los puestos de play off.

El objetivo del ascenso a Segunda División era prioritario para el club. Zidane abandona la cantera blanca sin haberlo conseguido (el Castilla es segundo del grupo II de Segunda B, a cuatro puntos del líder Barakaldo), pero dejando a su hijo Enzo como capitán. De hecho, la saga Zidane ha arraigado en las categorías inferiores del Real Madrid, en las que también militan Luca, Theo e Ilyaz. Esta situación también le ha acarreado algunas críticas, ya que entre otras decisiones, otorgó el brazalete de capitán a Enzo en su primer año en el filial.

El liderazgo parece uno de los puntos fuertes de los Zidane, a pesar de que Zizou nunca ha sido de discurso elocuente (ayer quedó patente una vez más) y hasta el momento ha conectado con la grada más bien por omisión, gracias a un fútbol excelso poco dado a gestos de cara a la galería.

Es ahora, sin embargo, cuando surge una completa galería de imágenes de un intenso Zidane de los banquillos a la sombra de un Ancelotti con más flema. De su capacidad para mostrar la misma cintura ahora en el área técnica que antes en el área chica dependerá buena parte del futuro del Real Madrid esta temporada.

Contra los que achacaban a Benítez un mediocre pasado como jugador, Zidane acude respaldado por un Balón de Oro y el rango completo de títulos posibles a todos los niveles. Con la pizarra en la mano, todo por definir en el primer entrenador francés en la historia del Real Madrid y uno de los más jóvenes. Alterna el 4-3-3 con el 4-4-2. Lippi era su candidato para sustituir a Mourinho en el Real Madrid y uno de sus referentes, junto a Ancelotti, Bielsa, Del Bosque y Guardiola, que más parecen afines al que será su ayudante: Santiago Solari, cuyo verbo es más fluido que el del galo.