En menos de tres años, ha dado un vuelco a la organización, saneado los clubes y duplicado los ingresos
15 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando en abril del 2013, Tebas alcanza la presidencia de la Liga de Fútbol Profesional, los clubes españoles agonizaban bajo el peso de una deuda de 3.600 millones de euros (752 a Hacienda). El castillo de naipes se desmoronaba fruto de la histórica falta de control española. Hoy en día, a poco de que Tebas cumpla tres años en el cargo, el vuelco ha sido espectacular. La deuda al fisco es de 317 millones, los clubes comienzan a firmar números positivos en cada ejercicio contable y el nuevo contrato de televisión duplicará los ingresos en apenas dos años. Se ha pasado de una muerte segura a un futuro optimista.
Javier Tebas siempre fue mirado en el mundo del fútbol con cierta desconfianza. Su presencia en numerosos concursos de acreedores le dio una información de primera mano de cuál era el verdadero estado del fútbol en España, pero al mismo tiempo le generó una imagen de alguien curtido en las trastiendas más oscuras de los clubes. Igualmente, a nivel de calle, no se trata precisamente de un personaje con gran índice de popularidad, especialmente en el mundo ultra. Pero a pesar del «¡Tebas vete ya!» del minuto 12 de cada partido, si se pregunta a la mayoría de los dirigentes de los clubes, le harían un monumento. No es para menos, por ejemplo, el Deportivo, pasará de cobrar 23 millones de derechos de televisión a alrededor de 43 la próxima temporada. Lo mismo se puede decir del Celta, que quizá cobre un poco más que los coruñeses por sus mejores clasificaciones de los últimos años.
Recuerdos
«Cuando llegué a la Liga, creía que era necesario un cambio drástico. El fútbol quebraba. Al mismo tiempo, había un problema de integridad, que con las apuestas se iba a agravar. También, si no crecíamos y no trabajábamos en la internacionalización de nuestro producto nos quedaríamos atrás y nos adelantarían los italianos y los franceses. Había que dar un impulso a los derechos televisivos y recomponer relaciones con la federación», recuerda Tebas en declaraciones a La Voz de Galicia.
De todo ello, solo se le ha quedado en el camino la recuperación del trato institucional con la federación de Villar. El match-ball de la quiebra lo salvó con el control económico. Y se pasó de perder 250 millones en un año a ganar la misma cantidad uno después. La deuda con Hacienda va camino de la desaparición (se estima que en el 2020 será solo de 50 millones). En cuanto a integridad, Tebas creó una unidad específica para acometer el reto de las apuestas y de la compra-venta de partidos en cada final de temporada: «Tenemos la mejor unidad del mundo, pasamos información a otros países y estamos consiguiendo minimizar los riesgos», dice el presidente de la Liga.
«Era imprescindible tener un producto limpio y creíble. Cuando aireaba que en la Liga se compraron partidos, no estaba manchando mi producto, lo estaba limpiando, enviando un mensaje a todo el mundo de que nuestro fútbol iba a ser auténtico. Consulté con especialistas del sector. Si tu quieres subir el valor de tu producto tienes que ser claro con lo que haces. Si hay un partido sucio, no pasa nada, pero hay que denunciarlo y tomar medidas. Que nuestra gente vea que no lo consentimos». Pero la credibilidad de la Liga también se ha ganado con el control económico: «Hemos arreglado los encierros en los vestuarios por falta de cobro. Confío en que esto ya está arreglado. Los salarios bajaron y luego subieron. Aquí viene la gente que quiere una Liga limpia, sin deudas, que paga impuestos. Pretendíamos crear valor y lo hemos conseguido. El dato clave es el resultado del ultimo concurso derechos audiovisuales. Ahí está el nuevo contrato. Si no hubiéramos ganado en credibilidad no habríamos crecido tanto».
Otra de las patas del banco de Tebas fue la internacionalización: «A este nivel, hemos triplicado los ingresos gracias a nuestra estrategia de horarios, a la World challenge y a determinados eventos en el extranjero».
En poco tiempo
Lo que más sorprende es el escaso tiempo en el que se ha logrado semejante transformación: ni tres años. Quien conoce a Tebas habla de un personaje hiperactivo, inteligente, con gran visión para los negocios y una capacidad de trabajo extraordinaria. Quizá excesivo, expansivo y lenguaraz, lo que le ha valido hacerse enemigos, algunos muy poderosos. Entre ellos, Florentino Pérez y Telefónica, quienes tenían intereses diferentes en el asunto de los derechos de televisión. O la propia FIFA, con quienes pleitea en el caso de los fondos de inversión, que él considera estratégicos. Pero lo que nunca deja es que el ruido de sus batallas le detenga en mitad del camino.
Tebas siempre va hacia adelante, siempre al frente, impulsado por la teoría que dice que «quien no crece, se estanca y quien se estanca, desaparece». Solo así se puede pasar de 84 a 140 millones de presupuesto en la Liga en menos de tres años; o pasar de 45 a 130 empleados o duplicar los ingresos por derechos televisivos en dos temporadas ya una previsión de trescientos en los próximos años.