«Reniego de los convencionalismos, pero no me considero un avanzado»

Xosé Ramón Castro
x. r. castro REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

EDUARDO PEREZ

Su sueño como entrenador es clasificar a alguno de sus atletas para unos juegos olímpicos

01 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

José Carlos Tuñas Dugnol (A Coruña, 1960), es el entrenador de referencia en la velocidad en Galicia y uno de los técnicos más laureados en los últimos tiempos. Por ejemplo, dos de las cuatro medallas gallegas en el nacional promesa llevan su firma. Pero más allá de resultados, Tuñas, que lleva un cuarto de siglo como entrenador, es un innovador, con un método propio pensado para burlar los problemas estructurales pero que le ha dado un resultado espectacular. Con el medio natural como aliado.

-¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del atletismo?

-Como atleta siempre me dediqué al fondo y al medio fondo, poco a poco lo fui dejando pero me di de cuenta de que todas mis amistades estaban en el mundo de la velocidad. Curiosamente, aunque era fondista, siempre tuve querencia por las pruebas técnicas y comencé a bucear un poco en el tema de la velocidad y los saltos que era lo que más me gustaba; y vi que se podían hacer muchas más cosas, ya que la evolución era lenta y me encantaba el reto de buscar cosas alternativas en las pruebas técnicas.

-¿Por qué escogió la velocidad teniendo en cuenta que hace 25 años era el patito feo?

-Precisamente por eso. Veía que había mucho margen de mejora en pruebas técnicas porque veía como entrenaban mis amigos velocistas y percibía que estaban haciendo todo mecánicamente, todo era repetitivo y pensaba que se podían cambiar cosas y que se podía evolucionar muchísimo. Y eso me llevó a buscar la manera de cómo se podía rendir más. La mayoría de la gente estaba metida en un inmovilismo y en una dinámica que era siempre lo mismo, semana tras semana, y una cosa que hago yo es que jamás mis atletas repiten nada de una semana para otra.

-¿Y los saltos, teniendo en cuenta que ya había otros núcleos en Galicia?

-En los saltos había gente muy buena y yo tuve la suerte de tener atletas muy dotados para la especialidad como Marta Lolo, que fue de las pocas que batió a Ana Peleteiro en competición. En algún campeonato gallego cadete y juvenil el podio de triple estuvo copado por atletas mías, hablo de los 90. Teníamos una pequeña escuela de saltadores con gente muy buena. Me metí mucho en el mundo de los saltos y fuimos haciendo cosas como el trabajo de gomas, de potencia. Creo que el triple es una disciplina un tanto peligrosa porque es la que más incidencia tiene en el tema de lesiones por los impactos. Eso nos obligó a trabajar muy poco los impactos y buscar trabajos alternativos para la misma finalidad. Entonces apostamos por la playa, agua y gomas para evitar todos los impactos.

-¿Se considera un avanzado a su tiempo?

-No, para nada, lo que me considero es una persona que reniega de los convencionalismos pero de avanzado para nada. Me gusta probar nuevas fórmulas de entrenamiento, pero basada en lo que hacen otros. Yo no he inventado absolutamente nada, al revés, a mí me encanta coger de todos y practicar con ello. Echo de menos la falta de comunicación entre entrenadores, si hubiera más sería ideal. Hay que variar cosas y saber leer cada necesidad. Yo me considero un aprendiz de los grandes.

-¿Está en su mejor época como técnico?

-Disfruto mucho en la pista y eso se nota, sobre todo porque tengo un grupo de entrenamiento ideal. Me encanta ir a la pista y estoy en mi mejor momento de entrenador porque el grupo que tengo me lo da todo y con ellos puedo trabajar muy cómodo.

-¿Cuál es su sueño como entrenador?

-Que un atleta mío llegue a unas Olimpiadas, para mí sería un orgullo, el culmen de la carrera de un entrenador. Sería lo máximo, he tenido atletas internacionales pero no he llegado a ese nivel. Es una utopía porque ahora mismo no veo a nadie capaz de estar ahí arriba, pero quién sabe en un futuro.

«Fundamento todo en mirar mucho el entrenamiento vacío»

Tuñas puesta por rentabilizar el tiempo de entrenamiento y el entorno, y de ir probando diferentes alternativas hasta conseguir el mejor plan posible para cada uno de sus atletas, sin generalizar.

-¿Cómo es su método?

-Yo fundamento todo en mirar mucho el entrenamiento vacío, porque entiendo que no hay que entrenar de más, sino más por defecto que por exceso. Porque si un atleta va subiendo ciertas décimas en las series, entiendo que no tiene ningún beneficio ni muscular ni deportivo y entonces paro con esas series. También vimos que fraccionando entrenamiento lácticos, nos salía mucho más rentable.

-¿Por qué esa apuesta por el medio natural?

-Un poco nos vimos forzados por no poder utilizar mucho la pista, por eso comenzamos a apostar por entornos naturales como puede ser la playa y los parques, eso me dio mucho margen. Comencé a bucear, a evolucionar e involucionar con los atletas hasta llegar a un modelo de entrenamiento que para nosotros es óptimo.

-Y uno de los medios es el agua del mar.

-Trabajar la fuerza en el agua nos evitaba y nos obligaba a subir la rodilla, el trabajo en la arena nos obligaba a subir también, el tema de los arrastres en cuestas porque obliga a que los primeros apoyos sean cortos a narices.

-¿En dónde piensa que está la clave del éxito de su método?

-Tratamos de salir de las cosas convencionales, a mí me gusta mucho leer y todo lo que llega a mis manos lo leo e intento profundizar. Lo que no me valen son los teóricos, sino la gente que ha experimentado sus méritos con sus atletas. Me fío mucho de las sensaciones de los atletas.