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«El míster ha dejado claro que estoy aquí por motivos deportivos», subraya
04 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.La última vez que Pepe Reina viajó con la selección fue para regresar de Brasil desde Curitiba. En aquella ciudad jugó su último partido con el combinado nacional, quizá fue su triunfo más amargo. Un 0-3 ante Australia en el que no encajó, pero que supuso el adiós al equipo de Xavi, Xabi Alonso y Villa. Aquel día estaba algo serio, pese a que se encontraba su familia en el avión. No tenía claro su futuro, no en la selección, sino a nivel de club. Eligió el Bayern de Múnich, para completar su tercer gran club europeo con una Champions en su palmarés tras Barça y Liverpool. «No me llevaba muy bien con el entrenador en Liverpool y hay equipos a los que es difícil decir que no. Me apetecía entrenar con Guardiola y probar otra liga. Fue un año duro: no jugaba y me lesioné pero aprendí muchísimo. En un año con Guardiola puedes aprender lo mismo que en toda tu carrera con otro».
Ser el único portero que ha jugado en las cuatro grandes ligas europeas le condenó a no regresar con España en la 14-15. «Me fui al Bayern a aceptar un rol que hasta ese momento no era habitual para mí, que era no jugar, y veo normal que las puertas de la selección se cierren. Allí solo había un portero que era Neuer y por si pasaba algo y para competir, estaba yo. Tampoco sabes nunca lo que va a pasar porque un año antes Neuer estuvo un tiempo lesionado. Del Bosque me explicó que la situación era esa, que le dolía en el alma no llamarme. Algo respetable y entendible», recuerda.
Se dio cuenta que aquello no era lo suyo y en la 15-16 decidió volver a Nápoles, donde le idolatran. Pero tampoco volvió. «Era consciente de que había una estabilidad con esos tres porteros y que la iba a respetar. Estaba convencido de que no iba a cambiar y llevaría al torneo a esos tres», explica. Siempre ha sido un puntal en el grupo, también cuando la selección no ganaba como en el Mundial del 2006, donde se quedó sin jugar.
Un privilegiado
«Me sentía un privilegiado por llevar más de nueve años en la selección. Cuando falta, te das cuenta de lo importante que es y de lo que le da a un futbolista. Ahora estoy jugando, las cosas van bien y llega la llamada. Estoy felicísimo y me parece meritorio hacerlo después de dos años sin venir, porque cuando sales de la rueda, es difícil volver», dice el que es considerado por sus compañeros el corazón del equipo.
Reina puede presumir de ser parte de ese grupo que logró el triplete, pero mira hacia el futuro. «No se puede vivir eternamente del pasado, tenemos que subir el listón e intentar olvidar lo que se ha hecho para seguir creciendo», insiste. Nota «ilusión y hambre» en un grupo pese a los cambios. «Debe ser así para todo el que venga. Así ha sido siempre para mí y lo voy a hacer ver a todos. Se deben sentir las mariposas en el estómago cada vez que se vista esta camiseta», apunta estos días en un mensaje muy similar al que maneja el nuevo seleccionador. «Julen nos transmite su ilusión. No tiene mucho tiempo para entrenar y en una selección hasta que no tienes una concentración larga es difícil transmitir tus conceptos, pero la base está hecha y seguro que con sus pinceladas más personales mejoramos», explica un Reina.
Pocas cosas hacen cambiar el humor a Reina, pero sí que le llega a inquietar que algunos quieran obviar su carrera ponderando su faceta de elemento integrador por encima de su enorme currículo. «El míster ha dejado muy claro que estoy aquí por motivos deportivos», dice olvidando que en ello insistió José Manuel Ochotorena cuando explicó la citación del ahora napolitano.