
Tras la del domingo frente al Alcorcón, el gallego supera las 60 asistencias de gol en el inicio de la sexta campaña de su segunda etapa en el Numancia
14 sep 2016 . Actualizado a las 09:15 h.El verde no guarda secretos para Julio Álvarez, uno de los reyes del pase en LaLiga. Donde sus rivales plantan marcajes pegajosos y pobladas defensas, él alfombra pasillos hacia el gol. El de este domingo, si acaso, se distinguió por servirlo con la pierna zurda. El desenlace era conocido para todos: hacia la cabeza de su compañero Callens para que batiese al meta del Alcorcón. En el arranque de la sexta temporada de su segunda etapa con el Numancia en Segunda División, esta asistencia le sirve para superar las 60, a una espléndida media de doce por campaña. Se hace difícil hallar en la élite y durante tanto tiempo otro futbolista más ligado al gol que él.
A los 35 años, dieciséis después de su estreno como profesional con el Racing de Santander aún como cedido por el Madrid, disfruta de su pasión por la pelota como si se tratase de una suerte de rey Midas: convierte en oro cada balón que toca. En el modesto equipo castellano, donde este centrocampista nacido en Caracas, pero criado en A Coruña, ha encontrado todo lo que busca, se agarran al magisterio de su dorsal diez para quién sabe si reverdecer viejos laureles y hasta volver a asaltar la máxima categoría, de la que el club descendió hace siete temporadas.
Después de 52 goles, el curso pasado se distinguió como el máximo goleador histórico del Numancia en el fútbol profesional, pero las cifras de sus pases aún se revelan mayores. Así, a lo largo de estas cinco últimas completas en Segunda hay dos en las que llegó a los 15 y 16 pases de gol, y en las otras 6, 10 y 12. «Está bien marcar -afirma-, pero darlos es muy bonito». Ingeniero del gol, hay un buen puñado de delanteros, «y de centrales», matiza el propio Julio Álvarez para recordar su buen tino en las jugadas de estrategia, que progresaron en sus carreras abonados a los pases del gallego. Tras un repaso a las plantillas del Numancia de los últimos años resaltan los nombres de alguno de los socios que encontró para el gol: Cedric (que luego se marchó al Betis, con el que hizo un partidazo en el Bernabéu), Sergi Enrich (actual referente en el Eibar) u Óscar Díaz, quien ahora busca el ascenso en el Mallorca de Fernando Vázquez.
No hace tanto tiempo que el propio entrenador de Castrofeito, cuando dirigía el banquillo del Dépor, definió al gallego (con el que había coincidido en el Rayo en Primera en el 2002) como el mejor jugador de la categoría. «El Numancia tiene un colocador impresionante, tiene el mejor futbolista de la Segunda División, a balón parado Julio Álvarez es increíble. La coloca donde él quiere y eso hace que puedan desenvolverse muy bien en la estrategia», dijo entonces.
De la mano de las buenas cifras personales y en la recta final de su carrera, Álvarez afronta un nuevo desafío: el de vestir la camiseta del Numancia en Primera División. «Es una espina que me quedó clavada en su día, cuando ascendimos y yo tenía un compromiso con el Almería. Quizá ahora lo pueda conseguir», declara.