Talento francés para el Negreira

DEPORTES

Álvaro Ballesteros

Hace dos décadas coincidió en el Compos con Cabrejo y Changui, otros dos veteranos en activo

07 nov 2016 . Actualizado a las 08:16 h.

Stéphane Jean François Pignol (Aubagne, Francia, 3/01/1977) es otro de los ilustres veteranos que milita en el grupo primero de Tercera División, que compartió vestuario en el Compostela hace casi dos décadas con Juan Cabrejo (Camariñas, 1975), otra vieja gloria que se resiste a colgar las botas.

Pignol llegó a España con tan solo veinte años para jugar en el Compostela de Primera División, en el curso 97-98. Él y Changui (Boiro, 1977), también en activo, fueron cedidos al Pontevedra. Regresó al Compostela y defendió la zamarra blanquiazul durante cuatro cursos. Desde entonces, y antes de firmar este verano con el Negreira en Tercera División, el defensa francés completó una brillante trayectoria en Primera y en Segunda, en Almería, Numancia, Murcia, Zaragoza y Las Palmas. Además de sus más de sesenta encuentros en Segunda B, en sus piernas suma medio centenar de partidos en Primera y más de trescientos en Segunda A.

Nació en Francia, pero ya tiene sangre gallega. Se casó en Santiago, con Nuria, y sus dos hijos nacieron en la capital gallega: Noa, de 14 años de edad, y Etieen, de 10, que juega en las categorías inferiores del Compostela y quiere seguir los pasos de su padre. Entre sus múltiples anécdotas recuerda un gol que marcó con la camiseta del conjunto blanquiazul la misma semana en la que nació su hija. Guarda con mucha nostalgia aquella foto, en la que también está otro de los futbolistas que se ganó a pulso el cariño de la afición compostelanista, el riojano Pablo Pinillos, que llegó a ser capitán del equipo.

Varias opciones

Cuando ya regresó a Santiago, después de su larga etapa en Las Palmas y de estar dos años retirado, tenía claro que iba a vestirse otra vez de corto. «Tuve varias opciones sobre la mesa, incluso se habló del Compostela, del Ordes y del Estudiantil de Gelucho, pero vine a Negreira y me gustó el equipo y el trato recibido fue sensacional. Y me quedé en este equipo, una decisión de la que no me arrepiento en absoluto», explica Pignol sobre su llegada al conjunto rojillo.

Físicamente se encontraba «muy bien y sin kilos de más» y desde el primer momento tenía la ilusión de enseñar todo lo que sabe y seguir disfrutando del deporte que tantas alegrías le dio en esta vida. «Es una experiencia diferente, pero muy gratificante», explica el jugador del Negreira, que no quiere ponerse fecha de caducidad. «Este año volví a los terrenos de juego y ya veremos lo que pasa en el futuro. Para la temporada que viene ya hablaremos», sentencia.

Reconoce que no es lo mismo jugar en Primera que en Tercera, pero insiste en que para ganar hay que estar «igualmente a tope y en perfectas condiciones». Destaca que los partidos son igual de complicados y tienes que estar al cien por ciento para competir y vencer». En el Negreira es feliz y apunta que es una persona querida en el vestuario. «Me siento como uno más, de nada vale el pasado. Somos todos iguales», subraya.

No tiene fecha para su retirada y quiere pensar en su futuro como entrenador

Con José Manuel Pose, entrenador rojillo, mantiene una relación diferente a la de otros futbolistas del plantel. Pignol quiere enseñar, pero también tiene mucho interés en aprender: «Me gusta estar cerca del técnico, charlar con él después de los entrenamientos. Me siento muy identificado con el club».

Aterrizó en Negreira por medio del futbolista Rubén Márquez. «Se puso en contacto con varios jugadores y directivos, hizo las funciones de representante», recuerda Pignol, que también piensa en los banquillos cuando decida colgar las botas. Su primera experiencia fue como segundo entrenador de un equipo de Las Palmas en Tercera División.

De su trayectoria, casi dos décadas como profesional, guarda importantes recuerdos. Agradece todas las oportunidades que tuvo, pues se considera un privilegiado. «Entre las muchas cosas que me dio el fútbol me quedo con el privilegio de haber jugado en Primera con el Compos y en los grandes estadios de este país y en la mejor liga del mundo», resume el defensa, quien señala que «no es fácil ser futbolista», pues se requiere mucho sacrificio y el apoyo de la familia.

Recuerda los grandes momentos en Murcia, en el retorno pimentonero a Primera, con Alcaraz y Clemente, o la etapa en Zaragoza, en donde «ascendimos a Primera con un equipazo» y Marcelino en el banquillo. De sus recuerdos quiere olvidar el caos en Santiago cuando no se cobraba y la mala gestión que provocó el descenso administrativo del Compos.