Eso parece esta Copa del Rey. Venimos, honestamente, de unos años donde la supremacía del Madrid y Barcelona era bastante significativa. Los resultados lo aseveran. Nada que decir. Pero el torneo que hoy empieza en Vitoria ofrece un morbo diferente. Y eso, no significa que termine del mismo modo. La lectura previa es atractiva. La exigencia extrema del nuevo formato de la Euroliga pasa factura a los equipos allí posados: Baskonia, Madrid y Barcelona. El conjunto blaugrana se ha subido a una montaña rusa. Apenas alcanza con los dedos de una mano victorias significativas esta temporada. Vive de, por y para Rice. La llave la tiene él. Sería un error descartarlo para el título, o para un batacazo inicial. Sobre todo porque Unicaja juega bien, más sólido que otros años y con gran artillería exterior (Fogg, Nedovic, Waczynski, Jamar Smith), ha reaccionado de forma inteligente para fortalecer la posición del pivot con la incorporación de Omic.
En el repaso Euroligístico, el turno es de Baskonia. Tiene la presión añadida del mal fario que persigue al anfitrión. También que no llega en su mejor momento. Y en este caso, es Bargnani quien tiene la clave. Porque todos sabemos que Larkin y Rodrigue Beaubois estarán al rescate del equipo. Tenerife juega un baloncesto muy agradable para la vista y el espectador. Además, no tiene presión.
El Madrid está firme. En todos los terrenos. Se han adaptado a la marcha del Chacho. Lo de Doncic es una locura y realmente si Andorra los pone en peligro, creo que sería la gran sorpresa de los cuartos de final.
Por último, pero el primero, el partido más atractivo de este inicio. Valencia y Gran Canaria. Por ahí, puede andar el tapado. Los de Pedro Martínez están muy maduros. Poso de buen vino. Los amarillos ya se han llevado un título esta temporada en esa cancha. Por un lado las piernas de McCalebb y del otro el gran momento de Diot junto al poder interior. Batalla de batallas. La lucha contra el poder establecido.