Un gol de Iago Aspas finiquita un derbi gallego poco brillante

Miguel Piñeiro Rodríguez
Miguel Piñeiro LA VOZ / REDACCIÓN

DEPORTES

El Celta logra la victoria con el primer gol del de Moaña en Riazor, tras un partido soso que se encaminaba a una igualada que hacía felices a ambos

19 mar 2017 . Actualizado a las 21:15 h.

Era el año en que tenía que llegar el primer gol de Iago Aspas en Riazor con la camiseta del Celta. Uno de los jugadores de la temporada en España desniveló un derbi gallego soso (1-0), poco brillante, que se encaminaba a un empate que parecía hacer felices por igual a Deportivo y a Celta. A los coruñeses, porque premiaba su despliegue físico y táctico con pocas llegadas y menos fútbol. A los vigueses, porque frenaba su caída en Liga, daba aliento a la grada y sobre todo, permitía recuperar las piernas con buen sabor de boca camino de un agradecido parón liguero. Pero Aspas no entiende de estos cálculos. Y tras un primoroso cambio de juego de Wass y centro no menos bueno de Beauvue, cantó su primer gol en territorio comanche para darle al Celta la victoria más especial del año. El Deportivo pagó su excesivo conservadurismo y no tuvo arrestos cuando encajó el tanto a un cuarto de hora para el final, rompió el hechizo en que vivía desde la llegada de Mel y perdió la ocasión de sentenciar la permanencia por la puerta grande.

El derbi gallego es un partido, por definición, pasional, el que más toca el corazón de la grada y, por extensión, a los jugadores, sean del Magreb, escandinavos o de la tierra. Resulta que la cita de Riazor se jugó más desde la pizarra de Pepe Mel y desde los condicionantes del Celta. El despliegue de centrocampistas del Dépor llevó el partido a un terreno pestoso, poco amable para la pelota, en el que sólo hubo vibración cuando el equipo coruñés se desordenó o perdió de vista alguna obligación defensiva en transición. Hubo piernas pesadas en el Celta tras la visita a Krasnodar y pocas ideas para explotar esos desajustes del hormigón armado del Dépor, y en general lo que no hubo fue ocasiones salvo empellones, barullos más que jugadas hilvanadas, explosiones puntuales de ansiedad cerca de las áreas por tanto choque y carrera improductiva lejos de ellas.

César Quian

El escenario se dibujaba más parecido a lo que Mel quería. Con Mosquera de ancla, la línea de cuatro por delante del 5 coruñés tardó en delimitar sus roles. No había orden en un equipo llamado a ser un yunque al que el Celta intentaría quebrar sin éxito. Hasta que se aclararon Fayçal Fajr, Celso Borges y  Álex Bergantiños para repartirse metros y marcas, el Celta tuvo su ocasión. Wass filtró su único pase de la tarde para Guidetti, que ganó a Arribas, controló en el área y se quedó con las ganas de rematar porque Borges apareció por detrás. La mala suerte quiso que el sueco se lastimase en la jugada y fuese sustituido por Beauvue. Tras esa acción, el Dépor se asentó en el campo y el Celta pasó por problemas para encontrar su mejor juego. La entrada de Beauvue metió dudas a Berizzo, de si situar al francés en punta y a Aspas en banda, o al revés. El galo, poderoso físicamente, reclama su sitio pero Aspas agita más y mejor desde el centro, alejado de la pierna fuerte de Luisinho, con quien se las tuvo tiesas.

En cualquier caso, el Celta no encontró su ritmo. Sólo cuando el Dépor le permitió correr en un par de ocasiones, con Bongonda y Wass al espacio, hubo inquietud en Riazor. Pocas veces más que cuando Lux abandonó su marco para perseguir un balón suelto que le ganó Aspas, pero el de Moaña no supo sacar partido con la portería vacía. El Deportivo veía el tiempo pasar y al rival agotarse contra su muralla. Peleado con la pelota, con Borges como improbable corredor a la contra y Joselu esforzado en la pelea pero sin opciones de remate, el equipo coruñés se dedicó a frustrar al rival como hiciera ante el Barcelona, pero fue mucho menos efectivo cuando recuperaba el balón.

Alejada la presión del área del Celta, cada vez que el Dépor recuperaba la pelota la perdía con igual rapidez. Pero el paso de los minutos era un aliado de los blanquiazules, confiados en su esfuerzo, reforzados por los resultados del último mes. Y el Celta se empezó a cansar y dar opciones a que el Deportivo comenzase a tener un segundo más para dar el primer pase. Y en el tramo final del primer acto, el partido estuvo lo más cerca posible de romperse. Golpeó el Dépor, respondió el Celta. Desde la banda derecha, con las únicas apariciones de Juanfran en ataque apoyándose en Bruno Gama, los blanquiazules pisaron terreno de Sergio con peligro. Primero, con la irrupción de Álex Bergantiños, que no definió tras un gran pase de Borges. Después, con un tiro de Fajr en el punto de penalti, que se colaba hasta que encontró el costado de Roncaglia para salvarlo. 

Antes del descanso, Wass estuvo muy cerca de aprovechar el desajuste en la transición defensiva del Dépor, y tras el pase de Beauvue, el danés disparó en la frontal para rozar el talón de Albentosa. El desvío evitó que Lux tuviera que intervenir a un tiro muy peligroso. El partido se animó justo antes del descanso, y pudo hacerlo más en la primera jugada de la reanudación. Un error grosero de Roncaglia con la pelota regaló a Borges un mano a mano con Sergio. El meta de Catoira aguantó bien y la zurda del tico hizo el resto. Radoja evitó que Joselu embocase el rechace y Bruno Gama pifió la tercera opción. La ocasión se convirtió en síntoma. El arranque del segundo acto pareció beneficiar al Dépor, más agresivo en la presión y capaz de terminar algunas de sus apariciones en campo contrario. 

César Quian

Sin alardes, el partido viró un poco hacia el Dépor, más cómodo durante un buen trecho, hasta el punto de que Mel vio la opción de poder cambiar de ritmo: dio entrada a Carles Gil y a Florin Andone por Joselu (asfixiado por un trabajo poco vistoso pero productivo) y Bruno Gama. Borges se reubicó en una posición más natural y el Dépor se situaba para pelear por la victoria tras hacerlo por el empate. Chutó con peligro Gil a los 70 minutos, pero Sergio evitó el disparo. El Celta parecía sin soluciones, temeroso en las entregas en su zona de zagueros, desconectado de Aspas y de Bongonda. Con el cansancio en las piernas pero también en la cabeza, parecía el punto un mal menor para el Celta. Pero en una acción aislada en la que los de Berizzo encontraron un cambio de orientación de Wass al que no pudo bascular el Dépor, Beauvue recibió con espacio y puso un centro al corazón del área. Aspas aprovechó el despiste de Albentosa para hacer su primer gol en Riazor.

El tanto del de Moaña fue un golpe demasiado grande para el Dépor. Aunque entró Çolak para el cuarto de hora final, apenas hubo respuesta más allá de un remate de Arribas sin coger portería y un par de centros a los que Sergio respondió con suficiencia. El Celta manejó el tramo final con solvencia, agotó posesiones lejos de su arco y acabó festejando con los 1.000 desplazados a Riazor un triunfo que revitaliza sus aspiraciones europeas en la Liga. El Dépor despierta del sueño Mel y se encamina a otra final en la primera semana de abril ante el Granada, donde acabar con el sufrimiento de la permanencia.

Ficha técnica

0 - Deportivo: Lux; Juanfran, Arribas, Albentosa, Luisinho; Mosquera. Álex Bergantiños; Bruno Gama (Carles Gil, min.60), Borges, Fayçal Fajr (Çolak, min.76); y Joselu (Andone, min.66).

1 - Celta: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral, Roncaglia, Jonny; Radoja, Pablo Hernández; Iago Aspas, Wass (Jozabed, min.86), Bongonda (Pione Sisto, min.71); y Guidetti (Beauvue, min.12).

Gol: 0-1, min.74: Aspas.

Árbitro: Martínez Munuera, del colegio valenciano. Mostró amarilla a Cabral (min.14), Hugo Mallo (min.65), Pablo Hernández (min.83) y Pione Sisto (min.86), del Celta; y a Luisinho (min.56), Lux (min.75), Mosquera (min.80) y Çolak (min.93), del Deportivo.