El ex rojiblanco Fran Sandaza, siempre polémico, vuelve hoy a pisar el Ángel Carro convertido en uno de los máximos goleadores del Girona
30 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Fran Sandaza (Toledo, 1984) nunca dejó indiferente a nadie. Su cruce de pullas con Quique Setién hace tres temporadas, cuando el futbolista vestía la camiseta del Lugo y el técnico era el residente del banquillo, le convirtieron en un futbolista mediático. Odiado y querido en la ciudad a partes iguales, por aquel entonces vivía a la sombra de Renella. Hoy, a las 16.00 horas, Sandaza vuelve al Ángel Carro con la camiseta del Girona y dispuesto a llevarse los tres puntos.
Lugo
Desesperado por no jugar, dejó cinco goles. «Me gustaría saber por qué me quedo fuera», lo dijo el 7 de mayo del 2014. Trastornado tras cuatro jornadas sin ir siquiera convocado, explotaba ante los medios. La tirantez con Setién era evidente y tras hacer esas declaraciones apenas jugó unos minutos residuales en las últimas jornadas. Su caso fue extraño en cualquier caso porque en el primer tramo de la competición jugó con regularidad y aportó cinco goles.El Lugo fue su puerta de vuelta a España tras cinco temporadas en el extranjero, pero entre los rojiblancos no tuvo suerte.
Girona
Ha marcado siete veces esta temporada. Su rendimiento le ha granjeado la confianza del míster y alterna protagonismo con el pichichi de los catalanes. Si Longo suma una docena de goles, el turolense lleva siete en 1.868 minutos. Es un delantero alto (1,87 metros) eficaz en el área y ha sumado la mitad de sus goles de cabeza, aprovechando su altura. Una curiosidad, siempre que ha marcado este año, su equipo ha puntuado.
Cumple su segunda etapa entre los catalanes, donde regresó para «volver a sentirse futbolista» tras una experiencia agridulce en el fútbol japonés y motivado por el proyecto del Girona para pelear por el ascenso a Primera División.
Acusaciones
«Estaban extra motivados», llegó a decir del Lugo. La gota que colmó el vaso en la relación entre los aficionados del Lugo y Fran Sandaza llegó hace dos temporadas. El Lugo visitaba Montilivi en la última jornada de Liga. Quique Setién seguía en el banquillo de los gallegos y Sandaza era el pichichi de los catalanes. Su gol valía en el minuto 90 para hacerse con una de las plazas de ascenso directo. Estaban en el descuento y Pablo Caballero cabeceó un centro de Toni para igualar el marcador. La respiración se cortó en el estadio catalán. El empate no alcanzaba tras la victoria del Sporting contra el Betis y eran los de Gijón quienes se quedaban con el billete a Primera. «Estaban extra motivados. No entiendo nada, me han faltado al respeto. Se han reído en mi puta cara», llegó a decir el delantero tras el partido.
Tensión
Vivió un final surrealista para su partido más bronco. Después del gol del empate en ese duelo crucial para el Girona en Montilivi, el encuentro tomó un cariz de lo más surrealista. El árbitro anuló el gol marcado por su compañero Lejeune, por fuera de juego, y un objeto alcanzó la cabeza del linier. El juego se detuvo y los futbolistas se dirigieron a los vestuarios creyendo que el encuentro había concluido. un cuarto de hora después, el colegiado obligó a la reanudación para disputar otros 40 segundos en los que el marcador ya no volvió a moverse.