¿Dónde está el Viñales vs. Márquez?

Borja González, COLPISA / SPIELBERG

DEPORTES

MICHAL CIZEK | AFP

Tras una pretemporada monopolizada por Maverick, es Dovizioso el que apunta a rival de Marc por el título

15 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La carrera de Austria supuso un espaldarazo a las opciones de Andrea Dovizioso de cara al título, con el italiano manteniendo la magia de Ducati con el Red Bull Ring. También a las de Marc Márquez, y Honda. En 2016, el líder de la general y segundo este domingo, finalizó la prueba quinto a casi doce segundos del ganador, Andrea Iannone, en el peor resultado de toda la temporada -en carreras normales-; su compañero de equipo,  Dani Pedrosa, cruzó la meta séptimo, a diecisiete segundos. Un panorama muy diferente al de este año: Márquez peleó la victoria hasta la última curva, y Pedrosa entró tercero a 2.6 segundos. Y si supuso un espaldarazo a Honda, Austria desnudó las carencias de Yamaha.

La pretemporada de MotoGP fue monopolizada por Maverick Viñales. El gerundense arrasó en todos los entrenamientos invernales, en todos los circuitos y en todas las condiciones de pista. Ratificó las sensaciones dejadas con dos victorias en las dos primeras carreras del año, mientras se esperaba el duelo directo con Márquez. Incluso se exageraron las cuentas pendientes de sus épocas infantiles, alimentando una supuesta rivalidad histórica que motivaba a ambos y que iba a marcar 2017: el casi novato con la moto de Jorge Lorenzo, frente al campeón. Pasados once grandes premios aún no se ha visto ni un amago de disputa entre ambos pilotos. Y esto mientras Márquez ha ido poco a poco creciendo, a la par que su moto, mientras que Viñales se ha ido desdibujando -en estos movimientos las dos líneas no han llegado a cruzarse- a la vez que aparecían las dudas en Yamaha, la que sobre el papel era la moto más completa y que ahora hace movimientos extraños.

Un ejemplo. Durante el test posterior a la carrera de Brno la marca japonesa puso en pista un nuevo carenado, un avance aerodinámico para tratar de pegar más la moto al suelo, para permitir más tracción y evitar tener que reducir la potencia. Una novedad positiva, según los pilotos, que se tenía que reconfirmar en un entrenamiento privado que se llevará a cabo el próximo domingo en Misano. Un plan que saltó por los aires tras los problemas de Valentino Rossi el viernes. El sábado sus dos motos aparecieron equipadas con estas nuevas fibras, no así las de Viñales; probado esto con aparente éxito, el domingo también el piloto español decidió usarlo. Pero ni siquiera esto cambió la dinámica. Viñales finalizó sexto, a casi nueve segundos de Dovizioso; Rossi séptimo, a 14.5. Los dos por detrás de Johann Zarco, que usa una versión más antigua de Yamaha enrolado en su equipo satélite, el Tech3.

En el 2016 Lorenzo había terminado tercero a poco más de tres segundos del ganador y Rossi cuarto, a medio segundo del mallorquín. Un evidente paso atrás. «Está claro que en algún punto tenemos un problema y lo hacemos mal», reconoció un frustrado Viñales tras la carrera. «No sé en cuál, realmente. Si supiera en cuál ya tendríamos la solución. Pero hay en algún punto en que no lo hacemos bien y no entendemos dónde está el problema». El hecho de terminar detrás de Zarco también tiene su lectura en clave estrategia de marca: y es que con dos pilotos metidos en la pelea por el título en un Mundial tan apretado, perder cualquier punto podría tener mucha relevancia. «El Mundial está muy complicado porque estamos a 33 puntos, pero también porque sufrimos en muchos circuitos», analizó Rossi, que encendió las alarmas tras el pobre resultado. «No es inteligente pensar en ganar el título cuando terminas séptimo», argumentó. «Así no se puede luchar por el Mundial, haciendo sexto. Hay que intentar estar delante en cada carrera e intentar ganar las carreras para luchar por el Mundial», corroboró Viñales. «Carrera a carrera se escapan. Si hacemos sextos, cuartos y no conseguimos que la moto funcione, hay menos posibilidades. Y se va abriendo el liderato. Y luego se hace más difícil porque tienes que arriesgar más de la cuenta. Hoy yo intentaba arriesgar todo en frenada y me podría haber salido mal. He intentado pasar a Johann y era imposible porque en cada aceleración se me escapaba un poco y se me hacía muy difícil frenar tardísimo». Un análisis de un piloto que reconoce la frustración de no poder hacer con su moto lo que hacía hace pocos meses. Lo que hacía hasta que Yamaha perdió el camino. Silverstone -escenario del próximo gran premio-, un trazado donde la M1 ha estado siempre muy a la par de la Honda, será un buen termómetro de la realidad del campeonato.