El Celta retrata al Deportivo en el derbi

DEPORTES

Marcos Míguez

Dos gruesos errores del equipo coruñés allanaron el triunfo celeste en un partido en el que los locales manejaron el balón, pero nunca el ritmo

23 dic 2017 . Actualizado a las 20:53 h.

El derbi gallego es territorio del Celta, que como el curso pasado volvió a ganar en Riazor. El Dépor dispuso del balón, pero le lastraron sobremanera sus errores defensivos y le faltó claridad de ideas para dar la vuelta a otro partido que desde el principio se le enrevesó. Aspas, con dos goles, reinó en un partido de más de tres puntos que deja muy tocados a los locales.

El Dépor, que perdió su primer partido en casa de los tres últimos, pasará las vacaciones navideñas en descenso y con el miedo de que en el próximo enero de órdago se le escape el tren de la permanencia. Ayer, además, quedó claro que le ha perdido el duende de los derbis, pues ha perdido los tres últimos y para encontrar su triunfo más reciente hay que remontarse al 2015. Su eterno rival, que en tres jornadas solo había sumado el empate del Camp Nou, dio el salto a la undécima posición y mira con más optimismo ese mes que le traerá un doble duelo de Copa contra el Barça y otro liguero frente al Madrid.

 

El Celta halló oro en dos groseros errores defensivos del Dépor. El primero, nada más arrancar, con Adrián descolgado de la marca de Wass, que solo tuvo que meter la cabeza al centro cómodo desde la derecha de Pione, uno de los mayores asistentes de la Liga. El último, justo antes de regresar a los vestuarios, cuando Sidnei erró en un despeje, Schär no llegó para corregir y Maxi, solo ante Rubén, se la cedió a la llegada de Aspas, que empujó a placer. Riazor volvió a enfadarse con la celebración del de Moaña, quien esta vez enseñó el escudo de su camiseta al otro fondo, el de Pabellón. Nada más necesitaron los vigueses para meterse el derbi en el bolsillo, de donde no volvió a salir.

 

Es cierto que entre uno y otro mazazo rival el Dépor lo intentó, pero le lastraron mil imprecisiones. Manejó el balón, pero nunca de forma decisiva ni con las ideas claras, sino apresurado y ansioso. Solo se salió del guion en una gran jugada al cuarto de hora, con una docena de toques y pase final de Lucas a la llegada de Adrián, que escorado buscó el palo izquierdo de Rubén Blanco... y se le escapó. El balón correspondió al Dépor porque el Celta, otrora dominador y amante del toque, jugó con pases largos y al contragolpe. Poco se pareció a sí mismo, pero siempre se mostró más entero y seguro que su adversario.

La aparición de Andone tras el descanso y la apuesta deportivista por un fútbol más profundo se diluyó como un azucarillo tras el segundo gol de Aspas, el tercero de su equipo, este de falta directa tras un empujón de Borges a Tucu. Su misil se coló por la escuadra. Fue la cuarta diana del referente céltico a los coruñeses en los tres últimos derbis.

Quemó las naves entonces Cristóbal, que cambió a Schär, amonestado, por Valverde y retrasó a Guilherme a la línea defensiva. Con presión a todo campo deportivista, marcó Andone después de una jugada embarullada en el área, con remates de Lucas, Borges y, por fin, del rumano, que no perdonó el 1-3 cuando aún no se había cumplido la hora de juego. El Dépor mantenía el balón, pero quien Maxi Gómez pudo sentenciar con un cabezazo al larguero justo antes de ser sustituido por Radoja.