El Real Madrid se juega su supervivencia liguera ante un Barça que nunca ha encadenado tres triunfos consecutivos en el Santiago Bernabéu
23 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.En fechas consagradas a la paz y la buena voluntad, Real Madrid y Barcelona afrontarán su sexto clásico navideño con exigencias dispares pero con idéntico objetivo: dar un mazazo al rival que marque el devenir de la Liga. A los blancos, que reciben al líder con once puntos de desventaja, una distancia nunca antes vista para un enfrentamiento entre ambos en la primera vuelta, les va en ello la supervivencia, ya que un tropiezo significaría un prematuro adiós al título liguero y cinco meses de penitencia en el campeonato doméstico.
Al Barça, por el contrario, se les presenta la oportunidad de asestar una estocada mortal a un enemigo herido. Matar o arriesgarse a morir en el futuro es, en definitiva, la disyuntiva que se le presenta al cuadro blaugrana.
La manita al Sevilla y el Mundialito de clubes ha insuflado moral al Real Madrid que tras un errático comienzo de curso, ha recuperado piezas clave en su engranaje y parte del olfato perdido, con Cristiano Ronaldo marcando en los cuatro últimos choques y tras recuperarse de las molestias en la pierna.
La mejoría de Modric y Kroos ha elevado las prestaciones del vigente campeón. La sagacidad táctica del croata será fundamental para contener a la medular azulgrana, donde Valverde ha recuperado al mejor Rakitic y a un Iniesta que, como Ramos y Messi, vivirá su trigésimo séptimo clásico con la sonrisa en el semblante que perdió con Luis Enrique. Casemiro volverá a ser el ancla de los blancos, pese a que el formidable desempeño de Kovacic como secante de Messi cimentó el triunfo frente al Barça en la Supercopa. Zidane apostará por Isco y adjudicará a Bale el papel de revulsivo, confiando en que su explosividad surta efecto ante un Barça ya cansado. Arriba, el cuestionado Benzema, autor de 6 goles al Barça en el Bernabéu, será el escudero de Cristiano.
Al igual que Zidane, que se encomendará al once de Cardiff, Valverde entiende que un clásico no es buen terreno para experimentos, por lo que dibujará un equipo reconocible en el que Sergi Roberto, conductor de la contra finalizada por Messi que tumbó el pasado año al Madrid y Alba ocuparán los carriles, y Vermaelen tendrá su bautismo de fuego en un clásico.
El Txingurri, que ha perdido sus cinco duelos con Zidane en los banquillos, dejó a Deulofeu fuera de la convocatoria, lo mismo que a Dembélé, con el que no desea correr riesgos. Sus ausencias, sumadas a las del lesionado Alcácer y los descartados Arda y Rafinha, permitirán al técnico mantener el 4-4-2 que ha solidificado al conjunto culé. Al espectacular momento de Ter Stegen y el terror que Messi siembra en cada una de sus visitas al coliseo blanco se suma la racha de Luis Suárez, autor de seis tantos en sus últimos cinco partidos.
Fortaleza defensiva y eficacia ofensiva con la que el cuadro blaugrana quiere enterrar las opciones del Real Madrid en un clásico en el que no habrá pasillo a los blancos por su sexta corona planetaria.