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Disputará mañana la final de Australia sin apenas desgaste y con el calor del público una vez más a su favor
27 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El Open de Australia es, sin duda, un torneo diferente y especial. Llega tras el descanso y la pretemporada, y se juega con un fuerte calor, por lo que el desgaste que produce es mucho mayor que otros, con partidos al mejor de cinco sets y muchos que sobrepasan las cuatro horas de duración. Es lógico que, teniendo en cuenta estas circunstancias, sea el campeonato mas impredecible, y en el que mas lesiones y abandonos suceden, y que tiene como consecuencia el que jugadores poco conocidos, o que no figuran entre los favoritos, puedan alcanzar las rondas finales. Pasó en ediciones anteriores con jugadores que alcanzaron la final como Schüttler, Fernando González, Clement, Bagdhatis o Tsonga, o alguno que incluso consiguió el triunfo, como Johansson.
Sin embargo, en las últimas nueve ediciones los jugadores dominantes del circuito, como Djokovic, Federer, Nadal, Murray y Wawrinka, se disputaron entre sí el triunfo en la tierra de los canguros. Esta dinámica de casi una década se ha roto ahora, y Australia ha vuelto a ser el torneo de las grandes sorpresas: entre que había jugadores que se presentaban tras lesiones importantes, como Djokovic, Wawrinka y Raonic; que otros favoritos, como Goffin, Thiem, Del Potro, Zverev, Dimitrov o Kyrgios no ofrecieron el rendimiento previsto, y que un claro favorito al triunfo como Rafa Nadal se viera obligado a abandonar lesionado, produjo la inesperada aparición en las rondas finales de jugadores como Fucsovics (80 ATP) en octavos, Sandgren (97 ATP) en cuartos, y el británico Edmund (49 ATP) y el surcoreano Chung (58 ATP) en semifinales.
Se pudiera pensar que el interés por la final del torneo habría decrecido considerablemente, pero nada mas lejos de la realidad, sino al contrario, la expectación es máxima, porque está Roger Federer, el jugador con el mejor palmarés del tenis, sin duda el más elegante, apreciado y admirado por los aficionados de todo el mundo. Suizo de nacimiento, pero por el calor del público podríamos decir que australiano en Melbourne, francés en Paris, británico en Wimbledon y estadounidense en Nueva York.
Federer siempre juega en casa, pero la explicación la tiene su técnica, elegancia, y su saber estar a lo largo de todo este largo período de 19 temporadas consecutivas llegando a finales. Sus números impresionan: 19 títulos de Grand Slam, 20 finales, 43 semifinales, 331 victorias, 72 participaciones, 95 títulos como profesional. En el 2004, ganó su primera final en Melbourne a Marat Saffin, y 14 años después, con 36 años y 4 hijos opta a conseguir su sexto título que le igualaría con Emerson y Djokovic.
Roger Federer llegará a la final de mañana contra el croata Marin Cilic sin perder un solo set. Bien es verdad que se podrá decir que no ha jugado con ningún rival de entidad, salvo Berdych, pero eso no es su problema, Por su lado del cuadro figuraban rivales de la talla de Goffin, Del Potro, Djokovic, Zverev, Wawrinka o Thiem, y todos cayeron eliminados. Él cumplió con su cometido de ir superando a los adversarios que le tocaban. En semifinales, las ampollas impidieron al surcoreano Chung jugar al extraordinario nivel de rondas anteriores, y su abandono sin duda beneficia el que Roger afronte la final sin apenas desgaste.