La factura de la Copa del Rey

Colpisa

DEPORTES

Kiko Huesca | Efe

La plantilla del Sevilla es recibida con abucheos e insultos y el club abre expediente a N?Zonzi por salir de fiesta tras el 0-5y sentencia a Montella

23 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La resaca de la final de la Copa del Rey para el Sevilla fue tan dura como se esperaba. La actuación del equipo tras la goleada encajada ante el Barcelona ha abierto un agujero social en la planta noble del Ramón Sánchez-Pizjuán que será muy difícil cerrar, al menos hasta el final de temporada. Al equipo andaluz le quedan cinco partidos de Liga para intentar alcanzar el séptimo puesto que le daría derecho a estar un año más en Europa. Aunque las expectativas, a tenor de lo vivido durante el domingo, no son nada halagüeñas en favor de los intereses rojiblancos.

El naufragio en el Metropolitano solo fue la antesala de lo acaecido doce horas después. Medio día que tiene varios nombres propios. El primero el de N’Zonzi. El jugador francés se marchó del hotel de concentración del club de madrugada para acompañar a su familia en una conocida discoteca madrileña. En las redes sociales aparecieron a altas horas de la noche varias fotografías en una actitud relajada y ociosa. Una vez que los medios de comunicación, sobre todo sevillanos, se hicieron eco, los aficionados multiplicaron su enfado hacia la plantilla que explotó en dos fases: en la salida de los jugadores desde Madrid en la estación del AVE de Atocha y a la llegada en Sevilla.

Fue en la capital de España donde se vivieron los primeros momentos de tensión. Pareja se enzarzó con un aficionado que le reprochaba la escasa ambición del equipo. El central tuvo que ser sujetado por la seguridad privada del Sevilla para que el incidente no fuera a mayores. Después pidió disculpas. N’Zonzi también se disculpó por su salida nocturna; lo hizo por medio de un vídeo realizado durante el trayecto en tren.

Cuando los sevillistas llegaron a orillas del Guadalquivir los ánimos no se habían calmado. El blanco de las iras fue en esta ocasión el presidente, Pepe Castro. «Ahora mismo hay que tener cabeza fría y no tomar decisiones en caliente», recalcó para tranquilizar los ánimos de varios aficionados que le increparon. Mientras algunos exigían su dimisión, otro le pidieron entre gritos «cortar cabezas», en clara referencia al director deportivo, Oscar Arias, y al entrenador, Vincenzo Montella. Ambos están en el disparadero y su continuidad en el proyecto de la próxima campaña en el aire.

La marcha de Monchi supuso un quebradero de cabeza para Pepe Castro y la afición que no sabía cómo encajar la noticia del adiós de uno de los grandes protagonistas del mundo del balompié en la última década. Al final, siguiendo el consejo del propio Monchi, se confió la dirección deportiva a su segundo, Óscar Arias. Pero la apuesta ha salido mal. Este era el año de mayor presupuesto en la historia del centenario club y los fichajes resultaron poco fructíferos, además se ha arrastrado la pésima planificación en la portería.

Tampoco ayuda el banquillo. Tras el despido de Berizzo se apostó por Montella, pero el italiano no ha sabido encajar en la filosofía ni amoldarse a los profesionales que tenía en plantilla. No ha sido capaz Montella de transmitir una idea clara ni de manejar los descansos a sus jugadores estrella, que el sábado confirmaban en privado verse incapaces de aguantar el ritmo arrollador del Barça. Admitían que la preparación en ese aspecto «ha dejado mucho que desear». Intentar arreglar el barco empezará el martes, día que Castro ha señalado como «clave» para analizar la situación el equipo y tratar de tapar los múltiples agujeros de una nefasta gestión de los recursos. Sólo quedará por saber si ya será demasiado tarde.