El vicepresidente que hizo 600 kilómetros por una camiseta

Marta de Dios Crespo
MARTA DE DIOS LUGO / LA VOZ

DEPORTES

LOF

José María Sardá viajó hasta Benavente para que el Rayo pudiera jugar con su primera equipación

28 may 2018 . Actualizado a las 13:10 h.

El fútbol está plagado de historias de amor. Las mejores son siempre en las que los protagonistas atraviesan un sinfín de dificultades antes de terminar comiendo perdices. Ayer, José María Sardá, vicepresidente del Rayo Vallecano protagonizó una de esas historias que vale la pena contar.

Horas antes del partido se enteró que su equipo no podría jugar contra el Lugo con su primera equipación. Los lucenses habían acudido a Vallecas con la camiseta rojiblanca y el colegiado, Figueroa Vázquez, entendía en el último momento que las similitudes entre ambas las hacían confusas e incompatibles.

El lío empezó días antes, cuando los del Ángel Carro escogieron en el Kit Selector (una aplicación que maneja la Liga para evitar justamente este tipo de problemas) su primera vestimenta para el duelo contra el Rayo Vallecano. La validó el propio árbitro, la competición y la televisión. Así que cuando llegó el día del partido, eximidos de viajar con la segunda, el Lugo se plantó en la periferia de Madrid con su ropa.

Aunque Figueroa Vázquez había dicho que sí, ahora decía que no. El Lugo que no había viajado con otro uniforme se ofreció, no obstante, a acercar la segunda equipación hasta Benavente, a medio camino entre un punto y otro. Quedaban por cubrir 300 kilómetros en una dirección y otros tantos de vuelta. Fue entonces cuando el directivo del Rayo se ofreció a coger su coche particular y llegar a mitad de camino, coger las camisetas negras del Lugo y volver hacia Vallecas antes del partido.

La recompensa

El sacrificio valió la pena. El partido salió a pedir de boca para los de la franja, que acosaron, tuvieron la iniciativa y se adelantaron antes de llegar al descanso. Un inspiradísimo Roberto impidió que marcasen el tanto de la tranquilidad y la incertidumbre se mantuvo hasta el final, pero Vallecas volvía a ser un escenario de Primera División.

¿Qué habría pasado si José María Sardá no hubiera cogido su coche y hecho 600 kilómetros? Probablemente su equipo habría tenido que jugar con la segunda equipación en casa y quién sabe, quizás ese detalle les habría gafado el ascenso soñado. Afortunadamente para él, Vallecas cenó ayer perdices.