Trece años y varias pesadillas después, el número 7 del ránking mundial sella la 'ensaladera' al imponerse en el cuarto punto a una Francia insostenible en los individuales.
25 nov 2018 . Actualizado a las 16:51 h.Quizás en la cabeza de Marin Cilic aún paseaba el amargo recuerdo de Zagreb 2006. La final de la Copa Davis que Croacia tuvo a un set de distancia y en la que Cilic sufrió uno de los mayores varapalos de su carrera. Juan Martín del Potro remontó desde dos sets a cero abajo para arrebatar la gloria al mejor jugador croata de los últimos años y el único capaz de igualar a Goran Ivanisevic conquistando un grande para el país ajedrezado.
Dos años después del colapso en Zagreb, de la 'ensaladera' que estuvo a dos juegos de caer en territorio balcánico, Cilic reclamó la gloria negada y se alzó en Lille con la segunda Copa Davis en la historia de Croacia.
El de Medjugorje se llevó el cuarto punto de la eliminatoria ante Lucas Pouille (7-6 (3), 6-3 y 6-3) y evitó que los franceses repitieran título, al mismo tiempo que revivió el espíritu de Ivan Lubicic y Mario Ancic, héroes croatas en 2005. Treces otoños más tarde, también fuera de casa, Croacia besó la gloria, ayudada en parte, por las extrañas decisiones tomadas por el combinado galo.
La primera de ellas, colocar tierra batida para la final, intentando damnificar a Croacia, en lugar de pensar en potenciar sus habilidades. Quisieron mitigar el gran servicio y derecha de Cilic en cemento y se encontraron con una versión inmaculada del croata en tierra. Por algo, un día fue campeón júnior de Roland Garros.
La jornada del viernes, con las derrotas de Jeremy Chardy y Jo-Wilfried Tsonga les dejó a las puertas de la derrota y solo el espejismo del dobles les devolvió la esperanza. Yannick Noah, en su última decisión como capitán, quitó a Chardy del cuarto punto y metió a Lucas Pouille, el mejor jugador galo del momento y con el cemento como superficie predilecta.
Sobre la arcilla del estadio Pierre-Mauroy y ante 25.000 espectadores, Pouille dio más guerra que Chardy y forzó algo más a Cilic de lo que hizo Tsonga el viernes, pero no fue suficiente para amedrentar al gigante.
El croata despistó a los fantasmas en el desempate del primer set y superó el trámite del segundo con una rotura a favor y un Pouille compungido al otro lado. El joven galo fue el héroe el año pasado y esta vez el traje le quedaba grande.
Cilic no dio lugar a otra escabechina. Siguió sólido y no titubeó para aprovechar su segunda bola de rotura en el tercero. Le quedaban tres juegos para vengar a su 'yo' de hace dos años. Solventó los dos primeros servicios cediendo solo dos puntos y encaró el saque de Pouille comprometido a acabar al resto. Un globo, en el tercer punto de partido, certificó la segunda Copa Davis en la historia de Croacia y de manera directa, la defunción de la competición, que el año que viene cambiará de formato, terminando con 118 años de historia.
«Ha sido el fin de semana de mis sueños»
«He jugado muy bien contra un rival que me lo ha puesto muy complicado», dijo el croata tras derrotar al francés Lucas Pouille por 7-6(3), 6-3 y 6-3. Cilic, el último ganador de un Grand Slam que no tenía la Davis en su palmarés, aseguró que este triunfo es muy diferente del que firmó en Abierto de Estados Unidos de 2014.
«No tienen nada que ver, aquí juegas por tu país, lo hemos ganado en equipo, todos juntos, es algo muy intenso. Ha sido el fin de semana de mis sueños», señaló. El croata confesó que ganar la Davis antes de que el año próximo cambie de formato era uno de sus objetivos, tras haber caído en la final de 2016 contra Argentina.
«Se cierra un capítulo, era la última vez que podía ganarla en este formato y es algo maravilloso», señaló.
Hace dos años, Cilic tuvo contra las cuerdas a Juan Martín del Potro en el cuarto partido, lo que habría dado a Croacia su segunda ensaladera, tras la conquistada en 2005 frente a Eslovaquia gracias a Ivan Ljubicic y Mario Ancic.