El equipo de Múnich anuncia a bombo y platillo su intención de hacer grandes fichajes en invierno, un periodo en el que la Premier suele ser gran animadora
22 dic 2018 . Actualizado a las 19:46 h.Es la ley del dinero. Que cambia de manos, pero siempre está. Ni se crea, ni se destruye, solo se busca nuevos bolsillos. Siempre hay un impulso. El año pasado el Barcelona llevaba las alforjas llenas. No dio tiempo en el verano a gastar la millonada que dejó Neymar. El club catalán, retratado en los despachos, se encontró con mucho dinero y con un gran problema. El adiós del brasileño era un golpe anímico y deportivo. Equipos con talento en el escaparate comenzaron a nadar en círculos, mostrando la aleta sobre las aguas del mercado. El mordisco veraniego lo dio el Borussia de Dortmund. Entrega exprés de Dembelé a cambio de 105 millones de euros. Merodeaba también el Liverpool, con Coutinho en las fauces. Mostraba el producto siguiendo la liturgia de todo buen vendedor. Un activo imprescindible, pero «¿cuánto llevas encima?». El Barcelona, tentado hasta el último momento, entendió que debía retirarse. Hasta que el invierno levantó esa fina capa de paciencia destapando el ansia. 120 millones.
En este mercado todo es consecuencia de ese ciclo. ¿Es casualidad que el Borussia de Dortmund y el Liverpool sean los líderes de sus respectivas ligas? No da la felicidad el dinero, pero si a la ingeniería financiera le añades un buen arquitecto futbolístico, impulsa proyectos.
Y sigue la rueda. El Bayern de Múnich, tercer clasificado actualmente en la Bundesliga y a la sombra de los dos Borussias, anuncia a bombo y platillo que se prepara para el gran desembolso. Ese que no llegó en verano. Nada mejor que un carrusel de caras nuevas para tapar un pobre inicio de curso.
El juego ha empezado y el ovillo de lana es rojiblanco. Lucas Hernández es la primera batalla. Se habla de unos 80 millones de euros que los alemanes pagarían por el defensa. Los clubes ya se han apresurado a desmentir el acuerdo, que suele ser el paso previo de todo acuerdo. Los colchoneros recibirían una millonada por un defensa que aliviaría su asfixiante apartado de nóminas y los alemanes a un zaguero que ha brillado en el Mundial de Rusia, y que tiene una gran proyección de futuro. Cuenten con el Bayern. Los bávaros exhiben su músculo financiero.
Otros lo tienen, pero no lo dicen aunque todo el mundo lo sepa. Es el caso del Real Madrid que lleva años escondiendo la billetera. Los blancos han cerrado buenos negocios en el mercado invernal como los de Higuaín o Marcelo, pero también acuerdos nefastos como Cassano, Lucas Silva o Huntelaar. Desde Chamartín, incluso desde antes de la marcha de Cristiano, parecen esperar a que una superestrella se ponga a tiro, pero no llega. Los nombres son siempre los mismos: Neymar, Kane... Aún están a tiempo de salvar una temporada que pintaba nefasta. El equipo está vivo en todas las competiciones, pero da síntomas de necesitar ese plus que Isco o Asensio prometían y que no han dado.
En el club blanco están puestas las miradas. El Barcelona parece que adoptará un perfil bajo. La cesión de Murillo, suplente en el Valencia, y poco más. Al Atlético, después del desembolso por Diego Costa el pasado diciembre, firmarían quedarse como están. Será clave el futuro de Lucas en un equipo escasísimo de defensas.
El dinero sigue estando en Inglaterra. El invierno pasado el Liverpool pagó casi 80 millones de euros por el defensa Van Dijk, el City 65 por Laporte, otro central, y el Arsenal casi 64 por Aubameyang. Ya que en Alemania e Italia no son de grandes fastos navideños, solo la liga china y el PSG han discutido en los últimos años el dominio. Los franceses también andan sueltos, pero bajo la lupa de la investigación de la UEFA por el fair play financiero, recogerse un tiempo parece la opción más inteligente. Los asiáticos, por su parte, han sido los grandes animadores en el bazar futbolístico de esta época del año y han obligado a los proyectos europeos a doblegarse ante sus suntuosas ofertas. Pato, Oscar, Carrasco, Jackson Martínez, Gervinho, Bakambu, Alex Teixeira... todos ellos hicieron las maletas en invierno. La liga china -que en diciembre y con la competición ya acabada estructura sus nuevos proyectos- ha firmado dos de las operaciones más importantes de los últimos cinco años. Este no tendrán ese impacto. El gobierno ha dictado durísimos impuestos a la contratación de jugadores extranjeros. Caladero agotado. A Europa le toca rascarse el bolsillo.
La Liga española afronta el mercado después de las cifras récord del pasado curso
A estas alturas comienzan a llover en las salas de prensa las preguntas sobre posible incorporaciones y demás rumores. Desde el hermetismo de directores deportivos, jugadores, presidentes y entrenadores siempre cae algún tópico para esquivar el asedio: «Es difícil que el invierno solucione lo que no se hizo en verano». Un clásico que empieza a quedarse sin fundamento.
El año pasado se marcaron cifras récord en España. El Barcelona firmó a Coutinho por 120 millones de euros y a Yerry Mina por casi 12, el Atlético repescó a Costa por otros 60. 32 pagó el Athletic por Iñigo Martínez con el dinero que recibieron por Laporte. Coquelin al Valencia, Arana al Sevilla y Bartra al Betis. En total 476 millones salieron de las arcas de los conjuntos de la Primera División.
La tendencia en toda Europa lleva años al alza. Muy lejos quedan los 7 y 5 millones que los clubes españoles se gastaron en el 2001 y el 2002 respectivamente. Como casi siempre, todo empezó en Inglaterra. El invierno del 2010, la Premier vivió unas navidades millonarias. Torres se marchaba al Chelsea por casi 60 millones. Los londinenses también desembolsaron 25 por David Luiz. Andy Carrol ponía rumbo a Liverpool por más de 40, aunque más rentable para el club fue la inversión de 26 en un uruguayo llamado Luis Suárez. El City empezaba su proyecto contratando a Dzeko por 37 millones. Una locura. El gasto se contrajo de manera importante el siguiente invierno y, desde entonces, no ha parado de subir.