Un grupo de futbolistas gallegos nacidos entre el 2000 y el 2002 se destaca en la última etapa de formación antes de dar el salto al profesionalismo
20 may 2019 . Actualizado a las 11:29 h.Dice una estimación un poco de andar por casa que solo uno de cada 10.000 niños cumplirá su sueño de ser futbolista. Esta temporada, la llamada «Generación Z», que abarca a los nacidos entre el año 2000 y el 2002, afrontan la etapa juvenil, la última formativa antes de dar el salto -o no- al profesionalismo. Y, a estas alturas, los jóvenes gallegos que mantienen el sueño intacto son ya solo un puñado. Los mejores de esta hornada estuvieron hace unos días en Vigo, disputando la Copa de Campeones juveniles. Y algunos son gallegos.
Dani Tasende (Coristanco, 2000) es una de las piezas clave del juvenil del Villarreal, finalista de la Copa, donde solo el Zaragoza pudo con ellos. Miguel Ángel Tena, exjugador del Lugo y Racing de Ferrol y exentrenador del equipo verde, es el responsable de dirigir el equipo amarillo juvenil. Con Tasende en el lateral izquierdo acumulando la práctica totalidad de los minutos en Liga, el Villarreal se proclamó campeón en el Grupo 7 de División de Honor por delante de otras canteras potentes.
«No es solo un defensor, es un lateral moderno», dice Tena. «La filosofía del Villarreal propone laterales que son casi extremos, y Dani aparece muy bien desde segunda línea. Centra muy bien y además es goleador. Todavía no ha recibido la llamada del combinado nacional, «pero si sigue así, la recibirá», asegura su entrenador. Dani Tasende comparte posición en el flanco izquierdo de la defensa con su hermano Angeliño, jugador del PSV. El mayor de los Tasende compitió en el Camp Nou esta temporada en Champions, y su equipo solo aflojó el domingo pasado en el pulso con el Ajax para proclamarse ganador de la Eredivise. «Tiene un gran ejemplo en el que mirarse», dice Tena.
Nicolás González Iglesias (A Coruña, 2002) es una de las piernas derechas más prometedoras de la cantera blaugrana. No heredó la posición ni el pie dominante de su padre, Fran, leyenda del carril zurdo del Deportivo, pero no le va mal. Tras dar el salto del cadete, donde era capitán, directamente al Juvenil A, el coruñés se ha hecho un hueco organizando al equipo desde el centro del campo. Ha sido importante en el segundo puesto obtenido por el equipo en Liga -el Barça se quedó fuera de la Copa de Campeones- y también en la Youth League -la máxima competición europea preprofesional-. Pero el fútbol le deparó la mala suerte de fallar uno de los penaltis de la tanda decisiva de semifinales continentales frente al Chelsea. Antes de que los londinenses apeasen a los culés, Nico había disputado ocho partidos en los que anotó dos goles. Internacional con la selección española sub-17, es una de las realidades más firmes de la cantera gallega. «Ha estado recorriendo un largo camino, pero o das un paso o dos hacia delante, o te quedas como muchos niños. El embudo se ha estrechado de tal manera que solo unos pocos llegan. Va a depender de su cabeza», dice su padre. Pocos tendrán un espejo de ese nivel en el que mirarse.
En el Real Madrid, Galicia tiene dos representantes. Una cantera en la que siempre es difícil despuntar. El primero de ellos es Iván Riveiro (A Coruña, 2000). El ex del Ural y el Montañeros pertenece al Real Madrid desde su etapa cadete y actualmente forma parte de la plantilla del Juvenil A. No ha sido fácil su curso en una posición, la de centrocampista, con mucha competencia en el equipo de Dani Poyatos y que cuenta con muchos jugadores a medio camino entre el Castilla y el juvenil. Apenas ha podido mostrar su calidad, aunque sí pudo anotar un tanto en la Youth League ante el CSKA de Moscú. No está en las quinielas para dar el salto al Castilla el próximo curso.
El otro representante gallego en el club blanco es el excéltico Raúl Dacosta (Ourense, 2002). Milita en el Juvenil B de Raúl, que se ha proclamado campeón y con el que ha anotado tres goles. Un atacante muy dotado que ya ha sido llamado por las categorías inferiores de la selección. Cuenta con mucha competencia, pero con su edad todavía tiene años para despuntar en la Fábrica.
El Celta se sigue imponiendo al Deportivo en los resultados de su cantera
Deportivo y Celta de Vigo tienen atado a buena parte del talento gallego que no ha hecho las maletas para emigrar fuera de Galicia. Dos colosos con los que es casi imposible competir y en el que se sigue imponiendo el trampolín del sur, con muchas de sus joyas ya rodadas en Segunda B en el filial celeste. Uno de los más prometedores es Sergio Carreira (Vigo, 2000), un nuevo éxito de la fructífera factoría de laterales de A Madroa. Tras debutar en la jornada 14, se ha asentado en el equipo siendo indiscutible en el tramo final de Liga. Las voces que le comparan con Míchel Salgado son inevitables.
Antes que Carreira, José Fontán (Vilagarcía, 2000) dio el salto del juvenil celeste al lateral izquierdo del Municipal de Barreiro. Con ocho partidos disputados en Segunda B y siendo un habitual en las convocatorias, tiene una gran competencia en el carril zurdo. Entre ella, la de Diego Pampín (Oleiros, 2000). Con 19 años ya acumula casi 50 partidos de experiencia en la categoría de bronce, en la que ya sabe lo que es marcar. Ellos son los llamados a dar un nuevo relevo generacional y escribir su nombre en Balaídos junto a los Míchel, Hugo Mallo, Jonny o Roberto Lago.
Deportivista desde cadete, cuando el Deportivo se fijo en el fútbol que desplegaba en el Victoria, Jorge Valín (A Coruña, 2000) ha hecho valer su polivalencia para ser la nota positiva de la cantera en el complicado año del Fabril ejerciendo de lateral. «Es un gran valor dentro del club. Creo que le ha aportado mucha frescura al Fabril aún siendo juvenil. Es muy completo», dice Rubén Coméndez, el que fuera su entrenador en el Deportivo.
Pero el talento no está solo entre los mayores. Iker Losada (Catoira, 2001), que participó con el Celta en la Copa de Campeones, es en buena parte artífice del éxito del Celta en la División de Honor juvenil. «Es uno de los jugadores con más proyección de toda Galicia», dice Jesús López, su entrenador en la selección gallega sub-18. También ha recibido la llamada del combinado nacional. «Diría que es el jugador más desequilibrante de toda Galicia. Si las lesiones le respetan, tiene condiciones para llegar a profesional», añade Jesús López, que también entrena a Juan Rodríguez (Vigo, 2002), otro internacional con las categorías inferiores. «Tiene mucha proyección. Aún tiene que madurar un poco, pero todavía es muy joven», asegura el seleccionador gallego.