Federer y Djokovic juegan el primer 12-12 de una final de Wimbledon

D. A. BARRO

DEPORTES

ANDREW COULDRIDGE | REUTERS

Después de más de cuatro horas estrenan el nuevo formato de desempate en un partido por el título

14 jul 2019 . Actualizado a las 19:59 h.

Después de una batalla de cinco sets y más de cuatro horas de partido, Roger Federer y Novak Djokovic mantienen a estas horas un pulso vibrante. Uno busca su noveno trofeo de Wimbledon y su vigésimo primer «grand slam», y otro su quinto cetro en la catedral. Y lo hacen en el primer desempate con 12-12 en el quinto set de una final.

Federer llegó a servir para el título con 6-7, 6-2, 6-7, 6-4 y 8-7, pero llegó la reacción del serbio. A sus 37 años, el suizo intenta agigantar su figura como el gran señor del All England Club y su condición de tenista irrepetible en la historia de su deporte. Cuando la gran mayoría de los jugadores de su generación no solo no compiten ya al más alto nivel, sino ni siquiera están ahora en activo, sigue impartiendo lecciones con su clase inigualable.

A cada set que ganó Djokovic en el tie break respondió Federer de forma encomiable. Así, golpe a golpe, se llegó al quinto, con el serbio tirando de su plasticidad para estirarse hasta alcanzar bolas imposibles y el suizo explotando su interminable repertorio de ataque, con más frecuentes subidas a la red. Un break situó a Djokovic con 4-2 a su favor en la manga decisiva, y parecía alfombrar su camino hacia el título, pero respondió Federer con otra rotura en el juego siguiente. No hubo sobresaltos hasta el 7-7, cuando pareció llegar la estocada del suizo. Para júbilo de la grada, claramente de su lado, y en medio mundo, donde se venera al genio de Basilea de una forma especial.  Pero llegó entonces la enésima reacción del balcánico.

Como le sucede con Nadal, al para muchos mejor jugador de todos los tiempos no le salen las cuentas con Djokovic. También contra el serbio sale derrotado en sus enfrentamientos directos, ahora con 26 triunfos para el tenista de Belgrado por 22 para el de Basilea. Pero no hay comparación en lo que se refiere a títulos del grand slam. Veinte tiene Federer, dos más que Nadal en la clasificación histórica y cinco más de Djokovic. Resulta paradójico recordar ahora como, durante años, se especuló con que los Juegos Olímpicos del 2012 fuesen a significar el adiós del suizo, en su pista talismán y con la medalla que durante tantos años se le resistió. Expresar que un podio en la catedral era uno de sus últimos desafíos desató las especulaciones, pero no solo no detuvo ahí sus clases magistrales sobre la pista, sino que ya pasaon siete temporadas más y sigue rindiendo como un veinteañero.