Una nueva generación encabezada por Caeleb Dressel, Regan Smith y Benedetta Pilato amenaza el dominio de los nombres consagrados
28 jul 2019 . Actualizado a las 22:18 h.El futuro de la natación asomó en la piscina de Gwangju, mientras la generación que llegó a la cita en posición dominante hizo aguas y ve tambalear su reinado. Corea del Sur asistió al inicio del cambio generacional, con la confirmación de Caleb Dressel como uno de los mejores de la historia, y la irrupción de jovencísimas campeonas (récords incluidos) como la estadounidense Regan Smith (17 años) y la italiana Benedetta Pilato (14 años).
Mireia Belmonte y Katie Ledecky asistieron impotentes a asalto, aunque la norteamericana rascó el oro en los 800 libres tras haber claudicado en los 400 ante la australiana Ariarne Titmus. Fue lo máximo a lo que pudo aspirar tras comenzar enferma la cita mundialista. También tenía coartada la nadadora española, cuyo entrenador (y responsable del equipo español), Fred Vergnoux advirtió que no llegaba en su mejor momento porque los Juegos son su prioridad.
Sea como fuere, este Mundial se disputó bajo la alargada sombra de Michael Phelps como alegoría del inexorable paso del tiempo en un deporte que consume campeones a un ritmo endiablado. La amenaza histórica que supone Dressel es patente, tras seis medallas de oro (cuatro individuales), el récord en los 100 mariposa (49.50) y los dos mejores tiempos de la historia registrados sin tener en cuenta los resultados conseguidos con los bañadores de poliuretano, en los 50 metros (21.04) y en los 100 metros (46.96). Nunca antes un nadador ganó ocho medallas en un solo Mundial. Y se quedó sin una más el último día porque la Gran Bretaña de Adam Peaty le arrebató la victoria en el 4x100 estilos.
Peaty simboliza, junto a la sueca Sarah Sjöström (única mujer con cinco medallas individuales en una sola cita mundial con su oro en 50 metros mariposa, la plata en 100 metros libre y 100 metros mariposa y el bronce en 200 metros libre) la resistencia de la vieja guardia.
La última amenaza para esta generación es la italiana Benedetta Pilato, que asombró al mundo con su plata en los 50 braza. Ella es la última joya de un mundial en la que se han dado a conocer jóvenes valores, como la estadounidense Regan Smith, la australiana Ariarne Titmus, la canadiense Margaret MacNeil y el húngaro de 19 años Kristof Milak.
La cuarta plaza de Pons con récord nacional en los 400 estilos maquilla el fiasco español
El español Joan Lluis Pons se quedó a las puertas del podio en los 400 estilos, prueba en la que el japonés Daiya Seto se colgó el oro. El mallorquín marcó un tiempo de 4:13.30, nuevo récord de España pero insuficiente para acceder al bronce, que se llevó el neozelandés Lewis Clareburt (4:12.07), mientras que la plata se la quedó el estadounidense Jay Litherland (4:09.22).
«Estoy muy satisfecho por conseguir el récord y acabar cuarto y también porque me lo he pasado muy bien compitiendo. Además el sabor agridulce de meterme en la final de Río 2016 y no saber competir en la final, ahora me lo he sacado», dijo Pons, que batió su propia plusmarca.
A pesar de esta sensación positiva, su logro apenas sirve para maquillar el enorme fiasco de la natación española en este Mundial. De hecho, el entrenador jefe del equipo español, Fred Vergnoux, reconoció que España debe «aspirar a más» y ponerse las pilas a un año de los Juegos Olímpicos de Tokio, hablando incluso de una «realidad más grave que nunca», con especial mención al agrio paso de Mireia Belmonte por el Mundial de Gwangju.