Tras dos décadas del triunfo de la pontevedresa Lourdes Domínguez en Roland Garros, la vilagarciana, número 53 del ránking mundial, debutará en el U. S. Open
19 ago 2019 . Actualizado a las 12:00 h.El 6 de junio de 1999 Lourdes Domínguez alzaba el trofeo de campeona de Roland Garros júnior. Desde la gesta de la pontevedresa, ya retirada de las pistas, ningún otro tenista gallego, mujer u hombre, había participado siquiera en uno de los cuatro torneos del Grand Slam en la categoría sub-18. Hasta este mes. El viernes 30 de agosto Jéssica Bouzas Maneiro (Vilagarcía de Arousa, 2002) debutará en el U. S. Open. O quizá lo haga dos días después, el domingo 1 de septiembre. Una duda que disipará mañana a las 16 horas, cuando se cierre el listado de renuncias y se sepa si la joven arousana accede directamente al cuadro principal, situada en estos momentos como tercera jugadora en el de la previa.
Con la clasificación, a 23 de julio, del ránking ITF Tennis Junior, el circuito mundial de referencia para los jugadores sub-18 que preparan su salto al profesionalismo, como criba, Bouzas, en el puesto 54.º (hoy aparece uno más arriba) se quedó en primera instancia a las puertas de inscribir su nombre entre las 64 raquetas del cuadro principal por el título en las pistas de Flushing Meadows, en las que devolverá al tenis gallego al Grand Slam júnior 20 años después.
El inminente desembarco de Jéssica Bouzas en la gran cita de Nueva York es el fruto de esa fórmula -que nada tiene que ver con la magia más allá del necesario talento innato del deportista- inútil sin ingredientes tan pegados a la realidad: trabajo, entrega, sacrificio, y apoyo familiar.
Despuntando desde el principio
Iniciada en el tenis a los 6 años, campeona gallega benjamín y alevín, con 11 ya figuraba en la órbita de la Real Federación Española de Tenis, que la convocó a una concentración de seguimiento el mismo año, 2014, que era seleccionada entre las 8 mejores tenistas de España para jugar el Mutua Open Madrid sub-12. En el 2016 su calidad y progresión le abrieron las puertas de la selección española, con la que debutó con 13 años jugando la Winter y la Summer Cup; para sumar en el 2018 las fases previa y final de la Winter Cup, y este año el Campeonato de Europa sub-18.
Ante tal potencial, sus padres propusieron a Jéssica dejar el club local y apostar por buscar un gran salto de calidad en una de las mejores escuelas de formación de España, la Academia Tenis Ferrer de Jávea, Alicante. Y con 14 años recién cumplidos, en octubre del 2016, la vilagarciana partió de su hogar familiar para comenzar a crecer a todos los niveles a más de mil kilómetros de distancia.
Cerrando su primer curso como número 293 del ránking mundial júnior, el 16 de abril del 2018, con solo 15 años, se situó en el puesto 137 tras ganar su primer título individual en un torneo de Grado 2, el de Vinarós.
Y tras ver ralentizada su escalada por un problema en su hombro derecho, que la mantuvo 18 semanas fuera del circuito, escalando desde el número 141 de comienzos de año al 53 que ocupa hoy, con cinco títulos en torneos de Grado 2 y 3; todos menos el de dobles de Vinarós encadenados entre junio y julio.
«Jugar un grand slam entraba en mis objetivos este año», recuerda Bouzas sin el menor rastro de soberbia. «Jugar el U. S. Open», declara, «va a ser una experiencia increíble. Voy con muchas ganas».
Tres semanas para adaptarse a la superficie dura tras tres años sin apenas tocarla
«¡Ah! ¡No lo sabía! Está muy bien». Jéssica Bouzas confiesa que desconocía estar a punto de poner fin a 20 años sin gallegos en el Grand Slam júnior. Una noticia que, salvo sorpresa, tendrá continuidad a comienzos del 2020 en el Open de Australia, toda vez que apenas defenderá puntos hasta entonces por el parón al que se tuvo que someter en mitad del 2018 para recuperar bien su hombro derecho.
Javier Ferrer e Israel Vior, los directores de la Academia Tenis Ferrer, los entrenadores Javier Martí e Isaac Grau, y el preparador físico Jauma Ros conforman el equipo técnico que sigue haciendo progresar a Bouzas en su tercer año en el centro de Jávea. En sus instalaciones, nos cuenta, lleva desde el arranque de la semana pasada buscando adaptar su juego a las exigencias y condiciones de la pista dura de Flushing Meadows cuanto lo permite tan escaso margen de tiempo. Y es que si durante sus años en Vilagarcía esa era el tipo de superficie en la que se entrenaba la mayor parte del tiempo, desde su llegada a la Academia Tenis Ferrer «son tres años entrenando en tierra batida», y compitiendo sobre ella en la mayoría de los torneos que ha disputado en este tiempo, explica Bouzas.
La adaptación «cuesta», reconoce la gallega: «En tierra me siento muy cómoda, porque hago un juego muy variado y agresivo, que apuro resbalándome, lo que me da mucha ventaja. En pista dura no puedo resbalar. Estoy entrenando mucho la velocidad de reacción a las bolas, adaptándome a los desplazamientos, también para tener mucho cuidado con no tener lesiones en las articulaciones». Un trabajo que la obligó a sacrificar su presencia en el Campeonato de España sub-18.
Apoyos, con la familia al frente
Al trabajo de la Academia Tenis Ferrer, Bouzas suma los apoyos tanto de sus patrocinadores como de las instituciones públicas. Pero sobre todo, es de nuevo el sacrificio económico de su familia el que ha hecho materialmente posible el próximo viaje a Nueva York que Jéssica se ha ganado con su sudor.