Supersticioso en el fútbol, al técnico del Pontevedra le gusta mantener las rutinas los días que juega en Pasarón
16 sep 2019 . Actualizado a las 11:42 h.Luis Miguel Areda (Vigo, 1974) hace dos años que dirige al Pontevedra, desde entonces es fiel a sus rutinas. Poco maniático, pero algo supersticioso, es amigo de mantener los rituales de cada domingo para que nada falle. Y cuando lo haga el fútbol, no teme por lo que pueda pasar. No tiene un plan B. «Con salud, me adaptó a lo que sea», advierte.
-¿Para quien es Luis Miguel y para quien Luismi?
-Nadie me llama Luis Miguel, en el fútbol soy Luismi y fuera de ahí, soy Miguel.
-Tienes nombre artístico...
-Sí, totalmente. Todo empezó porque llegué al equipo de fútbol donde empecé y había otro Miguel, entonces me quedó Luismi.
-Vive en Vigo y trabaja en Pontevedra, ¿cuántas veces se queja del peaje?
-Ahora unas cuantas, es cruzar Rande y echarte a temblar.
-¿Cruzar el puente de Rande es esa especie de bálsamo para olvidar los problemas del trabajo?
-Sí, la verdad es que por un lado el trayecto es el que es, pero es cómodo, vas pasando por la ría y la ensenada de San Simón, son momentos en los que a veces ni enciendo la radio, voy pensando en cómo fue la sesión, los últimos detalles antes de empezar. Es ese ratito de soledad que necesitas.
-¿Qué no le deja dormir?
-El fútbol, sin duda. Al final estas en cama y le estás dando vueltas a todo lo que tiene que ver con el fútbol, saldrá bien la sesión, si acertaré con la alineación. El fútbol es lo que me rompe la cabeza.
-¿Cambia mucho entre semana respecto al fin de semana?
-No, intento que no mucho, sí que es verdad que cuando te acercas a la hora del partido notas ese cosquilleo, ese gusanillo de cuando eras jugador, parece increíble, pero como entrenador también lo sientes.
-Sus inconfundibles zapatillas granates de los partidos, ¿son como la capa de Superman?
-Lo son todo, van ahí los superhéroes al cien por cien. Lanzan telas de araña, son capas de Superman y hasta el martillo de Thor.
-¿Es muy supersticioso?
-Un poco sí. Tampoco soy un obsesionado, pero en el fútbol si me va bien de una forma, no cambio, si el día del partido hago algo y funciona, no lo toco.
-Entonces, ¿los domingos de partido en su vida son como el día de la marmota, qué hace?
-Bajo a desayunar a la cafetería de siempre, luego voy a misa y antes del partido no como. Puedo engañar al estómago con cualquier cosa, pero no como. Llego con mucha antelación al estadio, dos horas o dos horas y media. Mantengo unos hábitos.
-Sobra ya preguntar si es de misa o de vermú.
-El día del partido soy de misa, el resto, no.
-¿Se acostumbra uno a no descansar en domingo?
-Sí, estoy habituado, llevó toda la vida haciéndolo, lo arrastro de la época de jugador, lo raro es un domingo sin fútbol.
-El fútbol marca su vida, pero verá otros deportes.
-Sí, estos días sigo la Vuelta a España y el Mundial de baloncesto. Me gustan todos.
-¿Es un buen espectador?
-Me gusta ser respetuoso, me gusta estar tranquilo, lo disfruto más.
-¿Cuál fue el último partido que vio desde la grada?
-La semifinal de la Supercopa que se hizo hace un año en Santiago con el Obradoiro, Barcelona, Baskonia y el Madrid.
-¿Le gusta tanto el fútbol como cuando era niño?
-Sí, me gusta y veo mucho fútbol y me da igual la categoría, pero lo veo desde otra perspectiva. Ahora es más negocio, más intereses, antes era solo como deporte en sí.
-Con el permiso del Pontevedra, ¿Celta o Dépor?
-Soy del fútbol gallego, me da igual el Celta, el Dépor o el Lugo, soy de los gallegos.
-¿Todavía le duelen los abucheos?
-No, no me duelen, me pueden molestar si no los entiendo o de quién vienen, pero tengo la conciencia tranquila.
-Y qué le hace perder la compostura a alguien tan educado como usted.
-Las faltas de respeto, no me gusta que me las hagan porque yo tampoco las hago.
-¿Tiene Luismi un plan B?
-No, ni me lo planteo. Me adapto a cualquier cosa, lo más importante es tener salud y a partir de ahí, me adapto.
-¿Por qué dejaría el Pontevedra?
-Porque creyese que se acabó una etapa y lo mejor es que ya no esté y venga otra persona. Todos tenemos una etapa y sería cuando ya no pudiese sacar nada a los futbolistas.
-¿Todavía le queda mucha vida granate?
-Esperemos que sí, creo que sí, ojalá pudiésemos seguir creciendo juntos.
-Le veremos hasta que acabe la liga con sus tenis granates, camisa blanca y pantalón vaquero.
-Sí, confío en que sí, eso sería muy buena señal.
En corto
Añora el silencio y el poder desconectar. Si se pierde, aparecería en una isla salvaje y con poca gente.
-¿Sigue viviendo en el barrio donde nació?
-Sí, sigo en Vigo en la misma zona, al lado del barrio donde nací.
-Eres de película, de series o de canal Disney por los niños.
-Soy de deportes y de los documentales, pero si me tengo que inclinar por una de esas opciones, diría que soy de películas porque a las series no me puedo enganchar, no tengo tiempo, entonces no quiero, las evito. No tengo tiempo para ver diez o 15 capítulos.
-¿Y qué hace para que las concentraciones sean amenas?
-Nada, como ahora echan fútbol a todas horas, veo el partido de la una, el de las cuatro y el de las ocho.
-Es un adicto al fútbol...
-Sí, lo reconozco, veo Primera, Segunda, analizo los partidos que me interesan más.
-¿Cómo desconecta?
-Me gusta ir a jugar al pádel, a la playa o hacer algo que me distraiga la cabeza.
-Puede decirse que es más de playa que de montaña.
-Sí, sin duda, me gusta más.
-¿Y dónde se perdería para descansar?
-En una isla salvaje y con poca gente. Al final estás todo el día con gente, hablando, trabajando y necesitas ese momento de soledad, de no escuchar a nadie.
-¿Añora el silencio?
-Sí
-¿Con qué viaje personal se quedaría?
-Me quedaría con cualquier viaje a Asturias, jugué allí y me trataron tan bien que siempre que voy, me presta.