Álex Abrines: «El dolor mental no se ve desde fuera y el dinero no importa una mierda»

El que fuera escolta de Unicaja y los Oklahoma City Thunder se recupera, tras su vuelta al Barcelona, de una grave depresión que lo obligó a dejar la NBA
Deportes en La Voz de Galicia. pablo.carballo@lavoz.es
Espera, paciente, su retorno a las canchas. Tras su vuelta a Barcelona, Álex Abrines (Palma de Mallorca, 1993) se ha ido reencontrando con las pistas. Y consigo mismo. Ha debutado en pretemporada y espera verse pronto en un partido oficial. «Llevaba apartado mucho tiempo. Es como cuando llevas mucho tiempo sin comer lo que más te gusta, que luego lo coges con más ganas. Hay que empezar poco a poco», admitía en una entrevista concedida a Movistar.
Su calvario comenzó en diciembre. Su equipo lo incluyó en las lista de «inactivos». Durante sus dos primeros años se había consolidado como ficha relevante en la segunda unidad de los Thunder. El internacional español firmaba de promedio, en su tercera campaña, algo menos de 20 minutos por partido y un 32% en triples, la mejor estadística desde que tomara rumbo a la mejor liga del mundo. Algo se truncó en Navidades. Los 27 minutos que disputó ante los Wolves serían los últimos. Era 23 de diciembre. A partir de ahí, un carrusel de inactividad inexplicable. 13 partidos fuera. Apenas unos minutos frente a Orlando -cinco escasos- y ante Miami -nueve- como preludio a otro parón. Sería el último. El 9 de febrero, Oklahoma anunciaba el corte del contrato del español. Había firmado, en el verano del 2016, un acuerdo por tres años a cambio de 17 millones de dólares. El club alegaba mutuo acuerdo y motivos personales. «Ha tenido que enfrentarse a problemas personales y ojalá pueda resolverlos para volver a jugar», deslizaba entonces Billy Donovan, su técnico. Abrines se sumía en un agujero profundo.

«Los deportistas somos personas normales y estamos sometidos a una presión fuera de lo normal. La gente no lo entiende y no les culpo. Este tío está podrido de millones y le pasa esto. Al final el dinero no es lo más importante, hasta que no te pasa no te das cuenta de que el dinero no importa una mierda. Tienes que buscar la ayuda de profesionales, además de la familia cuando pasas por algo así. Sacarlo adelante rodeado de ellos. El dolor mental no se ve desde fuera. No se trata igual si te rompes una rodilla y al final es igual, la cabeza es la que manda», se sincera ahora. «Da igual si eres Bill Gates o estás en paro, esto le puede pasar a cualquiera».
El mallorquín tuvo palabras de elogio para algunos de los compañeros que más le ayudaron en esta dura travesía. Y se acuerda especialmente de Russell Westbrook, el base estrella de aquellos Thunder. «En el primer año, sobre todo, me ayudó muchísimo. En el 60 o 70% de los viajes fuera íbamos a hacer algo: al cine, a cenar… Cuando estaba pasando por todo esto, que yo no viajaba por el equipo, incluso me llamó. Me dijo de quedar él y yo para ir a cenar. Se preocupaba por la persona, más allá del jugador. Me dijo que hiciera lo que tuviera que hacer, con tranquilidad, que el talento lo tenía. Si decidía lo que terminé decidiendo, él me apoyaría y estaría ahí».

El pasado mes de julio, Álex daba los primeros síntomas de recuperación. Lo hacía en un vídeo, con su voz en off en el que admitía haber vivido una pesadilla, perdido las ganas de jugar y llegar a odiar todo lo relacionado con el baloncesto. Abrines le hablaba entonces, metafóricamente, al balón.
«Querido amigo, la que me has liado. Tanto tiempo juntos, y ahora me haces esto. Nos conocemos desde que no sabía ni caminar. Años y años de una amistad inquebrantable hasta que hace unos meses todo se rompió en mil pedazos porque empezaste a darme miedo. No te podia ni ver, incluso llegue a odiarte. Vernos era poco menos que una obligación y a la más mínima oportunidad te esquivaba. Solo quería huir de ti y de todo lo que te rodea. Pase mucho tiempo diciéndome a mí mismo que todo esto no podía ser verdad, que no tenía sentido, que debía volver a ser el que era. Por eso pedí ayuda a los míos y recurrí a los mejores profesionales para recuperar la felicidad que sentía cada vez que estábamos juntos. Decidí decir basta, quería luchar por nuestra amistad y recobrar juntos la sonrisa.
No ha sido fácil, muchas veces he pensado en tirar la toalla. Me decía a mí mismo que encontraría otras maneras de inspirarme y sacar lo mejor de mí, pero nada ni nadie me ha calado tan hondo como tú. Así que al final me he armado de valor para acabar con esta pesadilla, y lo he conseguido. He recuperado la sonrisa, las ganas de verte y de pasar una y mil horas juntos.
Querido balón, he vuelto.
Soy yo, Álex.
Gracias por estar ahí siempre esperando».
Ayer, Abrines daba un paso más. Junto a Jayson Granger (Baskonia), Felipe Reyes (Real Madrid) y Fernando San Emeterio (Valencia) -los cuatro representantes españoles-, el jugador del Barcelona presentaba la próxima edición de la Euroliga, que arrancará el próximo 3 de octubre.

«Llevo seis meses sin competir y espero poder ayudar al equipo. Cualquiera puede ganar a cualquiera. Será una Euroliga muy abierta». Abrines ya imagina su retorno. Y esa es la mejor noticia.
