La prueba se disputará en Arabia Saudí entre el 5 y el 17 de enero
24 oct 2019 . Actualizado a las 16:20 h.Desde unas primeras conversaciones en el paddock del GP de Brasil del 2018 con Carlos Sainz a este jueves han pasado 347 días. De unas preguntas un tanto sospechosas al 'Matador' al anuncio de Toyota ha pasado casi un año, pero ya es una realidad: Fernando Alonso disputará el rally Dakar. Lo que parecía impensable se ha hecho realidad, al igual que parecía una locura pensar que el hombre que metió la Fórmula 1 en las casas de España iba a correr las 24 horas de Le Mans.
Empeñado en romper la historia del automovilismo, mucho más allá del Gran Circo, Alonso emprenderá a partir del 5 de enero el mayor reto de su carrera deportiva. Disputar la Fórmula 1 es algo al alcance de muy pocos pilotos, aún menos son los que además han corrido las 24 horas de Le Mans y los que además han disputado el mítico raid son poco más de una veintena. En esa lista estará un español, un ovetense que convertirá el rally más duro del mundo en una realidad para miles de españoles para los que el Dakar era una nota a pie de página de los periódicos o un vídeo del final del telediario.
Alonso, acusado de haber elegido mal (a toro pasado) sus equipos en Fórmula 1, sabe bien que su asociación con Toyota puede ser sinónimo de éxito. Ya lo ha demostrado en sus dos años como miembro de la escuadra del Mundial de Resistencia, campeonato que ha ganado y que le ha dado el billete de trece años después a la gala de premios de la FIA que se celebrará el mes próximo. El equipo japonés, o más bien su filial sudafricana que es quien lleva las riendas de la estructura dakariana, tendrá un auténtico 'Dream Team' en el que la presencia de Alonso, aunque a los menos duchos en esta disciplina les sorprenda, es meramente testimonial.
Al frente de la escuadra de los Toyota Hilux 4x4 V8 estarán Nasser Al-Attiyah y su copiloto Mathieu Baumel. El catarí y el francés son los grandes favoritos a repetir título, pese a los cambios que habrá en esta edición del Dakar empezando por el propio escenario. Al-Attiyah es el líder del equipo Toyota y su máximo exponente, si bien no se podrá dar de lado al sempiterno Giniel de Villiers, que este año contará con el español Alex Haro (excopiloto de Nani Roma) en el asiento de al lado. El sudafricano ya sabe lo que es ganar el Dakar (lo hizo en 2009) y en sus 16 participaciones sólo ha quedado una vez fuera del 'top 10'. Su reciente victoria en el rally de Marruecos le han dado alas al gran impulsor del proyecto de Toyota en los raids, motivo por el que fue el mejor profesor posible para Alonso en los primeros test disputados hace varios meses. Junto a ellos estará otro fichaje, el neerlandés Bernhard Ten Brinke, que está considerado como uno de los pilotos de más crecimiento en el mundo del cross-country.
Y luego está Alonso. La gran aventura del piloto español, que contará con uno de los hombres que mejor conoce la filosofía dakariana como es Marc Coma, aunque sus cualidades como copiloto están por ver. Las críticas vertidas por Stepháne Peterhansel, minimizadas por el asturiano como un problema de traducción, no ocultan las dudas de que el proyecto pueda salir bien. El objetivo, que nadie se engañe, será que Alonso y Coma lleguen el día 17 a la meta de Al-Qiddiya, esa especie de Disneylandia-Las Vegas que se está construyendo a 40 kilómetros de Riyadh.
Los retos que tiene esta inesperada aventura de Alonso son múltiples. No sólo por sus rivales, que fundamentalmente serán los Mini de la pareja Carlos Sainz-Lucas Cruz y del matrimonio Peterhansel, sino también por las propias circunstancias de este nuevo Dakar. La llegada a Arabia Saudí le llevará por dunas de más de 250 metros, laberintos como el de como el Jabal al-Lawz, la «Montaña de las Almendras», que obligará a los competidores a tener un cuidado extremo en pistas de tierra dura.
Será, además, la primera vez que Alonso esté más de 10 días de competición seguidos. A excepción de la jornada de descanso del 12 de enero, el español nunca ha vivido tantas jornadas, muchas de ellas de más de 5 o 6 horas, consecutivas de competición. Lo decía él mismo unos días atrás: «es la única competición deportiva que exige tanta concentración mental, en la que no puedes parpadear o separar los ojos del frente ni para beber».