Marta Figueiredo: «En el fútbol sala y en la percusión estás frente a un público que te juzga»

DEPORTES
Marta Figueiredo es la capitana del Ourense Envialia y colabora con la Real Filarmonía de Galicia
25 oct 2019 . Actualizado a las 18:41 h.Marta Figueiredo (Ourense, 1988) es igual que una buena canción. En ella hay ritmo suficiente para que te pongas a bailar, tiene el tempo acelerado para impedir que te aburras y aún encima es melódica, es allegro y es pegadiza. Marta es una de las jugadoras más veteranas y la capitana del Ourense Envialia, equipo líder de la máxima categoría de fútbol sala. En él lleva jugando catorce temporadas aunque golpeó un balón por primera vez cuando solo sumaba cinco años. Pero no tiene una sola pasión, por eso lleva desde los diez compaginando el fútbol con su otro gran sueño: la música. «Se me metió en la cabeza y no sé ni cómo sucedió, de un día para otro le pedí a mis padres que me apuntasen a clases de batería. Aunque en un principio dudé de si apuntarme a saxo», cuenta.
Del Conservatorio de Ourense pasó a cursar el Grado Superior en A Coruña, mientras hacía las pruebas en la Escuela de Altos Estudios Musicales en Santiago y ganaba experiencia dentro de la Joven Orquesta Sinfónica de Galicia. Todo ello mientras seguía viviendo en su ciudad natal: «Nunca me planteé dejar el fútbol y mi equipo está aquí». Ha estudiado con percusionistas de la talla de Alejandro Sanz, Vicent Faus o Nuno Aroso y actualmente colabora de forma habitual con la Real Filarmonía de Galicia. Cabe dejar claro que los días de Marta tienen 24 horas como los del resto de los mortales y que mientras hace un repaso por su trayectoria no pierde ni un segundo su tono cálido y su actitud resuelta, risueña y frenética. Porque ella es así de forma natural y si hace las cosas, admite que le gusta hacerlas bien y para disfrutarlas.
Reconoce que es de ideas fijas, posiblemente eso la haya llevado a perseverar y conseguir siempre lo que se propone, aunque a veces no le resulte nada fácil. «Llevo meses haciendo trámites para que me den la homologación de mi carrera ya que como la terminé en Braga, en la Universidade do Minho, igual que el máster, me piden un sinfín de documentos y estoy cansada de papeleo. Por lo demás, estoy en mi mejor momento, siempre luché por lo que quería y en el plano del fútbol sala no puedo pedir más», dice.
Parecidos razonables
A pesar de que el fútbol y la música son aficiones aparentemente muy diferentes, la jugadora del Envialia defiende todo lo contrario, tanto es así que basó su trabajo de final de máster en ello. «Hice un método sobre las similitudes que existen entre el fútbol sala y la percusión. Me encantó hacerlo y la verdad es que tuvo muchísimo éxito, hasta me animaron a publicarlo, algo que seguro haré pero más adelante», cuenta emocionada. Las dos disciplinas tienen 3 puntos en común: el psicológico, el físico y en el movimiento. «En las dos estás frente a un público que te juzga, te está valorando, y ahí está la psicología», justifica. En cuanto al movimiento: «En los estilos musicales como la marimba o la multipercusión el cuerpo trabaja igual que cuando defendemos en el campo». Y en el físico: «Los músicos estamos considerados deportistas del músculo pequeño. Este es el parecido en el campo físico, tanto es así, que hasta el 82 % de los intérpretes sufren lesiones a lo largo de su carrera». En su caso concreto, es deportista de toda clase de músculos, y aún le queda tiempo para tener más aspiraciones, pues está considerando estudiar una oposición para ser profesora de conservatorio. «Eso sí, no quiero renunciar a ser intérprete y seguir creando». Lo tiene claro. Ahora toca en dos agrupaciones, Dúas y Timparrantela, y además aprovecha los viajes con el club para disfrutar de sus grupos favoritos junto a sus compañeras: «Las he viciado al disco Lejos de Ara Malikian junto a Fernando Egozcue». Ella es así, contagiosa, quizá porque se nutre mucho de lo que escucha. Desde Janis Joplin, pasando por Radiohead, hasta llegar a Müller.
El entrenador: «Va a llegar a comerse el mundo»
Tanto el deporte como la música profesionales son dos carreras que requieren de especial constancia y dedicación para no bajar el nivel. Marta Figueiredo siempre ha sabido compaginar ambas y su club, el Ourense Envialia, valora su esfuerzo desde el primer día. «Desde el principio tuvo todo nuestro apoyo. Si está preparando un concierto o un acto concreto y tiene que ensayar, pues intentamos amoldar sus entrenamientos para que si no puede venir, vaya con los del equipo filial, pero intenta ponerlo todo en sus días de descanso». Así lo explica su entrenador, Gonzalo Iglesias Morenín. Aún así, él mismo afirma que pocas veces se da el caso porque Marta está a todo. Muestra de ello es la anécdota que cuenta el míster: «La temporada pasada teníamos un partido en Barcelona y ella tocaba la noche anterior en Santiago. Dio el concierto y viajó todo el día en coche para llegar a jugar. Las dos cosas son su pasión y se le nota muchísimo en las ganas que les pone».
«Es una mujer muy competitiva y muy luchadora que tiene muy claro lo que quiere. Nunca ha escatimado una gota de sudor para conseguir sus objetivos y aún encima es perfeccionista», dice Morenín. Y añade: «Es una persona muy alegre y muy feliz y además nos lo transmite a todos los que trabajamos con ella. Está repleta de ilusión y creo que va a llegar a comerse el mundo». Precisamente en el vestuario del Envialia lo que no falta es buen ambiente y confianza que se traducen en buen humor, de ahí que el entrenador bromee con Marta llamándola la flautista: «Cuando era pequeña le chinchaba un montón, ahora ya le quedó».