Tanto el Barcelona como el Real Madrid llegan al clásico en una gran dinámica. El Barça ha suavizado su filosofía del juego combinativo a ultranza para apostar por un modelo más práctico, que le está dando buenos resultados. Por el camino ha logrado encajar a Griezmann en su tridente. En el lado opuesto, el Madrid ha cogido velocidad de crucero y las sensaciones son muy buenas. El ritmo de juego exhibido en el partido ante el PSG resultó un punto de inflexión. Genera muchas ocasiones y cuenta con un Benzema en estado de gracia. En un duelo así será clave el dominio del centro del campo, donde el equipo de Valverde disfruta de un De Jong llegado para ejercer de brújula, sentando a Rakitic, algo impensable en temporadas anteriores. En los de Zidane, Valverde ha dado el salto, demostrando que es un mediocentro todoterreno de proyección brutal. El clásico ha recuperado su equilibrio, decidirán detalles; oponiendo la velocidad de las transiciones del Madrid al acierto del trío de ataque del Barça.