La Supercopa de la vergüenza

DEPORTES

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Un contrato de 120 millones por tres años permite que el torneo español, en un formato con cuatro equipos, se dispute desde hoy en un país sobre el que pesan graves denuncias de derechos humanos

08 ene 2020 . Actualizado a las 09:41 h.

Hace algo más de medio siglo el deporte lanzaba potentes mensajes de igualdad. Por eso el régimen segregacionista y racista de Sudáfrica quedó excluido de los Juegos de Tokio 64 y México 68. La mercantilización actual y el cinismo de los organizadores de algunos grandes eventos propiciaron que durante los últimos años grandes acontecimientos lleguen a estados que no respetan los derechos humanos. Siempre con el argumento de que llevar el espectáculo a esos lugares servirá para que un chorro de aire fresco en forma de modernidad y libertades cale en la población local, una hipótesis que los hechos se encargan de contradecir con insistencia. Ahora, un torneo nacional como la Supercopa de España se celebra en Arabia Saudí (Movistar Liga de Campeones, 20.00), sobre el que pesan graves y contundentes denuncias de violación de derechos humanos, en especial sobre las mujeres. La culpa la tuvo el contrato de 120 millones por tres años que cegó al presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales. Las promesas de regeneración que lanzó al asumir el mando en Las Rozas fueron papel mojado desde que llegó al poder de la institución. Cuando se presentó el torneo, ahora en un formato con cuatro equipos (Valencia-Madrid hoy y Atlético-Barça mañana en semifinales), Rubiales apeló a la oportunidad que el evento brindaba para que las libertades se abriesen paso en el país. Ayer, Patricia Cazón, la periodista del Diario As en Yeda, devolvía a la RFEF un baño de realidad. «No puedo ir a la piscina de mi hotel», denunciaba al tiempo que indicaba cómo las restricciones a las mujeres, también a las occidentales, permanecían vigentes en la ciudad saudí, a las que se negaba compartir mesa o estar con hombres en restaurantes.

Gran parte de las mujeres van cubiertas por las calles con niqab, el velo que solo deja al descubierto los ojos. De hecho, hasta hace año y medio solo los hombres podían conducir o viajar fuera del país. Para Rubiales, la pirueta de llevar la Supercopa a Arabia Saudí implica una incongruencia más, al haber negado durante más de un año a la Liga la posibilidad de que un único partido de toda la temporada se disputase en Miami, tal como pretendía el presidente de la patronal, Javier Tebas, con el que mantiene un continuo enfrentamiento.

Primero, Rubiales tuvo problemas para conseguir que un operador pujase con fuerza por esta Supercopa, al negarse TVE, las autonómicas, Atresmedia y Mediaset a retransmitir el evento al disputarse en Arabia Saudí, y ahora el problema es de ambiente en la propia sede. Pese a la fuerte inyección de dinero, la Supercopa no ha calado.

Los cuatro clubes españoles participantes no vendieron más que el 9 % de las 12.000 entradas de que disponían para sus aficiones, según publicó El Mundo: El Atlético y el Valencia pagaban el importe de las localidades de los seguidores que quisiesen viajar a Yeda desde España. Ni así hubo apenas demanda para unas entradas de entre 25 y 37 euros. Se vendieron 700 a madridistas, 300 a barcelonistas, 50 a atléticos y 26 a valencianistas. Y se da por hecho que se adquirieron por residentes en Arabia Saudí, no por seguidores desplazados.

El rali Dakar, un evento deportivo que la empresa francesa Amaury Sport Organisation (ASO) comercializa desde hace décadas al mejor postor, ya mostró desde el domingo pasado la realidad de las restricciones en el país, incluso para la caravana de participantes occidentales. Nada de mensajes políticos ni de muestras de afecto en público. Son algunas de las directrices para cumplir con las «leyes locales de decencia».

De hecho, la organización brindó a los deportistas una guía práctica antes de viajar a Arabia Saudí, una monarquía absoluta islámica en la que una interpretación extrema del Corán condiciona el estilo de vida de sus ciudadanos.

«Sobre todo para las mujeres, la ropa no debe ser ajustada, a menos que sea necesario por razones de seguridad. Deben llevar los hombros y las rodillas tapadas en público», recogía la guía de una carrera que pasa por lugares con temperaturas sobre 30 grados centígrados.

Al margen de la discriminación de la mujer, en Arabia Saudí se persigue la importación, la venta y el consumo de la carne de cerdo, el consumo de drogas se castiga con penas que alcanzan la de muerte, están prohibidos los contenidos eróticos y pornográficos, y hasta las revistas de lencería o moda íntima femenina, como recogía la guía del Dakar.

De hecho, los periodistas que cubren el rali con acreditación tuvieron que firmar un compromiso de adhesión al código de conducta del país, como garantía de que no cometerían comportamientos ofensivos para la cultura oficial local.

Un VAR más transparente y tecnología en la línea de gol, las grandes novedades

«En la Supercopa vamos a tener el VAR transparente que queremos, basado en vídeo marcadores, en la producción televisiva, para que se vea el seguimiento en la sala VOR que no se utiliza en la Liga, y en la tecnología en la línea de gol, que se va a estrenar». Son palabras del Comité Técnico de Árbitros (CTA) ante el inminente inicio de la Supercopa.

Estrenado en la temporada 2018-2019 en Primera y hace unos meses en Segunda, el sistema de videoarbitraje de estos días permitirá que en los videomarcadores del estadio aparezca un mensaje cada vez que se revise una acción en el VAR. El tipo de acción que se está revisando y las imágenes que verá el árbitro en el monitor del terreno de juego también se podrán ver en la pantalla. Tanto desde el campo como por televisión se mostrarán las líneas de fuera de juego, posibles penaltis y el interior de la sala del VAR durante los encuentros.

La otra gran novedad de la Supercopa será la tecnología en la línea de gol, un método que emplea catorce cámaras sobre el campo de alta resolución y que fue utilizado por primera vez por la FIFA en el Mundial de Clubes de Japón en el 2012. Todas están conectadas a un centro de control, interconectado a los comunicadores que llevan los árbitros que en un tiempo inferior a un segundo escuchan tres veces la palabra gol, reciben un mensaje de texto en su reloj y perciben una vibración que indica si el balón ha cruzado totalmente la línea de meta.

Polémico reparto del dinero, con el Valencia perjudicado

La polémica por la Supercopa también alcanza al reparto del dinero a cada uno de los participantes, con el Valencia perjudicado, ya que el Madrid y el Barça ingresarán, solo por estar en Arabia Saudí, el triple de lo que en principio recibirá el club de Peter Lim. Mientras que la entidad blanca y la azulgrana se embolsarán por su participación nueve millones de euros cada uno y el Atlético cerca de seis, la RFEF decidió destinar 2,7 millones al vigente campeón de Copa. La indignación del Valencia es porque se considera víctima de un agravio comparativo con respecto al Real Madrid, que no debía haber disputado la Supercopa si hubiese mantenido su formato.