Garbiñe Muguruza, la tenista de los grandes títulos, casi con tantas victorias estruendosas que de torneos del circuito ordinario de la WTA, pelea este sábado por su tercer grand slam. Ahora se enfrenta a una rival temible, Sofía Kenin, que jugó un año 2019 extraordinario, y que no acusó la presión ni en sus partidos en Melbourne contra Gauff, la joven promesa mundial, ni con Barty, la favorita número 1.
La norteamericana de origen ruso posee a sus 21 años un tenis muy completo, casi siempre agresivo, pero que capaz de variar según la rival que tenga enfrente. La final promete ser un gran partido entre dos jugadoras a priori no favoritas, pero ahora plenas de moral.
La norteamericana opta a su primer grande, y Garbiñe, al tercero y a la vez demostrar al mundo del tenis que puede volver a ser la jugadora en la que todos los técnicos estaban de acuerdo en señalar como una de las que dominarían el tenis mundial en los próximos años. El cambio de entorno, con Conchita Martínez en su banquillo, ha comenzado a dar sus frutos.