El asturiano correrá en la mítica prueba del óvalo al volante de un Arrow McLaren SP con motor Chevrolet, después de que Honda vetase el acuerdo con Andretti Autosport
25 feb 2020 . Actualizado a las 22:13 h.Fernando Alonso volverá a disputar las 500 millas de Indianápolis. El asturiano tratará de asaltar por tercera vez el óvalo más famoso del mundo, en un acuerdo que además le permitirá volver a lucir los colores de McLaren. Lo hará en el equipo Arrow McLaren SP, la estructura que los de Woking tienen para el campeonato completo de la IndyCar después de que se asociaran con Sam Schmidt, dueño de la estructura Schmidt Peterson Motorsports (de ahí el 'SP' del nombre) a principios de este año. La desastrosa actuación en las 500 millas de 2019, para las que Alonso ni siquiera se clasificó tras una serie de catastróficas decisiones, hacía prácticamente imposible que el asturiano volviese con ellos, pero al final no le ha quedado más remedio.
Alonso competirá con un Arrow McLaren SP motorizado por Chevrolet, y contará con el mismo ingeniero de pista que tuvo Takuma Sato en 2017, precisamente el piloto que ganó en Indianápolis en el año de debut del asturiano. No es casual: el patrocinador principal que llevará Alonso en el coche, Ruoff Mortgage, es una empresa inmobiliaria que ya lució el japonés en su coche aquel año. También estará patrocinado por la cerveza gallega Estrella Galicia 0,0, después de que esta ampliase su contrato con McLaren a las 500 millas. Llevará el dorsal número 66 y estará junto a dos pilotos jóvenes pero muy prometedores: Pato O'Ward y Oliver Askew.
«Tengo el máximo respeto por esta carrera y por todos los que compiten en ella, y todo lo que quiero es correr contra ellos y dar lo mejor, como siempre», destaca Alonso en el comunicado de su equipo. «Era importante para mí explorar mis opciones para esta carrera, pero Arrow McLaren SP estuvo siempre entre las primeras. Tengo una relación especial con McLaren; hemos pasado mucho juntos y eso crea un lazo, una lealtad que es fuerte», señala, si bien no fue su primera posibilidad para volver en Indianápolis.
Y es que para Alonso volver a pilotar a las órdenes de Zak Brown en Indianápolis es un caramelo que no es tan dulce como se puede pensar. Lo ocurrido en 2019 le afectó notablemente, sobre todo porque vio que no llegaron lo suficientemente preparados. Por el camino rodaron muchas cabezas, y ahora ya se ha hecho factible el regreso a casa. Lo deja caer el propio Alonso: el acuerdo con Schmidt ha sido clave.
«Estoy impresionado por cómo la nueva organización y la operación está desarrollando un fuerte paquete competitivo junto a Chevrolet. El equipo tiene experiencia, gente bien cualificada y grandes recursos, estoy convencido de que podemos ser competitivos», explica el asturiano.
Un camino lleno de baches de regreso a Indy
No ha sido un camino fácil, ni mucho menos. El español y la escuadra de Woking se desvincularon contractualmente a finales de 2019, cuando la labor de embajador de la escudería de fórmula 1 le estorbaba más que le ayudaba. Con el Dakar como un impás muy productivo, Alonso empezó a negociar con fuerza con varios equipos, empezando por Andretti Autosport.
Ahí se encontró con dos fuertes escollos. El primero, económico: sin el apoyo de McLaren detrás, necesitaba encontrar un compañero de viaje con un fuerte músculo financiero. Andretti ya tenía cinco pilotos en nómina, por lo que colocar un sexto en la parrilla requería no sólo garantías competitivas (ahí Alonso cumple con solvencia), sino alrededor de un millón de dólares, en cifras redondas, entre personal, motores, logística y demás.
La segunda piedra en el camino fue definitiva: Honda, motorista de Andretti Autosport, vetó el acuerdo con Alonso. Aunque la división estadounidense no tenía problemas con Alonso, en la sede en Tokio no estaban dispuestos a ver de nuevo su 'H' al lado de la cara del español, ya que se consideran maltratados por él por las profundas críticas que dijo en público y el privado por el desastroso rendimiento que dieron en McLaren en Fórmula 1.
Así, Alonso se vio a mediados de enero sin coche para Indianápolis, el proyecto sobre el que giraba todo su año 2020 tras el Dakar. Al final, todo se ha resuelto: la nueva McLaren de Indianápolis le abrió las puertas y contará con un patrocinador potente, la inmobiliaria Ruoff Mortgage.
Las primeras pruebas oficiales de Alonso con el Arrow McLaren 66 se realizarán en abril, con el tradicional test previo, si bien se espera que antes refresque su memoria con una sesión privada en algún óvalo estadounidense.