Bartomeu sale tocado de la crisis del coronavirus en el Barça

P.RÍOS COLPISA

DEPORTES

MANUEL BLONDEAU / AOP PRESS / DP / AFP

El presidente ha concedido varias entrevistas para aclarar que Messi y sus compañeros siempre estuvieron predispuestos a un ERTE que él llama «acuerdo laboral», pero el «palo» del argentino al club le deja temblando

31 mar 2020 . Actualizado a las 18:55 h.

Algo preocupa seriamente a Josep Maria Bartomeu cuando en las 24 horas posteriores al palo de Leo Messi a la directiva por su gestión durante la crisis del coronavirus ha concedido no meñanos de cinco entrevistas en Catalu a los medios de comunicación deportivos y a las principales emisoras radiófonicas. El objetivo número uno era evidente. Dejar claro que el capitán del Barça y sus compañeros siempre estuvieron predispuestos a aceptar el ERTE planteado por el club, rebajándose el sueldo un 70 por ciento durante el estado de alarma decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez, el 14 de marzo. Cada vez que el argentino se enfada, el presidente del club tiembla y corre a vociferar la versión que deje lo más limpio posible el nombre del '10'. Otra cosa es que los jugadores confíen en su sinceridad. Esta herida costará cicatrizarla porque la plantilla está dolida sobre todo al entender que se ha dudado de su valor humano.

En esta ocasión la situación económica es tan preocupante y el ERTE, aunque el presidente lo disfrace de «acuerdo laboral», mancha tanto la imagen de poderío del club que a Bartomeu, y a sus directivos, ya no se los cree casi nadie cuando proclaman que «hay quien dice que ahora debemos tomar estas medidas porque la situación económica del club es muy mala y eso no es verdad». «La bajada de ingresos afecta a todos los clubs y todas las empresas. Y tenemos ejemplos en el fútbol, con el Bayern de Múnich y la Juventus o el Lyon haciendo reducciones muy importantes. No es un tema desesperado sino que tratan de adaptarse a las nuevas condiciones», argumenta Bartomeu, respaldado por su junta directiva.

Sin embargo, es posible que cuando vuelva la normalidad, si la dificultades económicas no son muy visibles, Bartomeu pueda seguir convenciendo al grueso de barcelonistas más afín al continuismo de cara a la elecciones de 2021, normalmente los más veteranos, que no son pocos. Lo que sí que le obligaría a dimitir de inmediato es que Messi decidiera cambiar de aires harto de situaciones como la de los últimos días, con el club presionando y filtrando que los jugadores del Barça eran unos señoritos que no querían bajarse el salario ni siquiera en un momento tan sensible para la población como la crisis del coronavirus. La plantilla reaccionó aportando además dinero de sus cuentas para que los trabajadores del club puedan cobrar el 100 por cien durante el ERTE. Fue una forma de ponerse por encima del club en cuanto a humanidad.

Messi, atiza Messi ya atizó en febrero al director deportivo, Eric Abidal, también en público, por insinuar que con el técnico Ernesto Valverde la plantilla ya no trabajaba. Y ahora ha ido más arriba, acusando a los directivos de malas artes en este asunto. En este 2020 ya sólo le falta ir directo hacia Bartomeu. Y eso sí sería su fin con Victor Font, precandidato, revoloteando sobre el Camp Nou defendiendo la bandera del 'cruyffismo', del catalanismo y con Xavi Hernández debajo del brazo como futuro entrenador. El de Terrassa, siempre listo, no aceptó el cargo de Valverde en enero. Prefirió esperar al 2021, convencido de que Font será el próximo presidente y seguro que durante ese tiempo el vestuario sufrirá una purga natural que evitará que sea él quien deba tomar decisiones drásticas. En sus declaraciones, asegura que contará con la vieja guardia. Tampoco suena creíble si realmente quiere cambiar la inercia negativa del Barça actual, pero necesita a los Messi, Piqué, Busquets o Suárez para que tumben a Bartomeu y faciliten su llegada y la de Font.