La Xunta ya deja pescar en los ríos y tramita el levantamiento de la veda
DEPORTES
A la espera de que se publique en el DOG, autoriza a todos los deportistas a practicar dentro del municipio y los federados, unos 40.000, pueden incluso desplazarse en coche
06 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Son alrededor de 40.000 las licencias gallegas de pesca fluvial, un colectivo que estaba preparado y dispuesto a abrir la temporada 2020 el pasado 15 de marzo. Un día antes llegó el decreto del estado de alarma. Y, de inmediato, la Xunta desactivó la apertura de la veda. Esa espera toca a su fin, si bien con las limitaciones de la desescalada.
Fuentes de la Consellería de Medio Ambiente trasladaron el lunes a las sociedades de pesca que «teniendo en cuenta el contenido de la Orden SND/388/2020, de 3 de mayo, por la que se regula la práctica del deporte profesional y federado, la pesca fluvial estaría dentro de las actividades permitidas».
Los pescadores recibieron esa interpretación con agrado, pero con un reparo, al entender que mientras no se levante la veda siguen sin poder desempeñar su actividad. Esa cuestión estuvo ayer sobre el tapete en la reunión del Centro de Coordinación Operativa. Y fuentes de Medio Ambiente fueron tajantes a la hora de disipar dudas: «Desde hoy (por ayer) se da por retomada la actividad de la pesca deportiva en aguas fluviales gallegas». Y para «evitar inseguridad jurídica», esta misma semana aparecerá publicado en el Diario Oficial de Galicia el levantamiento de la veda.
Así pues, los 40.000 pescadores gallegos federados y los que tengan licencia en vigor pero sin estar adscritos a la federación pueden acudir ya a los ríos, si bien con las limitaciones de movilidad que están vigentes para cualquier otra actividad deportiva al aire libre. Y siempre manteniendo la distancia de seguridad de dos metros.
En consecuencia, los considerados deportistas de alto nivel, una catalogación en la que solo están registrados tres en Galicia, pueden moverse por toda su provincia y hacer uso del coche, sin restricciones horarias. Los federados también pueden trasladarse en su automóvil, pero sin salir del término municipal, y con dos tramos de tiempo: de 6 a 10 y de 20 a 23. Y quienes tienen licencia para pescar pero no están federados ven igualmente restringido su radio de movilidad al ámbito municipal, si bien sin hacer uso de ningún medio de transporte. En este caso, en los concellos de menos de 5.000 habitantes la pesca está permitida de 6 a 23 horas. En los de más de 5.000, para las edades comprendidas entre 14 y 69 años los intervalos son de 6 a 10 y de 20 a 23, y para los mayores de 70 de 10 a 12 y de 19 a 20 horas. Los menores de 14 no pueden pescar.
Estas mismas limitaciones son igualmente válidas para los aficionados a la pesca que practiquen su deporte en el mar.
Los que prefieren los ríos se encontrarán en estos primeros días con unas condiciones que se esperan muy propicias. La primavera ha sido pródiga en lluvias, los cauces acunan caudales generosos y las truchas y otras especies que no se pudieron coger en el último mes y medio estarán esperando. Además, estarán desprevenidas. Pero eso es algo que, como bien saben los pescadores, no durará mucho. Pueden bajar la guardia, porque enseguida entienden las alertas.
Confusión, expectación y restricciones que retraen
Manuel Gómez regenta un establecimiento de venta de productos de pesca y caza en Chantada, y es aficionado. Jorge García es secretario de la Sociedad de Pesca de Santa Comba y también lo fue de la Federación Galega. Los dos reciben de buen grado la reactivación, pero no se les escapa que son muchas las limitaciones y que el escenario que se dibuja a corto plazo está lejos de ser el ideal. Consideran que «hay mucha confusión» y coinciden en que la publicación del levantamiento de la veda en el DOG «dará seguridad».
Sin embargo, mientras el primero asegura que «en cuanto salga la orden» intentará ir «una hora o dos a pescar, porque el sonido del río lo cura todo», el segundo se muestra más partidario de esperar acontecimientos. Que todo vuelve a rodar como siempre requerirá su tiempo. Y, de momento, hay obstáculos que son insalvables o que complican notablemente la actividad.
Jorge García pone su ejemplo: «Resido en Santiago, pero la sociedad a la que pertenezco está en Santa Comba. Pues todavía no puedo ir a pescar allí».
Manuel Gómez va un paso más allá en el asunto de las restricciones de movilidad: «No se entiendo muy bien que alguien con licencia federativa pueda usar el coche en su concello y el que no sea federado no. ¿Si tienes el río a nueve kilómetros y hay que hacerlos a pie, cuánto tiempo necesitas para ir y cuánto para volver? Incluso plantea otro interrogante: «¿Se puede ir a caballo?»
Otro problema es el de los cotos, los permisos para poder pescar en determinadas zonas. «Hay que volver a activarlos, salvo para quienes los hubiesen cogido con mucha antelación», refiere Manuel Gómez.
El negocio se resiente
En su caso, también puede hablar en primera persona sobre las repercusiones del coronavirus en el negocio de la pesca: «El 15 de marzo tenía que haber empezado la temporada. Sedal, cañas, carretes, etcétera. Todo estaba comprado por anticipado, y eso hay que pagarlo. Y no hemos vendido ni un uno por ciento. Algo para el primer día, aunque ya no se pudo pescar, y algo que se está moviendo esta semana en la web, porque la tienda está cerrada. No creo que salvemos ni el 50 %». Y reza para que no ocurra algo parecido con la caza, una vez superado el verano.
De lo que está seguro Jorge García es de que los pescadores no tendrán el más mínimo problema con la distancia de seguridad de al menos dos metros con respecto a otras personas: «Puede haber miles en los cauces de los ríos y no será fácil verlos, porque escapan de la gente».
Si acaso, tendrán más dificultades para evitar lo que en el rugbi sería el tercer tiempo: «Después de la jornada, lo que nos gusta es coincidir en el bar y contar nuestras historias». Esa parte queda para otra fase de la desescalada. De momento, se han sentado las bases para un primer reencuentro con los ríos.