García Cota, médico de la selección española: «Tengo el Mundial del 2010 grabado en el corazón»
DEPORTES
El gallego revive 10 años después con nitidez el minuto a minuto del día de la final
11 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El 11 de julio del año 2010 no lo tengo grabado solo en la cabeza, sino en el corazón. Ese día lo recuerdo minuto a minuto. Me acuerdo de las vivencias de las que disfrutamos y sufrimos aquel día porque no todos fueron momentos buenos, pero sí fue bueno el final, que es lo más importante.
Recuerdo que el inicio del día fue prácticamente normal porque las concentraciones de los equipos son bastante monótonas y hay horarios marcados para todo, pero sí que se masticaba un poco la tensión de una jornada tan especial.
La cosa comenzó a cambiar cuando se iba acercando el momento. Recuerdo cuando salimos del hotel con toda la gente que nos estaba esperando con las banderas de España para animarnos y luego el silencio sepulcral del autobús, un silencio de tensión, un silencio que se hacía muy evidente porque en los partidos anteriores no había ocurrido eso.
Cuando comenzamos a ver a lo lejos el Soccer City iluminado, en esos momentos comencé a pensar cómo era posible llegar hasta allí y vivir un momento tan importante y con la idea de que fuera todavía más inolvidable.
Luego, en el vestuario, todos nos repetimos los unos a los otros, especialmente los jugadores, que era el partido más importante de nuestras vidas. Eso fue lo que más se repitió antes de salir al campo e incluso formó parte del discurso del seleccionador.
El partido se vivió con mucha tensión. No solo por lo que significaba la final, sino por su desarrollo. Fue un encuentro muy luchado, pasamos por muchas situaciones e incluso por el enfado de cómo planteó el partido Holanda en cuanto a la forma de aplicarse en el campo, algo que nos sorprendió porque no eran una selección que practicara esas artes de juego.
En el descanso todos teníamos la sensación de que podía ser, que lo podíamos conseguir por primera vez en la historia y recuerdo un momento en un parón del partido en el que Xavi Hernández se acerca a nosotros y nos dice: ‘Tranquilos, esto lo vamos a ganar'.
En el lance del gol me acuerdo cuando Navas cogió el balón y comenzó a hacer la jugada por la banda y comenzamos a levantarnos todo del banquillo como a cámara lenta siguiendo la jugada y cuando llegó el balón a Fábregas todos pensando que le iba a pasar la pelota a Iniesta y luego el momento inolvidable y difícil de describir.
Con el 1-0, los últimos minutos se vivieron con la tensión de tenerlo en la mano sabiendo que lo podías perder pero yo en ese momento tuve otra cosa que pensar. Porque se lesionó Fernando Torres casi acabando el partido y estuve con él. Una vez finalizada la final me metí con él en el vestuario, él estaba llorando por dos sensaciones, por lo conseguido y por padecer otra lesión más en un año plagado de contratiempos físicos para él. Lo exploré en el vestuario, comprobé que era una rotura fibrilar, le animé, le martillé en el oído que solo pensara que era campeón del mundo, salimos por el largo túnel del estadio y nos unimos a la fiesta en el centro del campo.
«Me fui a un sitio apartado en el vestuario, me senté a llorar y a llamar a mi gente»
Después del partido me tocó control anti dopaje y como era solo de sangre fue bastante rápido y cuando volví al vestuario vivimos una eclosión de felicidad compartida por todos, primero solo la gente de la selección, después comenzó a llegar alguna gente más. Yo me fui a un sitio apartado que había en el vestuario, me senté a llorar un rato y aproveche para llamar a gente importante de mi vida y recuerdo que años después volvimos a jugar un partido amistoso a aquel estadio y volví a emocionarme viendo el sitio en donde había estado sentado tras conseguir aquello.
Promesa cumplida en bicicleta
Por otra parte, había hecho la promesa de ir al santuario de los Milagros de Amil en bicicleta, ida y vuelta desde Pontevedra, diez veces antes de que acaba el año y recuerdo que el 23 de diciembre me faltaban cinco por temas de agenda y fui todos los días hasta cumplirla a rajatabla.