Vidal certifica la victoria por la mínima en Valladolid en una buena primera parte que pudo complicarse en la segunda
11 jul 2020 . Actualizado a las 22:36 h.El alirón del Real Madrid tendrá que esperar, al menos, hasta el próximo jueves. Se jugaba el Barcelona su primer match ball en contra en Valladolid, obligado a ganar para que los blancos no celebrasen el título en caso de vencer en Granada el lunes, y lo salvó con relativa solvencia, aunque con pocas oportunidades de darle la vuelta a la tortilla en las dos jornadas que restan. No porque el conjunto azulgrana no pueda imponerse a Osasuna y Alavés, que debería hacerlo sin problemas. Más bien porque su rival por la Liga anda ya con el piloto automático y en su hoja de ruta no está escrita la palabra derrota. Y tendría que sufrir dos.
Pensando en la Champions, hoy por hoy más factible, Quique Setién dio descanso a Luis Suárez en Pucela. Con el uruguayo se quedó en el banquillo el 4-3-1-2 que tan bien funcionó en Villarreal -no tanto en el derbi- y el técnico cántabro volvió a mover el tablero. Esta vez, regresando a la defensa de tres centrales que ya empleó en algunos de sus primeros partidos en el club, con el comodín de Sergi Roberto a caballo entre la zaga y el mediocampo. El 3-5-2 sorprendió a Sergio González, que había calcado el rombo que esperaba de los visitantes, y el Barcelona no tardó en descoser el sistema blanquivioleta.
El binomio Sergi Roberto-Semedo hizo estragos por la banda derecha desde el inicio y, protegidos por el esquema, los interiores se convirtieron en una amenaza permanente desde segunda línea. Así pudo marcar Riqui Puig, que remató sin fuerza el envío atrás del lateral portugués, y así marcaría, al cuarto de hora, Arturo Vidal: Messi recuperó tras pérdida en la frontal del Valladolid y habilitó el desmarque del chileno, que cruzó un disparo imposible para Masip, tan ajustado que golpeó el poste antes de entrar.
La fiesta de Semedo, el más beneficiado por el cambio de dibujo, continuaría durante todo el primer acto. Poco después del 0-1 le dejó en bandeja el segundo a Griezmann, menos participativo en Zorrilla, aunque el francés no acertó a rematar con la derecha a puerta vacía el pase atrás. En su siguiente cabalgada al espacio, el lateral portugués probó fortuna para marcar, pero no logró dirigir su disparo lejos del alcance del portero. Antes del descanso, aún tendría el Barcelona dos ocasiones más para plasmar en el marcador su incontestable dominio: en la primera, Masip interceptó el pase de la muerte de Riqui Puig para Griezmann; en la segunda, el chut de Messi no encontró portería, desviado por un defensa.
Más clara que ambas fue la única del Valladolid en la primera parte, con Kike aprovechando al esprint un despeje hacia atrás de Lenglet a pelotazo del portero. Sin embargo, el canterano pucelano tropezó con el césped cuando ya encaraba a Ter Stegen y no fue capaz de terminar la jugada.
El Valladolid, valiente tras el descanso
Setién y Sergio movieron ficha en vestuarios, y el resultado fue un cambio de papeles en la segunda parte, con el Valladolid dominante y el Barcelona, sometido. Con el cambio de sistema, dos delanteros mediante, el Valladolid buscó un empate que sellase matemáticamente una permanencia que ya era virtual. El turco Ünal pudo encontrarlo hasta en dos ocasiones tras la reanudación, con un disparo fuerte, pero centrado, desde fuera del área, y sobre todo con un cabezazo picado que obligó a Ter Stegen a lucirse con una palomita a mano cambiada.
Para tratar de detener el empuje local, que incluso se adueñó de la posesión, Setién modificó una vez más el dibujo: del 3-5-2 al 4-4-2 de manual, con doble pivote, interiores y dos delanteros. No significó un Barça brillante, ni siquiera aplastante, pero al menos recuperó la pelota y frenó el ímpetu vallisoletano, que solo volvería a amenazar con el empate en el descuento con un disparo de Sandro Ramírez que tapó bien Ter Stegen.
La victoria por la mínima permite al Barcelona situarse de nuevo a un punto del Real Madrid, aunque sus opciones por el título pasan únicamente por ganar en las dos jornadas que restan y que los blancos se dejen cinco puntos en los tres encuentros que aún deben jugar, frente a Granada, Villarreal y Leganés. Parece complicado echando un vistazo al momento de forma del líder: desde el parón, cuenta sus ocho partidos por victorias con 15 goles a favor y solo dos en contra, ninguno en los últimos cinco.