Estela Doiro, jugadora guardesa del Málaga: «Mi vida gira en torno al balonmano»

DEPORTES

La jugadora, que vive uno de sus mejores momentos tras conquistar la Copa de la Reina, se ve en el futuro como «profesora y mamá»

14 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estela Doiro (A Guarda, 1990) vive uno de los mejores momentos de su carrera a unos meses de cumplir en diciembre los 30 años. Espera que le queden muchos de balonmano, el deporte que ha marcado su vida y del que ahora disfruta en el Málaga, club con el que acaba de conquistar la Copa de la Reina. Con estudios de INEF y Educación Primaria, en el futuro se ve como «profesora y mamá», pero sabe que su deporte, en el que espera que le queden aún «unos añitos en activo» siempre va a estar presente.

-¿Cómo fueron sus inicios en el balonmano?

-Empecé muy pequeñita, a los cinco o seis años. Jugaba al fútbol, pero vino al cole Gil, del Guardés, a buscar niñas que quisieran probar. Me gustó mucho y ya aparqué el fútbol, donde era la única chica. En el balonmano hicimos un grupito con muchas amigas del cole y me sentí tan a gusto, que ya me quedé.

-¿Qué le ha aportado el balonmano en su vida?

-Te da valores como compañerismo y superación, te ayuda y te hace crecer como persona. Además de todo eso, te cruzas con gente maravillosa: entrenadores, amigas, compañeras... En Porriño hice un grupo de amigas que ninguna juega ya y seguimos en contacto. De no ser por el deporte, no habríamos coincidido. Ahora estoy en el Málaga, y si no es para jugar, tampoco habría salido.

-Del Guardés fue al Porriño, regresó y ahora está en el Málaga. ¿Le costó dar esos pasos?

-Hay veces que sí cuesta tomar las decisiones porque nunca sabes si es el momento y si estás haciendo lo correcto, te surgen dudas. Esta última vez me costó dejar A Guarda después de tantos años, eso es lo difícil, pero no la adaptación. Tanto en Porriño, como en A Guarda y ahora en Málaga me lo pusieron muy fácil. Estoy muy feliz con todas las decisiones que he ido tomando.

-Hablaba de sus amigas que ya no juegan. ¿Pensó alguna vez en dejarlo?

-Sí, cuando tuve un par de años seguidos de lesiones. Estaba en bucle, no era capaz de arrancar y alguna vez pensé: «Hasta aquí». Llegué a creer que mi cabeza no daba para más, pero con el apoyo de los míos pude salir de ese bache.

-¿Han sido las lesiones lo peor de su carrera?

-Sí, sin duda. Estás en una montaña rusa consante: un día te levantas con muchas ganas, parece que avanzas y lo ves todo positivo, y al día siguiente al contrario, no progresas, te ves apartadas de tus compañeras sin poder hacer nada... Es una lucha contigo misma y, por mucho que te ayuden, que se agradece, es duro. La parte psicológica es vital en el deporte, también en el día a día, porque cuando tienes problemas externos te influyen a la hora de jugar y si no estás concentrada, no rindes al mejor nivel y cualquier gesto puede conllevar una lesión.

-En el apartado positivo, los títulos siempre son lo más llamativo. ¿Se queda con eso de todos estos años?

-Cuando tienes la suerte de vivir de lo que te gusta y te hace feliz, que es practicar balonmano y compartirlo con las compañeras, todos los momentos en el día a día son especiales. Pero cuando logras un título se nota más. La liga en A Guarda fue increíble por poder ganarlo en mi pueblo, con mi equipo de toda la vida, fue como un sueño. Y ahora esta Copa lo mismo, es el reconocimiento al trabajo diario. También están las llamadas con la selección, porque es una alegría que te tengan en cuenta y piensen en ti aunque sea un poquito.

-¿Qué sueños le quedan por cumplir en el balonmano?

-Como todo deportista, llegar a la selección absoluta y jugar algún campeonato importante. Pero no depende al 100 % de mí y no me va a quitar el sueño. Trabajo para mejorar por mí y por mi equipo y si llega será estupendo, pero si no, no puedo pedir más. Estoy y he estado en clubes donde me he sentido a gusto y valorada y eso es lo más importante para mí.

-¿Teme el momento de la retirada?

-Miedo en sí, tampoco. Cuando tenga que llegar, llegará, y ojalá que sea dentro de muchos años si me encuentro bien física y, sobre todo, mentalmente. Ahora estoy en uno de mis mejores momentos y cuando pare me centraré en lo que estoy estudiando. Sé que el deporte dura unos años y luego la vida sigue y tienes que desarrollarla al margen del deporte. Me estoy formando en lo que me gusta y cuando llegue el momento me centraré en mi otra vida: ojalá ser profesora, mamá y que mis hijos jueguen al balonmano.

-¿Seguirá vinculada cuando termine su carrera?

-No lo descarto, nunca se sabe. Me gustaría preparar oposiciones y ser profesora, porque me encantan la docencia y los niños. Si lo puedo complementar con entrenar un equipo o estar involucrada de alguna manera con el balonmano no lo descarto, es mi vida.

en corto

Doiro jugó al fútbol de niña y, aunque lo dejó pronto porque comparado con el balonmano no había color, le sigue tirando como aficionada. Reconoce que no le gusta perder y que es «tremenda» con las supersticiones.

-¿Quiénes han sido sus referentes en el balonmano?

-Me fijaba mucho en Marta Mangué y, como para todas las gallegas, Begoña Fernández. De niña, mis referentes eran las mayores del equipo aunque estuvieran en autonómica. Soñaba con estar ahí.

-¿Y un deporte que no sea el balonmano?

-Fútbol.

-¿De qué equipo es?

-Real Madrid.

-¿Un ídolo de otro deporte?

-Rafael Nadal.

-¿Alguna superstición?

-Siempre tengo que llevar la misma ropa interior, la misma toalla, seguir el mismo ritual... Soy un poco tremenda.

-¿Un defecto?

-Soy muy cabezona.

-¿Cómo es como espectadora de balonmano?

-Soy bastante tranquila, como en mi vida normal. Analizo todo con calma.

-¿Y cómo es en la derrota?

-Analizo mucho el porqué, qué hice mal y cómo mejorar. Lo llevo mal me como la cabeza, soy muy autoexigente.

-¿Una afición?

-Pintar.

-¿Una película?

-Mulán.

-¿Su comida preferida?

-Tortilla de patatas.

-¿Un lugar para vivir?

-A Guarda.

-¿Un lugar por conocer?

-Nueva Zelanda.

-¿Qué coche tiene?

-Un Citroën.