Pogacar y Roglic: ¿El Tour de Francia marca el inicio de la escuela eslovena en el ciclismo mundial?
Son los dos primeros clasificados y su dominio frente a los colombianos augura grandes éxitos, según los expertos
Periodista con más de dos décadas de experiencia en información deportiva y gastronómica.
Es posible, aunque improbable, que el 2020 sea el año cero de la era eslovena del ciclismo mundial. También es posible, y más probable, que el dominio de Roglic y Pogacar se prolongue más de lo deseado por hombres como Evenepoel y Bernal. Sea como fuere, no parece que el Tour se haya convertido en un pulso entre Colombia y Eslovenia, en términos ciclistas, tal como aseguró Rigoberto Urán, tercero en la clasificación de la carrera.
Así lo piensan los especialistas. Roglic (Jumbo-Visma) viste de amarillo, con 40 segundos de ventaja sobre Pogacar (UAE Team Emirates). Ambos son eslovenos. «Ha sido una coincidencia que ahora sean los más fuertes, aunque Roglic tiene a favor el respaldo de su equipo contra los intentos de Pogacar. Nadie se atreve a ponerlo a prueba», explica Pablo Torres, ciclista gallego del Hincapie Leomo BMC. «Ya no hay tantos ataques como antes y Roglic suele dejar hacer. Desde que volvió al ciclismo está intratable. Pero Pogacar, qué gran futuro tiene. Es un ejemplo de precocidad. Le harán un equipo para ganar el Tour», augura. Gustavo César Veloso, corredor gallego del W52-FC Porto, añade: «El perfil del ciclista colombiano ha tenido que evolucionar por el control de los equipos. Si quieres ganar el Tour ya no puedes atacar al principio. Y da paso a corredores polivalentes como Roglic y Pogacar, igual que es cuestión de tiempo que surjan asiáticos y africanos, porque el deporte está globalizado», analiza. «Roglic va mejor en la crono, pero si necesita apretar subiendo, lo hará. Pogacar tiene chispa y mejora en la montaña, pero veremos cómo gestiona la parte mental», concluye.
Tadej Pogacar
Una progresión basada en el desparpajo
Al ataque. Así vive Tadej Pogacar (Komenda, 1998). Toda una declaración de intenciones y resumen de un estilo de vida: «No sé si Primoz resultará imbatible o batible. Hay que desmontar no solo a Roglic, sino a Dumoulin, Kuss, Bennett, Gesink. Aunque no me temblará la voluntad, veremos si las piernas responden». El aspirante y ex mayor promesa (es ya toda una realidad) del ciclismo de su país mide 176 centímetros y pesa 66 kilos, y lleva molestando a Roglic desde hace algún tiempo (incluso le arrebató el nacional esloveno contrarreloj, dos veces). Se estrena en el Tour a lo grande, tras deslumbrar en la Vuelta a la Comunidad Valenciana y haber avanzado sus credenciales en la sierra de Gredos en la Vuelta a España aupado por su desparpajo, porque es de esos que aprovechan cualquier rendija para provocar un derrumbamiento. Alardea de haberlo descubierto Joxean Fernández, Matxín, director deportivo que también se atribuye a Óscar Freire y a Remco Evenepoel. El Tour del Porvenir fue su carta de presentación. Lo que suceda a partir de ahora será su confirmación.
Primoz Roglic
El ciclista escondido en el campeón de esquí
Preocupado en las últimas horas de desvincularse de las acusaciones de dopaje que apuntan al ciclismo esloveno, Primoz Roglic (Zagorje ob Savi, 1989) no estaba hecho para el ciclismo, sino para el esquí. Con 177 centímetros de estatura y 65 kilos de peso, fue campeón del mundo júnior por equipos en el 2007, año en el que se cayó saltando desde el trampolín más alto del mundo. Una conmoción cerebral le obligó a alejarse paulatinamente del deporte de su vida. «Nunca iba a poder ser el mejor», espetó este deportista parco en palabras que dice sonreír en secreto.
La bicicleta ocupó ese vacío, profesionalmente desde el 2012. Y, acabó en el poderoso Jumbo porque el organizador de la Vuelta a Eslovenia vio talento en él. El tercer puesto en el Giro del 2019 y la victoria en la Vuelta a España ese mismo año, salpimentadas con notables victorias en etapas importantes, clásicas y carreras de menor duración, le dieron la razón.
Dicen que el esquí le arrebató el miedo en los descensos de los puertos y ha sabido incrementar su potencial en las cronometradas sin perder capacidad de escalada.
Los Alpes, tras las PCR del día de descanso de ayer
La etapa de hoy acaba en Villard-de-Lans, escenario de dos victorias de Perico Delgado (1897 y 1988). Antes se suben dos puertos de segunda y uno de primera, Saint Nizier (11 kilómetros al 6,5%). Pero el foco está en la siguiente jornada, entre Grenoble y el col de la Loze. Es la etapa más alta, con las ascensiones a la Madeleine, a 2.000 metros de altitud, y el final en la Loze, un camino asfaltado que sube desde la estación de esquí de Meribel hasta los 2.304 metros. Ayer fue día de descanso y los 156 ciclistas fueron sometidos a PCR.