Hamilton y Schumacher: 91 triunfos de ébano, 91 de marfil

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Bryn Lennon | EFE

El piloto inglés ganó el Gran Premio de Eife en Alemania y consigue su victoria número 91 en la categoría reina al igual que el alemán

11 oct 2020 . Actualizado a las 17:25 h.

Cuando, en el 2007, Lewis Hamilton debutó en la fórmula 1, los récords del recién retirado Michael Schumacher parecían, sencillamente, insuperables. Pero, trece años después, el inglés acaba de igualar el récord histórico de victorias (91) del alemán, acercándose cada vez más a sus siete títulos mundiales: la otra gran plusmarca del Kaiser. Hamilton debutó con McLaren justo después de que el doble campeón mundial español Fernando Alonso (2005 y 2006, Renault) destronase al mito. Nacido en Hürth, a unos 100 kilómetros del Nürburgring, donde este domingo el espectacular y excéntrico campeón de Stevenage siguió haciendo factible lo que hace no tanto parecía imposible.

Schumacher -que regresó a la F1 en el 2010 para pilotar tres años en Mercedes, seguramente sin saber que le estaba «preparando» el monoplaza triunfal a Hamilton- había establecido, asimismo y entre otros muchos, el récord de poles (68) y el de podios (155) en F1. El británico superó el de primeros puestos en parrilla -elevado entretanto a 97- hace tres años, en Monza (Italia). Y esta temporada mejoró, en el circuito barcelonés de Montmeló (España), el de 'cajones'. Que con el de este domingo ya se encuentra en 160.

El Kaiser ganó sus primeros dos títulos en 1994 y 1995, con Benetton y al lado del italiano Flavio Briatore; con el que también festejó sus coronas el genial piloto asturiano. Después, Schumacher marcó una racha inédita al encadenar otros cinco mundiales (2000-2004) con Ferrari, la escudería más laureada de la historia. La irrupción de Hamilton fue brutal. Y, tras un año en el que diluviaron chispas junto a Alonso; que acabó como el rosario de la aurora tras la delirante gestión de Ron Dennis y con el finlandés Kimi Raikkonen ganando el (hasta ahora último) título para Ferrari, Hamilton se anotó su primer Mundial en 2008, con la escudería de Woking.

A esa corona añadiría otras cinco más, durante los pasados seis años, con Mercedes. Escudería con la que sólo una auténtica desgracia evitará que este año festeje su séptimo título, igualando los del germano, convaleciente aún del grave accidente de esquí que sufrió a finales de 2013 en Meribel (Alpes franceses). El año de su estreno, Lewis rompió todos los esquemas y la F1 -un negocio gigantesco que con Schumi aplaudió su enorme expansión gracias al mercado alemán- se dio cuenta enseguida de que había descubierto su última gran joya: un campeón de raza negra. Cuyos éxitos podían superar el apego a una nacionalidad. Hamilton iba a ser un astro global. El Tiger Woods de la categoría reina del motor.

Su primer triunfo llegó en Canadá, en el 2007. Temporada en la que ganó cuatro veces, algo que sólo había logrado como debutante el canadiense Jacques Villeneuve. Una de ellas, en Hungría; donde este año igualó otro récord de Michael -que se estrenó en 1992, en Bélgica-: el de victorias en un mismo Gran Premio: ocho, que el 'Kaiser' había festejado en el de Francia.

Si Schumacher ganó siete veces el Gran Premio de San Marino, Hamilton hizo lo propio en el de Gran Bretaña. Y ambos se anotaron siete veces el Gran Premio de Canadá, en Montreal. Nadie duda de que el inglés superará, seguramente este mismo año, la marca del alemán. Y todo apunta a que será el primer piloto que superará la centena de victorias. Pero su triunfo de este domingo -el segundo en el Nürburgring, donde ganó cinco veces Schumi- iguala a dos campeones. De razas diferentes. Con idénticas metas.

En 1982, cuando Michael tenía 13 y aún quedaban tres años para que naciera Lewis, Stevie Wonder y Paul McCarney inmortalizaron 'Ebony and Ivory', una canción en la que se preguntaban por qué, si el ébano y el marfil convivían en armonía perfecta en el teclado de un piano, no podía suceder lo mismo con los seres humanos de etnias distintas.

En el Mundial de la pandemia y en otro año marcado por disturbios raciales, especialmente en Estados Unidos (donde Hamilton ganó seis veces y Schumacher, cinco), el inglés se ha erigido en abanderado contra el racismo, liderando las reivindicaciones -plasmadas de diferente forma, pero con idéntica intención- de la Fórmula Uno. Que se manifiesta en contra de las discriminaciones, al igual que sucede en otros deportes. Hamilton y Schumacher, campeón negro y campeón blanco, volvieron a unir sus nombres este domingo. El deporte, una vez más, señala el camino.