«El Mun di Deu hace derrapar las ruedas por el exigente desnivel»
Carlos Canal pulsa el final empinado de Ourense y desgrana las dificultades montañosas de la jornada con inicio en Vigo, que pasa por delante de su casa
Incorporado a las delegaciones de La Voz en O Carballiño y Ourense, desde 1993, en especial para el trabajo en la redacción de Deportes, que también compaginó con Radio Voz durante distintas etapas.
Carlos Canal Blanco (Xinzo de Limia, 2001) acaba de completar su primera temporada profesional en el ciclismo de carretera, enrolado en las filas del Burgos BH. Después de firmar grandes temporadas en categorías inferiores, tanto en el XCO como en el ciclocrós, con éxitos a nivel nacional e internacional, el antelano ha sacado notable provecho de su estreno en un equipo Pro Team con apenas 19 años.
La Vuelta entrará en Galicia la próxima semana. El martes la crono Lugo-O Ézaro, el miércoles la Lugo-Ourense y el jueves la Mos-Puebla de Sanabria. Carlos recorrió para La Voz los envenenados dos kilómetros de la llegada en el alto del Mun di Deu (Ourense), para realizar su análisis personal sobre el terreno: «Es duro y como llueva puede pasar factura», decía aún montado sobre la bici. Poco después, echando mano de los datos del Strava, añadía: «Al principio es suave y eso aligera la media del desnivel, pero desde la curva que lleva a la urbanización, tiene rampas bastante exigentes». La pantalla de su terminal mostraba una distancia de 1,88 kilómetros y un 11,5 % en el promedio de la subida.
Aunque puede parecer poco terreno para abrir diferencias entre profesionales, Canal tiene claro que puede producirse alguna sorpresa: «En grupo no van a llegar, es una subida corta pero explosiva, a mí me derrapaba la rueda en algunas curvas y eso es que el desnivel era alto». Extendiendo sus conclusiones, advertía que «en principio era una etapa que llegaba desde Lugo por carreteras no muy complicadas, pero son más de 200 kilómetros y aunque sea una jornada de transición, los que no lleguen con fuerzas van a sufrir mucho, sobre todo si el tiempo no acompaña».
La otra etapa por Ourense
Pero Carlos no se remitirá a esa única etapa como centro de su atención. Confía en poder saludar a sus compañeros de equipo tras la llegada a Ourense, pero también tiene señalada en rojo la cita del día siguiente: «Me hacía mucha ilusión correr este año, porque la etapa de Mos a Puebla de Sanabria va a pasar justo por la puerta de mi casa, pero la gente del equipo y yo mismo consideramos que aún soy joven y que no sería adecuado precipitarse».
El ciclista profesional alertó sobre las trampas que tiene en su itinerario otra etapa de más de 200 kilómetros que arrancará casi a nivel del mar que se irá endureciendo, aunque los puertos no llamen la atención al ser de tercera categoría: «Es otra jornada muy larga, a sumar a la del día anterior, es una carretera que conozco bien, porque hago muchos tramos de esta etapa en los entrenamientos. Desde que sale de Mos, el recorrido es un auténtico rompepiernas, incluidos dos puertos de tercera, casi sin descanso entre uno y otro. Después por la zona de Celanova, el terreno aún se endurece más, sobre todo en la subida al Furriolo».
A partir de ahí será cuando el pelotón recorra tierras de A Limia, el entorno habitual de un ciclista que se fija en el perfil para señalar con el dedo al siguiente reto, el alto Fumaces: «A partir de ahí, como el día sea frío, los ciclistas van a sufrir por Vendas da Barreira y A Gudiña y si llueve en el Padornelo y la Canda se van a encontrar agua nieve, un escenario muy distinto al que tenían en la salida. Etapas así suelen pasar factura».
Canal se siente cada vez más cerca de la Vuelta a España, desde pequeño soñaba con un Tour, cuando lo veía por la tele junto a su abuelo, pero es de los que no tiene prisa en llegar: «Tenemos que ir paso a paso».
Un año de experiencias y de desafíos personales
En una temporada tan rara como la que marcó la pandemia a todos los niveles, Carlos Canal ha extraído lecturas positivas de su estreno en el ciclismo profesional de carretera, con el Burgos BH: «Me tratan muy bien y están cuidando mi progresión. Es un equipo modesto, pero tienen cultura de ciclismo, aman este deporte como yo y me ayudan en todo lo que necesito para entrar en este mundillo tan complicado».
Y eso que hablamos de un joven intrépido que dio el salto desde la categoría júnior del BTT y el ciclocrós al profesionalismo: «Las diferencias son enormes. Todos me lo decían, es otra historia, hay mucha presión y muchas exigencias, pero no lo sabes de verdad hasta que lo vives. Aún así, estoy muy contento con este primer año. Con todo lo que trajo consigo el covid-19, pensé que iba a ser una temporada perdida, pero al final en dos meses y medio, participé en veintiún días de competición de un nivel alto, con pruebas como la Vuelta a Portugal y la París-Tours».
En la ronda lusa coincidió con Gustavo César Veloso, el estandarte del ciclismo gallego en los últimos años: «Es un crac, en Portugal compartíamos hotel y aprendía algo de él cada día. Lleva tanto tiempo compitiendo como el que tengo yo de edad, así que para mí era un espejo. Me dijo que de Portugal iba a salir fundido o lo haría en un gran momento de forma y, la verdad, es que me sentí muy bien en las carreras posteriores, incluso me quedaron ganas de que prosiguiera la temporada». En la París-Tours, de hecho, se movió en el grupo de los veinte mejores, hasta que pinchó: «Está de moda el sterrato y esos tramos son peligrosos porque te pueden apartar de la cabeza». Ahora toca animar al Burgos BH en La Vuelta: «Lo están haciendo muy bien, se han metido en varias escapadas y aunque hay mucho nivel siguen siendo ambiciosos».