Unai Simón ha sido titular en los tres últimos partidos con la selección española e intentará terminar con el debate abierto tras la salida de Casillas en el 2016
19 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«La transición debe ser dulce». Fue la frase acuñada por Vicente del Bosque, para justificar la titularidad de David de Gea en detrimento de Iker Casillas durante un partido clasificatorio para la Eurocopa del 2016. España venía de cerrar con estrépito en el Mundial de Brasil 2014 un ciclo victorioso de seis años, con dos Eurocopas y una Copa del Mundo, y a varias de aquellas leyendas les tocaba decir adiós. La Euro del 2016, que Casillas vivió desde el banquillo, fue la última presencia del exmadridista en la selección española, que se abrió entonces a nuevos horizontes, a pesar de la marcha también de Del Bosque.
De Gea recibió el testigo, pero no convenció. «No puede ser que cada vez que hay fallos se impute al mismo», se quejaba Luis Enrique hace apenas un mes. Una crisis que además coincidió con otra, la de Kepa, marginado en el Chelsea: «Está en un momento delicado y tendré que valorar en su momento qué hacer. Es evidente que no jugar afecta a los jugadores», advertía el seleccionador también en noviembre. El vasco había terminado siendo titular para Robert Moreno y con el cambio de dirección y la situación en su club perdió su sitio.
De ahí que apareciese un tercer golpe de tuerca a la transición de Casillas. La de Unai Simón, que ha jugado los últimos 270 minutos. «Se trata de escoger el que creamos que está en mejores condiciones», explicó Luis Enrique. Y por el momento, el del Athletic se ha ganado seguir.