Javier Clemente: «Hoy en día, en fútbol base, si pagas 50 euros juega hasta el gordito»

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Abraldes

Lamenta el afán recaudatorio de los clubes frente a la labor educativa que entiende que deberían tener

08 dic 2020 . Actualizado a las 12:29 h.

Cuando Javier Clemente (Baracaldo, 1950) concede una entrevista, cita en una franja horaria en la que está relajado. Por la tarde. Sin prisas. Es consciente de su verbosidad y no quiere que la falta de tiempo le impida transmitir su mensaje.Sus setenta años no le hacen perder la mínima ilusión. «Seré entrenador hasta que me muera», reflexiona antes de decir: «Aunque usted me llame viejo por la cara, que sepa que con los chavales me entiendo muy bien. Porque les hablo como si fueran mis hijos. Y a los hijos hay que hablarles desde la verdad. Si yo les engañara, me perderían el respeto y la fe. Pero como no lo hago, me entienden». En la actualidad, es seleccionador vasco, a la espera de que le pueda salir una oportunidad de entrenar algún club -«a mí lo que me va es el día a día, entrenar, preparar los partidos, la competición...», apunta-. Entretanto, le gusta ver el fútbol modesto. La base. Y ahí se encuentra con una triste realidad: «A los clubes les interesa más recaudar dinero que la formación de los niños». Por eso se rebela. Por eso y por otras muchas cosas. Así es Javi Clemente, el Rubio de Baracaldo.

-¿Cómo le gusta que lo presenten: entrenador, entrenador en paro o exentrenador?

-¿Cómo que exentrenador? Yo sigo siendo entrenador. No me retiraré en la vida. Ahora, pues tengo un trabajo liviano que es la selección de Euskadi. Pero no se equivoque. Esto es así porque no tengo un club que apueste en este momento por mí. De lo contrario, estaría entrenando todos los días. Esto me gusta, pero no me llena.

-¿Qué es lo que le llena?

-Pues el día a día. La competición. Los partidos. Me gusta el vestuario. Estar ahí con los chavales. 

-Es curioso que, pese a sus setenta años, siga conectando tan bien con los más jóvenes.

-Hombre, está bien que usted me llame viejo por la cara (se ríe). Pues nada, si usted lo ve así. Pero he de decirle que tengo años, sí, pero estoy muy sano y tengo mentalidad de escuchar a los jóvenes. Los futbolistas son como los hijos. Hay que entenderlos para que ellos puedan entenderte a ti. Si un entrenador con setenta u ochenta años les habla a los jugadores con una jerga desfasada, está claro que está perdido. Yo procuro hablarles en su lenguaje. Pero, sobre todo, lo que hago es no engañarlos. Porque si al futbolista lo engañas, estás perdido. Hay que decirles lo bueno, pero también lo malo. 

-¿Cree que su concepción del fútbol está acorde a nuestros tiempos?

-A mí me gusta el fútbol a mi manera y con mis jugadores. Yo intento ganar los partidos, que es para lo que nos pagan a los entrenadores. Ahora hay mucho secretario técnico y director deportivo, pero qué jugadores fichan... Van y salen diciendo que es que les gusta el modelo tal... ¿Qué coño es eso?

-Digamos que usted es resultadista.

-¿Qué resultadista? Yo soy un entrenador que trata de sacar los máximos puntos posibles. Si a eso le quiere llamar resultadista, pues vale. Lo que no me sirve es lo que han querido hacer en los últimos tiempos. Han querido jugar al fútbol con zapatitos de charol, hierba cortada al ras, que corra bien el balón... Perfecto. Todo eso está muy bien. pero, ¿qué hacemos con los jugadores que no son tan técnicos, pero sí tienen temperamento y fuerza? ¿Los echamos?

-Quizá el fútbol ha cambiado... ¿No cree que la furia española está pasada de moda?

-El fútbol no ha cambiado nada. Lo único que sí ha cambiado es que han introducido el VAR. Y eso sí que es un avance, que puede gustar o no, pero es así. El resto sigue siendo igual: once contra once, que tienen que llegar a la portería y no ganas si no metes goles.

-Y esos once que a usted le gustan son más físicos que técnicos.

-En el fútbol hay que correr, pelear, sufrir, entender al de al lado, llevarse bien con tus compañeros, tener un buen grupo. El fútbol tiene un abanico tan grande de cuestiones que pueden parecer pequeñas tonterías, pero que dentro de un vestuario se convierten en algo muy grande. Respecto a lo que dice, a mí me gusta el futbolista que corre, el que trabaja, el que es alegre, el que es buena persona... Y por encima que juegue mucho al fútbol. 

-Dentro de las cualidades que usted cita, ¿qué puesto ocuparía la calidad técnica?

-La pongo en primer lugar, pero cuidado, que luego tienen que tener el resto, sino, mal vamos.

-¿Messi jugaría en su equipo?

-Claro que jugaría. Porque a Messi hay que darle el trabajo que él puede hacer. No todos tienen que trabajar y esforzarse de la misma manera. Y le hablo en el campo, porque luego no sé cómo puede ser dentro del vestuario. 

«Es posible que haya sido injusto con Fran, porque tengo un gran concepto de él»

-Pero sí es cierto que la selección española de Javier Clemente se caracterizaba más por contar con futbolistas físicos que técnicos.

-Yo con la selección lo que pretendía es que aquello fuera un equipo. Y por eso hubo ocasiones en las que me criticaron porque llevaba a futbolistas que no estaban jugando con su club. Pero yo entendía que con la selección sí que podían rendir, en otro contexto, otra competición, otros compañeros... Luego sí que le diré que tengo la sensación de que ha habido futbolistas que eran muy buenos y no los he llevado a las fases finales, pues quizá porque en aquel momento no supe apreciar que eran tan buenos y que podían rendir. Es más, le voy a poner un ejemplo: Fran. Yo a Fran no dejé de llevarlo porque no lo considerara un buen futbolista. Me parecía un enorme jugador, pero en el grupo opté por otros. Pues pude equivocarme o acertar, pero fue mi decisión. Ahora que sí que le digo que es posible que haya sido injusto con él, porque tengo un gran concepto de Fran. De todos modos, y volviendo al tema de mi selección, he de decirle que hicimos partidos de levantar la boina. Pero teníamos a mucha gente en contra y se reflejaba más lo malo que lo bueno.

-Hubo un momento en el que usted generaba tanta animadversión que había gente que quería que España perdiera para que lo echaran.

-A ver. Aquí hay varias cuestiones. La gente se piensa que yo he tenido broncas con mucha gente y no es así. He estado muchos años entrenando. He dirigido muchos partidos. Muchas ruedas de prensa. Y he tratado con muchos periodistas. ¿Y sabe con cuántos he tenido líos? Solo con cuatro. Lo que pasa es que los tíos negativos hacen más ruido y mella que los positivos. 

-¿Solo cuatro?

-Sí, sí. Y le digo quiénes son. Un tipo de Murcia que no sé ni cómo se llama, pero que estaba todo el día poniéndome a parir; el de Gijón, al que se la monté porque dijo que el presidente del Sporting era un canalla; De la Morena; y Pedrerol. Luego, claro, el séquito que está alrededor de estos, pues también hacen ruido. Y eso me pasó con la selección. Estuve seis años con la SER y el grupo Prisa en contra. Me crearon un ambiente hostil en contra y decían que yo era antiperiodistas, cuando yo fui el que en Estados Unidos le abrió el hotel a los periodistas. 

-Pero sí que tuvo un grave incidente con Jesús Gallego, al que dicen que agredió.

-Esa es otra mentira. Yo no le pegué a Gallego. No es verdad. En esa época, el grupo Prisa mandaba a varios periodistas que en la sala de prensa se situaban en diferentes posiciones para atacarme. Lo que sucedió con Gallego es que él estaba haciendo una entrevista a un futbolista en una zona que era de uso restringido. En el pasillo que daba acceso a mi vestuario. Y yo lo que hice fue lanzarme a por la almohadilla del micro de la SER y decirle que se fuera. Pero no hubo agresión.

-Bueno, es una manera de verlo.

-Mire, le voy a contar cuál ha sido mi gran problema con De la Morena, que todavía anda inventándose cosas sobre mí. Estuve once años sin hablarle porque un día me colgó en antena. Y eso no se lo consiento a nadie. Eso es de cobardes. Un periodista puede estar en contra de lo que yo digo, pero lo discutimos. Mantenemos un debate. Él no. Me colgó y a partir de ahí empezó a buscar cómo hacerme daño. Utiliza a mi familia, dice cosas de mi familia para hacerme daño. Pero son cosas que se las inventa. Ha nacido malo, pero tendrá su castigo. Y luego él también me atizó mucho porque yo hablaba, era amigo y lo soy de José María García. Y ahí ya me mató.

-Sin embargo, De la Morena y García hicieron las paces y usted todavía anda a la gresca con el director de El Transistor.

-Bueno, bueno... Lo de que han hecho las paces... Fue un poco tema de empresa. No sé. Cosas de amigos de amigos de amigos. Jose [por García] se ha retirado y, pues alguien medió, y se juntaron, pero nada más. Pero a ver... Que yo a Jose también le he dicho las cosas, eh. Fue el terror de los directivos. Buscó limpieza y estoy seguro de que si estuviera ahora, pues muchas cosas no pasarían, porque las denunciaría, aunque también hay que ver cómo acabó por atacar tanto a Florentino. Pero yo a Jose le he dicho que mucho hablar de De la Morena, pero que él también hacía cosas que no eran así. Porque a Valdano lo ponía a parir porque estaba con De la Morena. Y a otros les zurraba porque no se le habían puesto al teléfono. Pero, dicho esto, Jose es amigo mío y no se le puede comparar con este otro. 

«Enfrente del Bernabéu me salió un ultra con una navaja, que no veas lo que tardé en hacer los cien metros hasta el palco»

-Con García también tiene en común ser diana del madridismo.

-Bueno, esa es otra. Es que lo que me han hecho a mí ahí... Todo porque dejé de contar con Míchel y Butragueño. Y, bueno, luego a Sanchís no lo he llevado nunca. Que creo que tenía nivel suficiente, pero no me gustaba su estilo. Y, como decía con Fran, quizá no fui justo. Pero no por nada, sino porque no entraba dentro de mis gustos. El caso es que yo al Bernabéu no podía ir sin que me la montaran. Y el día del homenaje al difunto Juanito me la liaron. Estaba yo en un bar que había enfrente del estadio, Gloria Bendita se llamaba. Y me salió un ultra con una navaja, que no veas lo que tardé en hacer los cien metros hasta el palco del Bernabéu. Corrí que no veas.

-El hecho de que nunca ocultase su simpatía por el independentismo vasco ha jugado también en su contra?

-Bueno, es que independentista no soy. Soy vasco. Eso sí. Y votante del PNV. Pero tengo muchos amigos en toda España. Ser vasco no es ni más ni menos que sentir lo tuyo. Soy vasco y no tengo que renunciar a nada. Si me tuviera que esconder por lo que soy, entonces no podría serlo. Pero mire, el que es imbécil, es imbécil sea de donde sea. 

-Dice que el fútbol actual no está limpio.

-Qué va a estarlo. Hay un montón de chapuzas. Tebas por un lado. Intermediarios por otro. Luego están los secretarios técnicos... A ver, que fichan futbolistas que pagan por ellos diez millones y tú los ves y dices: Pero cómo han podido pagar diez millones por este chaval, si no puede jugar ni en Segunda. Ahí es que alguien se ha llevado una comisión. Pero eso es en lo que han convertido este fútbol. Solo importa el negocio.

-Porque el fútbol profesional es un negocio.

-Sí, pero esto va más allá. Yo pregunto: ¿En qué están convirtiendo el fútbol de los críos? Yo soy del fútbol gratis para los niños. Pero eso ya no funciona así. Hoy en día, en fútbol base, si pagas 50 euros juega hasta el gordito. Y eso no puede ser. Algunos equipos ponen niños a jugar que no tienen futuro ninguno, solo por recaudar dinero. Al principio, decían que cobraban para gastos de entrenadores y tal, pero ahora prima más hacer dinero que la enseñanza. Cómo se explica si no que estén en medio campo entrenando 30 niños. ¿Para qué? Solo para ganar dinero. Así es imposible enseñar nada. 

-¿Sigue el fútbol base?

-Sí. Me gusta ver a los chavales, pero filiales más bien. Y luego, pues con mayor o menor frecuencia, me gusta ver partidos de Tercera o de Regional. Porque, tendrán menos calidad, está claro, que los de arriba, pero eso es fútbol de verdad. Que se dejan todo en el campo. Ahí no hay excusas.

«Si tú eres el peor, tienes que trabajar más que ningún otro para aparentar que eres el mejor»

-Dice que sigue esperando una propuesta, pero ¿hasta qué categoría estaría dispuesto a bajar para entrenar?

-Pues no lo sé. Nunca me lo he planteado. Supongo que en Tercera y por ahí no, pero no porque me crea más, sino porque entiendo que no se darían las condiciones. La propuesta deportiva que me harían no sé si me convencería. Pero mire, le voy a decir cómo fui a Libia. Me fui allí porque me gustó la conversación que tuve con ellos. No me hablaron de ganar nada, sino de mejorar el nivel de su selección. Era un equipo humilde, pero es acojonante lo que trabajaron. Y llegamos a ganar la Copa de África. Aquí lo que está claro es que si tú eres el peor, tienes que trabajar más que ningún otro para aparentar que eres el mejor.

-Como aquel Athletic con el que ganó la Liga, que no era el mejor equipo pero se llevó dos campeonatos de la regularidad y la Copa.

-Pero, ¿y quién ha dicho que no era el mejor equipo? Si fue el que ganó. Entonces, digo yo que fue el mejor.

-Fue el mejor porque ganó, pero no era el mejor sobre el papel. Aquel Barça tenía a Schuster y a Maradona, por ejemplo.

-El error creo que parte de considerar que el mejor equipo es el que tiene mejores jugadores. Y no es así. Eso vale para hablar en el bar, nada más. Mire, aquel Athletic en el que yo estuve quedó en la Liga cuarto, primero, primero y tercero. Y al año siguiente me echaron. Pero mire qué media. Entonces éramos el mejor equipo, porque fuimos los que mejor lo hicimos.

-Lo echaron, entre otras cosas, por el pulso que mantuvo con Sarabia, que lo minó. Otro incendio.

-Lo de Sarabia es otra. A Sarabia lo quité por indisciplinado. Estaba todo el día diciendo que tenía que jugar. Era un incordio para la plantilla, pues reclamaba un puesto fijo como titular. Y eso a mí me parece impresentable. Y se lo dije delante de todo el mundo. Le dije que él no era más que el resto, así que debía respetar. Que era un gran futbolista. Eso nadie lo discute. Y yo lo hice titular. Pero es cierto que en mi quinto año, el de la destitución, ya tenía 28, 29 años y no rendía igual. Pero lo seguía considerando útil, porque era de los mejores de la plantilla. Sin embargo, no podía ponerlo siempre. Pero ahí también me dejaron de malo. Mire, me estoy acordando, otro con el que intentaron enemistarme fue con Donato, que es un tipo extraordinario. Cuando estaba en el Atlético de Madrid dijeron que yo había dicho que me lo quería quitar de encima. Y luego, pues lo llevé a la selección. Es que en mi vida han sido una tras otra.

-¿Con qué equipo de la actualidad se siente futbolísticamente identificado?

-Está claro que siempre he sido y soy del Athletic y que simpatizo con los equipos en los que he estado y me han tratado bien. Pero al margen de sentimentalismos, el año pasado aprecié muchísimo el valor del Getafe y del Granada. Luego eran todo críticas al juego de esos equipos, pero he de decirle que hacían un gran trabajo y con gente no demasiado conocida. Luego, siempre he disfrutado viendo al Eibar. Y, ya el año pasado, pero sobre todo este, me parece que la Real Sociedad está jugando muy bien al fútbol. 

«El invento de los tres puntos al que gana es otra de las grandes mentiras del fútbol»

-Y viniendo de dónde viene y siendo cómo es, lo imagino alucinando cuando ve los equipos no ya profesionales, sino hasta de Regional, con un sinfín de miembros en sus equipos técnicos.

-Bueno eso ya es otra barbaridad. Yo he estado solo toda la vida. Podía tener un preparador físico, un ayudante y un entrenador de porteros, como mucho. Pero, generalmente, hacía yo casi todo. No entiendo que haga falta tanta gente para eso. Pero bueno, son cosas que se inventan algunos y se ponen de moda. Esto es como el día que un iluminado se inventó lo de que había que darle tres puntos al que ganara para dar más espectáculo. Y ahí la cagó. Porque es otra de las grandes mentiras del fútbol. Los tres puntos solo favorecen a los grandes. Ya se lo digo yo.

-Pues casi que me quedo con este final. ¿Qué le parece?

-Ah, yo ahí no me meto. Usted es el periodista.