La presión de Marcelino maniató al Barcelona, que se dejó empatar dos veces antes de que el delantero sentenciara en la prórroga
18 ene 2021 . Actualizado a las 13:06 h.A lo largo de toda su trayectoria a Iñaki Williams le ha acompañado la incógnita de si tras el físico se esconde el talento. Si el diamante podría pulirse o no quedaría nada más allá de explosividad al espacio e imprecisión en la definición. Así durante seis temporadas y media en el primer equipo del Athletic en las que nunca pasó de los quince goles, amagando con romper en el delantero que siempre dejó entrever, pero nunca fue. Hasta que este domingo la pantera se transformó en el Rey León: con una asistencia y el golazo de la victoria fue el héroe de la Supercopa, el segundo título del Athletic en 37 años después de la Supercopa de 2015.
En tres partidos en el banquillo de San Mamés, Marcelino García Toral se ha enfrentado al Barcelona, al Real Madrid y de nuevo al Barcelona. A priori, el inicio más complicado para que un nuevo entrenador instaure su estilo. Y, sin embargo, el estreno difícilmente habría podido ser más fructífero. El Athletic perdió en el debut del asturiano, que ya en su segunda noche eliminó al Real Madrid en la semifinal de la Supercopa. En su tercer partido Marcelino levantó el título, y en los tres encuentros ha mostrado que su sello ha calado en el equipo de forma instantánea.
El Barcelona se había plantado en la final con un rendimiento in crescendo en las últimas semanas y tras recuperar a Messi. Así pues, la virtud del Athletic en La Cartuja fue todavía más grande: en la primera parte no dejó rastro de su rival azulgrana, que ni tuvo balón ni ocasiones en 45 minutos muy grises.
El 1-1 al descanso hacía justicia porque el Athletic no había merecido irse por detrás en el marcador, igual que el Barcelona no había merecido marcar. Pero marcó, ya en el 40, en una jugada que todos los equipos de España conocen a la perfección y casi ninguno es capaz de defender: Messi recibe en la frontal, abre a la izquierda para la carrera de Alba y el lateral se la devuelve al primer toque, limpia para el disparo. Como Iñigo Martínez interceptó desde el suelo el chut del 10, Griezmann se encargó de mandar la pelota a la red.
Hasta ese momento, Messi no había recibido un solo balón en condiciones en campo rival. Mérito del Athletic, cuya primera parte, alternando presión y repliegue para incomodar al Barça, había sido tan exitosa en lo defensivo como plana en lo ofensivo. Se jugaba a lo que quería Marcelino, pero ocasiones, las justas; si acaso un tiro seco de Capa que despejó sin problemas Ter Stegen. Sin embargo, fue marcar el Barcelona y en la siguiente jugada, gol del Athletic. Desde la esquina izquierda del área, Williams puso un centro envenenado, que no era ni del central ni del portero, perfecto para que De Marcos metiera la puntera y restableciera el empate.
Empate en el tiempo añadido
En la segunda parte el Barcelona ganó metros gracias a la posesión. Cuando parecía que conseguía sacudirse la presión rojiblanca, Raúl García le metió el susto en el cuerpo. Había marcado de cabezazo picado en una falta botada por Muniain, pero el VAR resolvió que había fuera de juego del navarro por cuestión de escasos centímetros, imperceptibles al ojo humano.
El aviso no frenó las intenciones del Barça, cada vez más dominador -que no vertical-, aunque el Athletic tampoco cesó en la presión a la mínima ocasión que tenía de hacerlo. Pasaba ya de la hora de partido y a los de Marcelino no parecía agotárseles la gasolina. Fruto de esa presión, Williams recogió un mal despeje de Araujo y anduvo cerca del gol con su disparo, desviado por poco.
De nuevo sin merecerlo el Barcelona se adelantó en La Cartuja. De nuevo con la asistencia de Jordi Alba, rasa y fuerte tras una pared con Dembélé, y de nuevo con la finalización de Griezmann, killer en el área pequeña. El 2-1 parecía ya definitivo a trece del 90, más cuando tras el carrusel de cambios De Jong perdonó la sentencia al contragolpe, pero a este 'león' no hay que darlo por muerto hasta el pitido final. Y en el añadido Villalibre forzó la prórroga al embocar otra falta endiablada de Muniain.
No se había cumplido el tercer minuto de la prórroga cuando Iñaki Williams lanzó la bomba de la final. Recibió en la esquina izquierda del área sin demasiado peligro, tapado por Griezmann y Araujo. Amagó una y dos veces hasta hacerse un hueco. Lo justo para armar el disparo y dibujar una parábola perfecta a la escuadra.
La casi media hora restante fue un quiero y no puedo del Barcelona, que solo tuvo una de Griezmann, que remató fuera en el segundo palo. El Athletic incluso gozó de oportunidades para sentenciar, pero, aunque no lo hizo, tampoco sufrió en exceso. La frustración azulgrana se reflejó en la agresión de Messi, expulsado en el descuento por un puñetazo a Villalibre.
FICHA DEL PARTIDO
Barcelona (2): Ter Stegen, Dest (Mingueza, min. 46), Araujo, Lenglet (Trincao, min. 106), Alba, Busquets (Riqui Puig, min. 97), De Jong, Dembélé (Braithwaite, min. 87), Pedri (Pjanic, min. 87), Griezmann y Messi.
Athletic Club (3): Unai Simón, Capa (Berenguer, min. 80), Yeray, Iñigo Martínez (Unai Núñez, min. 95), Balenziaga (Lekue, min. 83), De Marcos, Vencedor (Mikel Vesga, min. 80), Dani García, Muniain, Raúl García (Villalibre, min. 83) y Williams (Morcillo, min. 106).
Goles: 1-0: min. 40, Griezmann; 1-1: min. 41, De Marcos; 2-1: min. 77, Griezmann; 2-2: min. 90, Villalibre; 2-3: min. 93, Williams.
Árbitro: Gil Manzano (Comité extremeño): Expulsó con roja directa a Messi (min. 120). Mostró amarilla a los azulgranas Lenglet y Jordi Alba, y a los rojiblancos Dani García, Villalibre y Morcillo.
Incidencias: Final de la Supercopa de España, disputada en La Cartuja de Sevilla, a puerta cerrada.