Un golazo con la diestra desde la frontal del lateral zurdo da una valiosa renta al Real Madrid frente a un Atalanta que jugó con diez casi todo el partido
24 feb 2021 . Actualizado a las 23:42 h.En territorio de artilleros, la pólvora la puso el cañonero menos pensado. Ferland Mendy, con un golazo desde la frontal empleando su pierna menos hábil, la diestra, dio al Real Madrid una victoria merecida, más por el tesón que pusieron los blancos que por su capacidad de llegada, como siempre escasa en estos tiempos. A falta de un nueve de referencia hasta la irrupción de Mariano en la segunda parte, tuvo que ser el lateral zurdo, realizador episódico, quien destrabase un choque cuyo relato, hasta ese disparo inopinado, se encaminaba más a colocar el rótulo de oportunidad perdida por parte de un equipo con poco instinto asesino y menos colmillo frente a un Atalanta que remó con diez durante casi todo el partido por la tempranera expulsión de Freuler, pero que terminó encumbrando la competencia del equipo de Zidane Zidane para trabajar al unísono y aguardar el momento oportuno de clavar el estoque. Por primera vez en siete años, el Real Madrid acudía a una eliminatoria de Champions sin un solo miembro de la extinta 'BBC' sobre el césped. Sin Benzema, Zidane apostó por Isco en detrimento de Mariano. El malagueño pivotó entre la posición de cuarto centrocampista y la condición de falso nueve, función esta última que no probaba de inicio desde febrero de 2016, en un partido de Liga ante el Málaga. Dos años antes, Carlo Ancelotti le empleó también como punta de lanza en tres encuentros de Copa. El propósito parecía claro: dotar de más control al equipo y bajar el ritmo del duelo.
El boceto de Zidane funcionó ya de entrada, con un Madrid bien abrigado en torno al cuero. Los blancos trenzaban con velocidad, situándose Casemiro entre los centrales mientras sus compañeros construían para minimizar riesgos a la contra. Al Atalanta le costaba llegar. Y el choque se le puso pronto de nalgas. Percutió Mendy al borde del área tras una gran triangulación del bloque visitante y le arrolló Freuler como un tráiler. El árbitro interpretó que era ocasión manifiesta de gol y le sacó la roja al suizo. Discutible. Gasperini reaccionó retirando a un tocado Zapata para dar entrada al croata Pasalic, ex del Elche. El Real Madrid también tuvo su contratiempo. Nada desdeñable, por cierto. Una falta de Casemiro en la medular le valió la amarilla al brasileño, que se perderá la vuelta al estar apercibido. Feo negocio enfilar el Tourmalet sin coche escoba. Los sustos aventaron una primera parte más descafeinada de lo previsto, con pocas llegadas a las áreas. Una incursión de Nacho, demasiado escorado para definir con finura, y un remate a la media vuelta de Isco que desvió un defensor fueron las noticias más significativas del Real Madrid en ataque hasta que de nuevo Isco, con un pase magistral, citó a Vinicius con la gloria. El brasileño, como tantas veces, le pegó contra un defensor y el balón cobró excesiva parábola. La mejor oportunidad, no obstante, la tuvo el cuadro de Zidane a la salida de una falta servida por Kroos que peinó Varane y remató Casemiro a bocajarro para que Gollini salvase bajo palos. Bastante menos ruido enfrente, con un disparo de Muriel a pase de Djimsiti que se fue fuera por poco como hecho más relevante de un Atalanta que ya había entrado manso al pleito antes de la expulsión de Freuler.
Más sacrificio que brillo
El panorama invitaba a más osadía por parte del Real Madrid. No encajar era primordial, pero con un efectivo más que su rival sobre el verde se le presentaba una ocasión pintiparada para ponerse de cara el partido de vuelta. Pudo lograrlo con un golpeo de Modric con el exterior que rozó en un defensor antes de marcharse fuera por centímetros con enorme suspense.
La superioridad numérica permitió al Real Madrid instalarse en campo ajeno y pisar área con cierta frecuencia. Vinicius tuvo otra buena oportunidad, pero volvió a toparse con una pierna rival. El Atalanta tenía coartada para embozarse cerca de Gollini, pero Gasperini no renunciaba a dar algún zarpazo. No figura en su ADN. Por eso introdujo a Ilicic, delantero atormentado pero con mucho veneno, por Muriel, que trabajó bastante pero sin suerte. Sintió Zidane que era hora de meter más pimienta arriba. Dentro Mariano por un Vinicius timorato en el golpeo. A esas alturas, el partido era un monólogo blanco, aunque con escasos gags de cara a portería. Un libre directo botado por Asensio que taponó Gollini y poco más. Todos la pedían al pie y ninguno buscaba el espacio. Pesaba también el baqueteado físico, traducido en un ritmo demasiado lento para desarbolar a un contrincante ordenado. Volvió a intervenir Zidane, que retiró a un Isco que fue el mejor mientras le duró la gasolina y a un Asensio otra vez apagado para buscar un plus de energía con Arribas y Hugo Duro. Dos futbolistas del Castilla para activar el zafarrancho de combate. Signo de estos tiempos anémicos. No fueron ninguno de ellos los protagonistas, reservado el foco para Mendy, que con su segundo tanto del curso, facturó un triunfo de mérito. Dentro de tres semanas, en el Alfredo Di Stéfano, el trece veces rey de Europa tendrá la ocasión de superar la barrera de octavos dos años después. Para ello tendrá que ir con tiento, porque la Atalanta no ha dicho su última palabra y jugará, a buen seguro, sin cadenas.
Ficha técnica:
Atalanta: Golini, Toloi, Romero, Djimsiti, Mahele 8Palomino, min, 86), De Roon, Freuler, Gosens, Pessina, Zapata (Pasalic, min. 30) y Muriel (Ilicic, min. 56; Malinovskyi, min. 86)).
Real Madrid: Courtois, Lucas Vázquez, Varane, Nacho, Mendy, Casemiro, Modric, Kroos, Asensio (Arribas, 76), Isco (Hugo Duro, min. 76) y Vinicius (Mariano, min. 57).
Goles: 0-1: min. 85, Mendy.
Árbitro: Tobias Stieler (Alemán). Expulsó por roja directa a Freuler (min. 16). Amonestó a Casemiro, Mendy y Gosens.
Partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el Estadio de Bérgamo.