Juan José García Cota: «Aún soy un romántico del fútbol»

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Confiesa que de niño soñó con ser portero de Primera y de la selección

29 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan José García Cota (A Estrada, 1966) es un hombre de lo más polifacético y ocupado. Jefe de los servicios médicos del Celta, galeno de la selección española de fútbol, traumatólogo y hombre de fútbol. De pequeño soñó con ser portero internacional y de mayor fue presidente del Estradense. Y es uno de los pocos médicos que da nombre a una peña. Se declara un romántico del fútbol.

—¿Cuántas horas tiene su día?

—Pues más de las que me gustaría y menos de las que necesitaría.

—¿Hay tiempo para descansar en su vida o es un imposible?

—Es que cada uno tiene un criterio diferente de ese tema. Para mí el descanso a veces es hacer cosas que me gustan y con las que disfruto.

—¿Es de los que dan llegado a todo?

—Lo intento, pero creo que sé poner los límites de a dónde no puedo llegar y creo que eso es importante. Hay cosas que me gustaría hacer pero que resultan imposibles de cumplir.

—¿Qué le atraía más de joven, la medicina o el deporte?

—Desde que tengo uso de razón, las dos cosas a la vez. La afición por el deporte fue muy temprana en mi vida, pero también a la medicina cuando veía al médico de cabecera de mi familia llegar a casa. Lo miraba con admiración. Desde pequeño siempre tuve claro que quería ser médico, nunca pensé en otra cosa.

—¿Y la rama de la traumatología?

—Ahí se unieron mis dos pasiones: el deporte y la medicina. Fue una forma de aunar las dos aficiones.

—¿El primer día que entró a un quirófano tenía la misma presión que en la final del Mundial?

—Es una presión diferente. Cuando tratas a un paciente tiene que suponer para un profesional una responsabilidad, pero en esta profesión tienes controladas la mayoría de las veces las posibles cosas que puedan ocurrir y en el fútbol es diferente, no puedes controlar prácticamente nada.

—¿Curar bien a un futbolista es como ganar un partido?

—Curar a un paciente es una satisfacción personal que no tiene parangón para un médico. La sensación de ayudar a un paciente es una sensación de bienestar que es muy difícil de poder describir.

—¿Qué recuerda de su faceta de portero?

—La ilusión que me provocaba y los sueños que tenía de chaval de llegar a defender una camiseta de Primera División e incluso de la selección española, sueños que nunca pudieron ser, no por mi esfuerzo, sino por la falta de capacidad.

—¿Cómo le fue en su faceta de presidente del Estradense?

—Fue una época que me ayudó a comprender lo que pasan muchos directivos de equipos modestos, saqué muy buenas experiencias de aquello, porque tienes que llamar a muchas puertas por muchas cosas y no todas se abren. Así aprendes a saber cómo se viven esos momentos. Ese tipo de papeles y de gestión son los que menos ve la gente desde fuera, que se queda con los goles y con las paradas.

—¿Ese fútbol está tocado con la Galicia vaciada?

—Yo soy de los que piensan que debemos retornar a nuestros pueblos porque la calidad de vida que podemos tener en los pueblos puede ser igual o mejor que en las grandes ciudades, sobre todo hoy que las comunicaciones te permiten llegar a cualquier sitio en poco tiempo.

—¿Le sorprende tener una peña con su nombre?

—Me hizo mucha ilusión porque también ahí se unía la relación con mi club, el Celta, y mi tierra, A Estrada. Le estoy muy agradecido a la gente que decidió dedicarme una peña.

—¿Su momento más feliz en el fútbol es la conquista del Mundial?

—El de más trascendencia quizás, pero también el ascenso a Primera con el Celta. No sabría decir cuál fue la alegría más grande cuando dos cosas son compatibles, como es este caso. Eso sí, el trayecto y la conquista del mundial marcaron un punto álgido en mi vida.

—¿Se paró a pensar que es el médico más laureado del fútbol de selecciones contando su paso por las inferiores?

—Yo agradezco tener ese currículo, pero siempre digo que tuve la suerte de estar allí. Aunque los que de verdad son campeones son otros. Sí es cierto que los Europeos con las selecciones inferiores o el Mundial y el Europeo son cosas que un tiene ahí y las recuerda con cariño.

—Como médico, ¿qué vacuna necesita el fútbol?

—Soy de los románticos del fútbol aún y creo que hay profesiones, y en este caso el deporte en general, que no deben perder el romanticismo del deporte por el deporte, sin mercantilizar los resultados. Pienso que cada vez es más difícil, pero no debemos perder ese romanticismo.

En corto

—¿Un vicio confesable?

—Las rutas en mi Harley Davidson.

—¿Con qué personaje histórico se iría de cañas?

—Tendría muchos, pero como pienso que no es pecado, quizás con Jesucristo.

—¿Un libro?

—Me gusta mucho leer y me quedaría con El Médico, de Noah Gordon, porque refleja mucho lo que se puede llegar a luchar por una pasión.

—¿Una película?

—Cualquiera de los años 30, 40 o 50. Casi me gustan todas de esa época, pero me quedaría con cualquiera de John Ford.

—¿Comida preferida?

—Los espaguetis.

—¿Una bebida?

—Soy de agua con gas.

—¿Un modelo de coche?

—Me gustan los coches cómodos y bonitos en estética pero soy poco sibarita en el tema de motor. Me gustan los coches alemanes tipo BMW.

—¿Un sitio para perderse en el mundo?

—Quireza, una aldea de Cerdedo.

—¿Es de nuevas tecnologías?

—Las nuevas tecnologías utilizadas adecuadamente y con inteligencia nos hacen la vida mejor, a todo el mundo. El problema es que a veces se utilizan de forma torticera y con malas artes y eso nos hace descender en la escala evolutiva.

—¿Habrá una sociedad nueva si se supera la pandemia?

—Seguro que se va a superar. Creo que todos los que vivimos esto debemos ser un poco más conscientes de lo que somos, lo que significamos, de las cosas que tenemos que hacer para poder estar en este maravilloso mundo el mayor tiempo posible.