Koeman patenta su propia fórmula para sacar brillo al Barça

DEPORTES

Julio Munoz | EFE

El neerlandés saca al club de la sequía de títulos y muestra su proyecto de futuro

17 abr 2021 . Actualizado a las 23:51 h.

Un muro. Ese es el aliado de los niños cuando hay ganas de fútbol pero no amigos. Es un sustituto contra el aburrimiento, un placebo. Se patea una pelota para que rebote y vuelva a los pies. No es casualidad que ese entregar y devolver sobre un campo se denomine pared. Ayer el Barça no tuvo amigos, solo cemento y ladrillo enfrente.

Una hora duró el juego. 581 pases y once disparos necesitó el Barcelona para acabar con el planteamiento de Marcelino, deliberadamente rácano. Pese a que el equipo catalán rondó de manera constante el 80 % de posesión durante la primera hora de duelo, era imposible ver virtudes en los de Koeman, ahogados en un sopor cocinado en marmita que invitaba a la cabezada. Hasta el minuto 59, el Barça, en el cóctel de narcóticos que propuso el Athletic, era un equipo plano por obligación. Peleándose en la telaraña defensiva, y con el club desde hace un par de temporadas viviendo siempre bajo la sospecha, las dudas germinaban. Messi acusaba el bajón de la edad, De Jong y Pedri eran talentos intermitentes e insuficientes y la nueva hornada no estaba a la altura. Fue entonces cuando Griezmann hizo pendular la bola de demolición.

En menos de un cuarto de hora el Barcelona demostró que la tacañería de Marcelino no era capricho sino supervivencia. El Barcelona que ha ideado Koeman, con tres centrales y una mezcla generacional atrevida, carbura en todos sus engranajes. No es el Barcelona de Guardiola. Pero el Barcelona de Ronald Koeman pasó con nota una prueba que, más allá de valer nueve kilos de torneo, valida su fórmula. Joan Laporta se sonreía ayer viendo cómo la máquina arrancada antes de su llegada funciona.

El mejor Messi

La final de la Copa del Rey del año 2021 tuvo los mismos protagonistas que la final de la Copa del Rey del año 2015.

De aquella cita se recuerda, por encima de todo, el gol de Messi partiendo desde banda derecha y sorteando hasta a cinco rivales antes de marcar un golazo para la historia.

De la misma manera que el Barcelona de Koeman —más práctico y directo— no es el mismo que el de Guardiola, el Messi de Koeman tampoco lo es. El argentino se empeñó en La Cartuja en repartir fútbol cuando su equipo se desesperaba encontrando espacios. Y volvió a hacer un golazo a los bilbaínos partiendo y caracoleando desde banda derecha. Que 6 campañas después haya necesitado un socio para culminar lo que antes lograba en soledad muestra más virtudes del rosarino que achaques. También de este Barcelona, que descansó con los goles de su estrella, fue sustentado por la maestría de Piqué, la profundidad de Alba o el saber hacer de Busquets. Pero que también da ya la sensación de que lo pasará menos mal cuando no estén.