La continuidad o marcha del técnico y de Sergio Ramos son los primeros asuntos sobre la mesa de Florentino Pérez tras una temporada en blanco
23 may 2021 . Actualizado a las 19:17 h.Orgulloso por haber dado la cara hasta el final en circunstancias hostiles pero sin títulos que añadir a sus lustrosas vitrinas, algo que siempre es pecado en un club de tamaña solera, el Real Madrid se dispone a sacar el bisturí en las próximas semanas para acometer una profunda remodelación de su plantilla que Florentino Pérez decidió impulsar hace meses pero que estará condicionada en buena medida por la reunión que mantendrá en días venideros el presidente con Zinedine Zidane para asentar la continuidad o marcha del técnico. Tiene un año más de contrato pero multiplica las evasivas acerca de su futuro, lo que ha obligado a la cúpula blanca a activar planes de contingencia para evitar que se repita el escenario que se produjo hace tres años después de la final de Kiev, cuando su inopinada renuncia dejó a la intemperie a una entidad que optó por diferir el cambio de guardia que ahora se antoja inevitable.
El marsellés, que reivindicó el trabajo, compromiso y calidad de sus subordinados tras cerrar el curso con una victoria estéril ante el Villarreal, en una actitud que contrastó con el ataque frontal que hizo Ronald Koeman al vestuario del Barça, emplazó a esa cumbre con fecha no revelada para resolver una incógnita que incidirá en el alcance de la reconstrucción, que resulta imperiosa a fin de que el Real Madrid recupere el lugar que le corresponde entre los mastodontes del continente.
Pese a haber alcanzado las semifinales de la Champions y haber planteado batalla hasta el último momento al Atlético en la Liga, se necesita sangre fresca que ilusione de nuevo a la afición y dé el empujón físico que ha faltado en una campaña que estuvo marcada por la plaga de lesiones, una decena de bajas por coronavirus, demarcaciones descompensadas y la desconexión de miembros del plantel por la ausencia de minutos, lo que facultó que el equipo llegara derrengado al tramo decisivo, en el que compitió con mucho oficio pero sin piernas.
Consciente de los cantos de sirena que llegan de Italia y de que Francia entera suspira por que algún día ocupe el puesto de seleccionador que hoy detenta Didier Deschamps, Zidane no oculta que esta ha sido una campaña agotadora. Seguramente echó en falta un respaldo más notorio por parte de la directiva cuando los resultados no acompañaron y los críticos fustigaban su gestión de la plantilla. Recela asimismo de que se ponga en duda su idoneidad para abanderar la reconstrucción, tan aferrado como siempre ha estado a esa vieja guardia que le condujo a la gloria.
Y tiene motivos para sentirse contrariado por el hecho de que no se hayan satisfecho por el momento sus demandas en lo tocante a renovaciones de pretorianos suyos como Sergio Ramos o Lucas Vázquez. Cuando regresó reclamó mayores poderes que los que tenía en su primera etapa, pero la hoja de ruta de la entidad parece discurrir ahora por otros derroteros. Resulta lógico por tanto que quiera monitorizar la disposición del club, intercambiar ideas que clarifiquen si están o no en sintonía y actuar en consecuencia. Inescrutable como ha sido siempre, tampoco es descartable que tenga la decisión de irse ya tomada y no haya marcha atrás posible.
Nuevo estandarte
La permanencia de Zidane en el banquillo podría ser una buena baza para dotar por fin al Real Madrid del referente ansiado desde la fuga de Cristiano Ronaldo: el francés Kylian Mbappé. El atacante del PSG le tuvo por uno de sus ídolos y el marsellés ha jugado un papel destacado en el cortejo que el club de Chamartín mantiene desde hace años hacia el extremo de Bondy. Pese a que el astro galo ha rechazado varias ofertas de renovación del contrato con la entidad parisina que expira en el verano del 2022, la operación es peliaguda y supondría un elevado desembolso económico que tendría que verse contrarrestado por la venta de futbolistas con los que no se cuenta pero que tienen difícil colocación en el mercado a causa de sus elevados salarios como Marcelo, Isco, Mariano o Bale, e incluso otros como Varane o Hazard por lo que se atienden propuestas siempre y cuando sean suculentas. Como en el caso de Sergio Ramos, Zidane aboga por la continuidad del central galo, pero su reticencia a renovar le pone en una rampa de salida en la que estarían alrededor de una docena de futbolistas sin contar cedidos.
Entre estos últimos, el regreso más factible es el de Martin Odegaard, pero el noruego no está dispuesto a volver a ser una mera comparsa. Reclamará un papel importante como el que tendrá el austríaco David Alaba, que en los próximos días será confirmado como la primera piedra dentro de esa reconstrucción que pasa también por dar mayor carrete a jóvenes apuestas del club como Valverde, Rodrygo o Vinicius, junto a la subida al primer equipo de canteranos que vienen haciendo ruido como Miguel Gutiérrez o Antonio Blanco.
Futuro en el aire
La venta de veteranos cuyo rendimiento declinó hace tiempo pero con salarios muy elevados que dificultan su salida, la colocación en el mercado de futbolistas con buen cartel a fin de hacer caja para acometer fichajes y las tortuosas negociaciones para las renovaciones de Sergio Ramos y Lucas Vázquez perfilan un verano agitadísimo en la casa blanca.
Zinedine Zidane
Pese a haber completado un año en blanco, su palmarés, ascendente sobre el vestuario y condición de mito le dan derecho a decidir su futuro.
Sergio Ramos
La cuestión más espinosa por lo que representa el capitán. El club le ofrece un año adicional pero quiere dos. Parece más cerca de irse que de quedarse.
Varane
Tiene contrato hasta junio del 2022, pero la directiva cree que no quiere renovar para irse gratis y le vendería si llega una oferta suculenta.
Marcelo
Sus malas prestaciones en las tres últimas temporadas le condenan, pero su alta ficha y su edad representan considerables hándicaps para que deje la plantilla.
Lucas Vázquez
Termina contrato el 30 de junio y sigue sin llegar a un acuerdo para prolongarlo, pese a que su gran temporada avala la continuidad del gallego.
Isco
El malagueño lleva tres temporadas con un papel residual, pero los siete millones de euros percibe son un obstáculo para su adiós. Lopetegui le quiere para el Sevilla.