El equipo nazarí toma ventaja en la final en un partido físico, lleno de errores y obliga a los lucenses a ganar el jueves en Lugo para forzar el desempate
12 jun 2021 . Actualizado a las 21:19 h.Había muchas esperanzas depositadas en este primer asalto de la final. El Río Breogán y su hinchada soñaban con asaltar la fortaleza nazarí y festejar juntos en el Pazo el ansiado regreso a la Liga ACB. Pero eso no será posible. El Covirán Granada lanzó por las borda las fantasías breoganistas con una victoria por 67-53 tras una batalla en la que el marcador habla por sí solo. La serie definitiva arrancó con un encuentro cerrado, lleno de errores, con muchos nervios y un conjunto lucense decepcionante tras el primer cuarto y obligado a ganar el jueves (20.30 horas) en Lugo para forzar el desempate.
El arma secreta de Epi dio un gran resultado al equipo celeste en el primer cuarto. La defensa zonal, más intensa cuando Lluís Costa o Bropleh recibían en su hábitat, asfixió al Granada mientras Sergi Quintela y Mindaugas Kacinas asumían la responsabilidad ofensiva y llevaban en volandas al Breo. El lucense y el lituano no se repartieron los 10 primeros puntos visitantes y fue Sollazo el que recogió el testigo en el tramo final para tratar de intimidar a los hombres de Pablo Pin, muy erráticos en los triples y con pocas posibilidades de sacar jugo al contraataque y las transiciones por el rigor defensivo de los visitantes.
La segunda manga no pudo comenzar mejor para los celestes. Iván Cruz estiraba la renta hasta los siete puntos (11-18) con un triple y Ahonen estrenó su cuenta desde los 6,75 poco después para mantener a raya a un Granada que iba ganando solvencia con el paso de los minutos y con Bropleh cada más inspirado. El exbreoganista empezaba a ganar protagonismo, generaba pánico en la zona del Breo en cada intervención y fue el principal artífice del estirón postrero que permitió a su equipo irse a los vestuarios con un renta inimaginable: 40-29. Casualidad o no, la explosión definitiva de Bropleh coincidió con el repentino hundimiento del Breo, que llegó al descanso con una cifra de pérdidas más que preocupante (10) y con Aboubacar en el banquillo con tres faltas personales en su cuenta.
El intercambio de errores continuó en la reanudación del partido. Encestar era un martirio, sobre todo para un Río Breogán con todos sus primeros espadas con el brazo encogido o en el banquillo. La garra de Israel Gutiérrez y Mateo Díaz, que aparecieron en cancha en la tercera manga, bastó a los lucenses para mantener el tipo y demorar una muerte que se veía venir. El dominio en el rebote ya era cosa del Granada y Christian Díaz, otro antiguo jugador del Breo, compensó el apagón de Bropleh con siete puntos consecutivos en el tramo final que dejaban bien despejado el camino hacia la victoria: 53-43.
Gutiérrez era el único breoganista que mantenía la fe. El pívot mexicano se dejaba el alma en cada rechace y se pegaba con todos los hombres altos de los nazaríes para encontrar una buena posición de tiro. El Breogán todavía respiraba en el ecuador del último acto (55-47), pero una antideportiva de Ahonen y el triple de Lluís Costa a continuación convertían la remontada en una utopía. Lo intentaron los hombres que forman la columna vertebral, pero con el entusiasmo justo en la mayoría de los casos y todavía con menos ideas.
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