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Alberto Corbacho y Mario Cabanas, jugadores del CB Culleredo: acabar en paz con el baloncesto

DEPORTES

Marcos Míguez

Fueron estrellas de la ACB y han encontrado en un club de EBA que lucha por evitar el descenso su manera de volver a disfrutar en la cancha

04 mar 2022 . Actualizado a las 17:50 h.

Esta es una de esas historias en las que los protagonistas acaban apelando al corazón para vivir un momento único. El amor al baloncesto es lo que late de fondo. Mario Cabanas (A Coruña, 1985) y Alberto Corbacho (Palma de Mallorca, 1984), han decidido darle una última oportunidad al deporte que adoran. Llegaron lejos en la ACB, pero disfrutan con las distancias cortas de la EBA en el CB Culleredo.

Mario Cabanas atesora una inmensa experiencia en la LEB Oro y Plata, pero en las filas del Cajasol de Sevilla disputó una final de Eurocup, una Copa del Rey y un play off por la ACB. «Acabé en el Culleredo, recién ascendido a EBA, por un cúmulo de circunstancias», resume. En su último año en LEB jugó en tres equipos, su pareja regresó de Viena, donde trabajaba y las ofertas no le colmaron. «Después de tanto esfuerzo pones encima de la mesa otras cosas, cuando antes quizás tirabas para adelante. Quería dejar atrás esa rabia final, de preguntarme por qué, si después de tanto esfuerzo no merece uno acabar mal, quería cerrar bien, estar en paz con el baloncesto», explica. De eso hace ya cinco años.

Formó una familia. Se tomó un respiro durante la pandemia por su hijo pequeño. «Pero ya quería volver», reconoce. «Cuando llegué fue un cambio enorme en el nivel, la exigencia mental. Los chavales no son profesionales. Yo llegaba a casa frustrado, mi mujer me tranquilizaba. Cuando me limpié, empecé a divertirme con ellos. La conexión con el entrenador, Luis Fraga, es positiva. En profesionales, a veces ya ni hablas por miedo. No se te puede olvidar disfrutar», analiza.

El coruñés mantuvo el contacto con Corbacho cuando el balear anunció su retirada. «Avisa cuando vengas a Galicia», le dije. «Y un buen día me pregunta: ‘¿Cuándo entrenamos?’ Hablo con Luis y luego empiezo a convencer a Corbi, que decía: ‘Jugar, ya veremos’. Y yo: ‘Venga, aunque sea los de casa. Vamos a dar los últimos bailes’», relata. «Yo sabía que al ver el balón de cerca le iba a picar, que tenía ganas. Cuando estás en la rueda, no te das cuenta de la exigencia militar, pero cuando sales te sorprendes... y lo que queda es el baloncesto, la pelota, los chavales», concluye.

Alberto Corbacho arrancó con Rudy Fernández en Palma, pasó por la LEB Plata y durante años fue el mayor especialista de la ACB en lanzamientos de tres. Referente en el Obradoiro, jugó una Final Four de Euroliga con el Baskonia. Al confesionario: «Yo quería hacer algo aeróbico, un poco de ejercicio, más allá del pádel o el gimnasio. No era mi idea, pero pensé que si iba a entrenarme, ¿por qué no a los partidos?», avanza. «Me falta el aire. Volver a la rutina cuesta, me faltan piernas. Al final, estas cosas tienen sus nervios, pero cada día me siento mejor», explica, mientras no cierra la puerta a continuar: «Veremos; quizás lo intento o abandono para siempre. Pero esto no fue un regreso, sino jugar con amigos por diversión».

«Ya había jugado en estas categorías, pero en otras circunstancias. Con el Unicaja, yo tenía 18 años y toda la energía. Creo que metí más de 120 triples en poco más de veinte partidos. En el Culleredo es otra historia. Cada partido es una batalla, aunque a nivel de baloncesto no sean tan buenos, son muy entretenidos y ajustados. No me voy a volver loco, pero el baloncesto es lo que me gusta y no descarto ni entrenar a los chavales», añade.

Luis Fraga, su entrenador: «Ellos nos ponen en el disparadero»

El entrenador, y director técnico del club, Luis Fraga, agradece el impulso que Cabanas y Corbacho le dan al club («Trabajamos con doscientos y pico niños, pero ellos dos tienen tirón, nos ponen en el disparadero», dice), aunque matiza: «Los que nos tienen que salvar son los que llevan todo el año». «Corbacho mejora a sus compañeros, no hay duda, por sus asistencias, velocidad de pase y reacción..., tiene clase y categoría por encima de la EBA y se nota, pero aún no está al nivel que quiere estar, no es la panacea de un día para otro» , añade.

«Mario Cabanas quería estar aquí, no seguir de trotamundos. Formó una familia. Es muy positivo a todos los niveles. Cuando más lo notas es cuando no está», describe.

Al mismo tiempo, destaca: «Lo mejor es que junto a ellos juegan chicos que son júniores, como los hermanos Añón, que nacieron en el club».

«Este año la Liga es un esperpento federativo. De 16 equipos descienden seis más los arrastres. En estos momentos, son siete, por el Salamanca, y todos nos encontramos con una victoria de diferencia, salvo los dos últimos, que están desahuciados», zanja.